Bueno, algunas aclaraciones. Édith Piaf era una cantante francesa, y no es la primera vez que la menciono en un fic. En el fic En lo profundo, cuando Billie escribió la historia de Cassandra y Helena, estaba escuchando La foule, así que básicamente hizo un songfic de esa canción. Aquí otra vez la menciono, porque la amo <3.
También menciono a Placebo, y su cantante Brian Molko.
Tom está cambiando... ¿les gusta? No tengo beta así que si tiene errores lo siento.
Sobre el apellido de soltera de Simone, es una broma secreta. Su apellido es un apodo que le dan a las personas con cuello largo, como de avestruz. El segundo apellido de Bill es ese, y bueno, él tiene un cuello largo. Qué troll soy por Merlín, equisdeequisde. En fin ahora pueden leer. Y no olviden comentar, porque vivo a base de comentarios.
AVISO A LAS LECTORAS: Hay un concurso, en el que cualquiera puede participar. Se trata de hacer un oneshot/viñeta/drabble de Once o Catorce, con temática libre. Pero claro, los personajes son míos, solo se los presto. El premio es un Fuera de tiempo, del que ustedes dirán de qué querrán que hable y pues será un sueño ojo, sin embargo, igual será escrito adecuándolo con la trama. Si quieren apuntarse, vayan a la pestaña de Contactos y enviénme un inbox a mi facebook o a mi página en facebook.
Capítulo
7: Despertar
Tom estaba soñando como hombres se friccionaban aún con
la ropa puesta, y no era una imagen agradable. Porque terminaban chocándose a
veces demasiado brusco o una parte de su ropa se enganchaba con la otra, sin
contar que los cabellos se enredaban. ¿Cómo eso podría considerarse algo bueno?
Se levantó confuso al notar que su cama estaba dura. Luego notó que estaba en
su bolsa de dormir. Buscó a Bill con la mirada y no lo encontró.
Bostezó y pensó en despertarse del todo. Hasta que
oyó la razón por la cual se había levantado.
Era como un sonido molesto. Como si estuviesen
matando a un pollo, una vez tuvo que oír eso cuando era pequeño y visitaron a
su abuelo. Era como una jodida banshee de las que hablaban en los libros de
Harry Potter, como si alguien estuviese hablando en sirenio. Como alguien
agonizando. Hizo una mueca y escuchó atentamente, eso no era alemán, la r
parecía que estaba saliendo de una gárgara.
¿Qué demonios era eso?
Y entonces entendió. Era Bill, Bill estaba bañándose
y haciendo ese ruido infernal. Estaba… cantando.
Tom comenzó a reírse sujetándose el vientre. ¿Qué
mierda cantaba Bill?
—¡Bill, ¿qué cantas?! —preguntó Tom en un grito para
que se escuchara su voz por encima de la ducha.
Tom oyó claramente cómo el agua dejaba de correr, al
parecer movimientos bruscos y presurosos se llevaban a cabo dentro de su baño y
luego un Bill en toalla con los ojos saltones abría la puerta.
Y si Tom se calló en ese instante, no fue por la
sucesión de improperios que soltó Bill, hablando de no sé qué mujer, sino
porque no podía conectar las sílabas para formar una palabra. No era la primera
vez que veía a Bill así, recordaba claramente la vez en que ambos se bañaron en
el lago, pero… la imagen de Bill mojado con gotas cayendo traviesamente por su
pecho, sus pezones, por sus brazos, sus piernas, su vientre marcado, a
pesar de los moratones que tenía, incluso hacía que sus mejillas se sonrojaran.
Y ese jodido tatuaje. Se lo estaba co…
¿se lo estaba comiendo con la mirada en serio? ¿Qué mierda era eso?
Tom volteó
a otro lado y apuñuscó el borde de su bolsa para dormir.
—¿Y esa mujer canta tan horrible? —soltó con voz
temblorosa. No se dio cuenta cuando Bill lo miró extrañado y luego ofendido.
—¿No has escuchado lo que acabo de decirte? ¡Cómo te
atreves! ¡Édith Piaf fue una diosa! Solo que mi francés es malo, sí, y bueno,
no tengo la resistencia de ella. Pero por ella canto en mi mal francés, por
ella y por Brian Molko, que obvio habrás oído a Placebo, ¿no? —cuestionó Bill,
ajeno de los debates internos que tenía Once.
—No —titubeó.
—Sigues con un pésimo gusto musical, Once. No me
importa que Brian Molko no sea mujer, yo le hago un hijo. Joder, ese tío canta…
pff no puedo describirlo —farfulló Bill. Tom frunció el ceño y volvió a verlo—.
¿Qué?
—Eso, qué.
—¿Qué de qué? —interrogó confundido Bill, mientras
se metía un dedo a la oreja y lo movía para quitarse el agua y un poco de
jabón.
A Tom dejó de importarle la incomodidad que sentía y
se centró en el rostro del moreno y se cruzó de brazos.
—Tú que no sé qué te traes con ese cantante.
Bill lo miró esperando a que dijera algo más, y
cuando no lo hizo se carcajeó en su cara. —Espera, ¿en serio? ¿Me estás celando
con un tío que nunca he conocido en persona y que probablemente nunca conoceré?
—musitó Bill tratando de contenerse la risa, pero fallando en el intento.
Tom se sonrojó de nuevo.
—No, eso no quise decir…
—Ajá —mencionó incrédulo, afianzándose la toalla a
la cadera y luego saltando sobre Once para atacarlo a besos—. ¡Celoso, celoso!
—molestó.
Tom estaba riéndose porque los besos que le daba
Bill por todo el rostro y el cuello le daban cosquillas.
—¡Me estás mojando! ¡Bill, para! —pidió Tom
intentando defenderse del asalto de su enérgico novio, sin embargo, el mayor
tenía más fuerza así que solo consiguió poner los labios para cuando Bill
finalmente lo besó ahí, ya esta vez tomándose su tiempo en vez de darle besos
mariposas.
Tom sentía que su corazón iba a salirse de su pecho,
podía sentir aún por sobre la tela de su ropa, la piel tibia, fibrosa y húmeda de Bill rozándole una y otra
vez, suavemente mientras sus labios eran besados con dulzura. Algo se calentó
en su vientre cuando Bill se separó de él y lo miró sonriente.
—Solo quiero estar contigo, mocoso celoso, solo contigo —le susurró
Bill muy cerca de sus labios. Algo en los ojos de Bill le dio la sensación de
que hablaba muy en serio—. Eres lo único que me queda.
La calentura de Tom nuevamente bajó al recordar lo
que pasó ayer. Quiso decir algo pero Bill le puso un dedo sobre la boca.
—Trata de hablar con mis dedos metidos en tu boca
—murmuró Bill en un tono fingido de amenaza, para luego reírse. Tom a pesar de
que recordaba a la perfección esa frase que le dijo Bill hace años para que no
gritara, en esta ocasión la idea de tener los dedos de Bill ahí le hizo sentir
extraño, como si… le gustara la idea.
—Inténtalo si puedes —dijo Tom. En realidad no lo
pensó mucho antes de decirlo, y lo que consiguió fue que Bill lo mirase
extrañado y luego bufara.
—Podría hacerlo, pero creo que eso era más común
cuando tenía dieciséis años. En ese momento en serio ibas a gritar. Tenía que
espantarte, ahora si hablas solo yo te escucharía. A menos que gritases lo
suficiente como para que tu señora madre venga. Dudo que le gustaría
encontrarme en toalla —farfulló y luego se rió. Tom lo imitó forzosamente,
queriendo que la idea se le hiciera así para él, en vez de que le gustara el
verlo en toalla—. ¿Qué sentido tendría que babearas mis dedos? ¿Quieres tener
algo en la boca?
Tom casi gimió. El recuerdo de la charla con su
madre entró en su cabeza de nuevo, la conversación sobre el sexo oral. Los
dedos alargados de Bill en su boca era como si estuviera…
—Mamada —susurró Tom con la voz casi estrangulada.
El rubio miró espantado a su novio pero Bill al parecer no lo había escuchado
porque se sentó y tosió.
—El baño está libre, solo dame mi ropa antes de que
entres —comentó casualmente mientras se cruzaba de brazos y miraba el techo.
Tom asintió, entró al baño, le dejó su ropa en sus
manos, tomó la suya de sus cajones y no salió dentro de varios minutos.
…
¿Qué Bill no había escuchado? Una mierda. Claro que
había escuchado. Se ganó con el gemido que soltó Once y luego la palabra que
dijo, por eso se movió como si tuviera un resorte. Acarició el puente de su
nariz y cerró los ojos soltando aire por la nariz. Debía vestirse, debía irse,
joder, ¡debía huir de Once! La última vez que escuchó en la boca de alguien la
palabra “mamada”, esa tía que se lo dijo terminó haciéndole una que pareció que
le hubiera chupado el alma. Claro, que luego él tuvo que hacer lo suyo para
poder dormir en su casa.
En definitiva no le gustaba dar sexo oral a las
tías. Ni a los tíos, dicho sea de paso. Pero menos a las tías, demasiada
lengua, líquidos y… en fin, sí, le gustaba follarse tías, sin embargo, el sexo
oral a ellas no, preferiría que ella se la mamasen a él.
El punto era que Once no podía chupársela. No que no
podía, o que le disgustara la idea, el problema era lo mucho que le agradaba el
solo pensarlo.
Y eso era malo, muy malo.
…
La mujer escuchó el sonido del timbre y se tambaleó
hasta llegar a la puerta, la cual abrió despacio. Notó al hombre frente a ella
y empalideció. Se abrazó a sí misma y se puso a llorar.
—Estás hecha un desastre, Simone —bramó para
empujarla sin cuidado y entrar a la casa, cerrándola tras de sí—. Encontré a tu
hijo.
La pelirroja en medio de su bruma alcohólica dejó de
temblar y pareció como si recuperara la sobriedad.
—¿Bill? ¿Viste a Bill? ¿DÓNDE ESTÁ? —le gritó con
los ojos idénticos a los de su unigénito abiertos de par en par.
La mirada amenazante que recibió no la afectó. —Ese
maldito muchacho está haciendo las mismas estupideces de siempre. Corromper
menores, y ahora es marica. ¡Y PUÑETERO MARICA MUERDEALMOHADAS! Al menos tiene
cuerpo de hombre ahora y sin tantos aretes en su cara, pero es un maricón. Un
puto. Un puñal. ¿Y sabes por qué? Porque tú lo criaste así —sentenció mientras
se sentaba en el mueble, haciéndose espacio entre botellas y cosas rotas que no
se podía discernir lo que eran originalmente.
Pero la fémina no cabía en su emoción, estaba
llorando de alegría. Bill estaba vivo, no importara lo que dijera Gordon sobre
él, nunca más le haría caso a ese hombre que tanto tiempo la maltrató. Lo que
ahora contaba es que buscaría la manera de encontrar a su hijo.
—¿Dónde lo viste, Kaulitz? —preguntó Simone con una
voz que solo se denotaría que estaba ebria por el olor de su aliento mas no por
su sonido.
Gordon frunció el ceño.
—No me llamas así desde que nos conocimos, Simone.
¿Volveremos a los apellidos?
—Respóndeme.
—Háblame bonito. —Algo en la voz de Gordon hizo que
una parte de ella sintiera miedo. Pero la otra parte le decía que no debía
sentirlo. Por lo que tomó una botella vacía y la rompió contra la pared.
Haciendo que Gordon diese un respingo—. ¿Qué demonios te pasa? ¿Estás demente? Strauß, si
prefieres que te llame por tu jodido apellido ahí está Strauß. Pero
baja esa maldita botella.
Los ojos de Simone se inyectaron con sangre. Soltó
el aire contenido por la nariz y un estremecimiento ansioso la atacó.
—No lo haré hasta que me digas dónde está Bill
—musitó con una expresión ida. Los años de maltrato físico y psicológico
sistemático. Recordaba que cuando estaba embarazada Gordon le había pegado sin
importarle su abultado vientre y que fuese su primogénito el que llevase ahí,
solo porque él no encontraba su reloj y la culpaba a ella. Cuando la golpeaba
sin importarle que un pequeño Bill de tres años estuviese viendo la escena con
los orbes llorosos—. He soportado mucho tiempo de tus porquerías, Kaulitz. Pero
ahora no lo haré, si piensas que te tengo miedo estás muy equivocado, haré que
esto se meta en su brazo o cualquier parte que roce. Solo quiero que me digas
dónde está Bill.
—Lo vi cerca de la casa de Zimmerman, el amigo de tu tía la que murió.
Ese anciano —respondió Gordon y se levantó.
—No te me acerques. Te lo advierto, Kaulitz. No me
temblará el pulso —amenazó Simone. Gordon chasqueó la lengua y se dirigió a la
puerta para abrirla y salirse dándole un azote. Él no estaba de ánimo para
soportar con esa mujer que parecía estar loca como una cabra, igual de
impulsiva que su jodido hijo marica.
…
Pese al discurrir de sus pensamientos, Bill no se
fue apenas se terminó de cambiar. Sino que se quedó sentado mirando con fijeza
al ordenador apagado de Tom. Preguntándose qué mierda iba a hacer, sintiéndose
en parte estúpido porque él había accedido sin notarlo a ese tipo de cosas al
tener una relación con Once, pero…
Otra persona en su situación probablemente no se lo
pensaría tanto. Bill sí, porque Once era especial. Había follado con tías y
tíos, y la idea de hacer algo sexual irremisiblemente hacía que pensase en las
personas con las que se había acostado. Eso sería arruinar el momento, Once
merecía tener su primera vez con alguien que no tuviese su jodido historial.
Arrugó el
entrecejo ante la idea, ¿se imaginaba a su
Once acostándose con alguien más? La sola idea conseguía que le hirviese la
sangre. Si lo veía con alguien, tomándole la mano siquiera, besándole en la
mejilla, Bill sentía que explotaría no quería ni pensar en lo que pasaría si en
verdad sucediese algo como eso.
“¿Con
qué cara piensas eso, pedazo de escoria?”
Bill apretó los puños ante ese pensamiento, ese tipo
de ideas eran las que lo asolaban en la escuela militar y luego al estar fuera
de ella. No obstante, la mayoría de veces esa voz tenía razón, por más que no
lo dijese de la mejor forma. Él no era nadie para ponerse celoso de Once, o
de cualquier persona. Era algo muy parecido a una puta. Aunque ahora no se
acostase con nadie, y estuviese pagándose su propio piso, esa molesta voz, y él
mismo, seguiría pensando que era muy poca cosa, que no tendría la moral para decirle
nada a Once.
Como si lo hubiese llamado, Once eligió ese momento
para salir del baño vestido y con una sonrisa reluciente en sus labios, a la
que Bill no evitó corresponder. Once lo quería, a él, pudiendo elegir a alguien
más, al mismísimo rubito ese que tantas ganas le tenía, pero no, lo había
elegido a él.
“Con
la cara que Once me hace poner cuando me dice novio o me besa”.
Le respondió a esa voz casi sin notarlo y abrazó a
Tom. Si su Once lo había escogido de entre muchos, Bill no iría a refutarle.
Haría que se sintiese especial, único y en su momento permitiría que las cosas
subiesen de volumen, por ahora no.
…
Anémona mordía su tostada y evitaba mirar a
cualquier lado ajeno a su periódico.
—Cómete tus huevos, Tom. Se van a enfriar —farfulló
Anémona sin ver a su hijo. Tom rodó los ojos y dejó de juguetear con el tenedor
y se lo metió a la boca. Observó a Bill y le señaló su desayuno, instándolo a que
también comiese.
Bill alternaba la mirada de Tom, a la mujer. Si
seguía así se iba a reír.
Cuando bajó las escaleras esperó que la madre de
Once no estuviera ahí, pero para su desgracia sí estuvo presente cuando Once se
puso de puntillas y le dio un beso perezoso, el cual él no correspondió al
notar la boca fruncida y los ojos marrones que parecían querer matarlo.
Contrario a lo que pensó, dado la experiencia con su madre, de que esta iría y
le daría una cachetada, ella simplemente carraspeó, haciendo que Once se
alejara de Bill como si lo repeliese y le soltara un “Hola má” a la rubia.
Bill le saludó con cortesía. A pesar de que su yo
interno decía un “nah, no saludes a la vieja. Deja que se amargue más”, si
hubiera tenido dieciséis años, habría hecho caso, consiguiéndose más problemas.
Aparte la mamá de Once no estaba mal, por más cara agria que pusiera y que se
notaba que eran de esas mujeres conservadoras que con oír “pene” se
escandalizaban, era muy guapa, comprendió porqué Once era así.
Para su sorpresa, Anémona le correspondió al saludo
y le preguntó si se sentía bien. Sintió las ganas de chasquear la lengua al
recordar el resto de la historia que le dijo Once. Su padre salía con ella. Así
que Anémona debía sentirse culpable porque su padre lo hubiese golpeado.
Respondió que sí se sentía bien, no tenía que especificar que en realidad
ciertas partes le dolían, él podía ser de todo menos un quejica.
Pero el mutismo había vuelto, siendo obvio que había
una tensión en el aire que podría ser cortada con un cuchillo. Sin embargo, a
Bill le resultaba chistoso. Estar desayunando con la mamá de su novio, y este
presente también. Apreciaba el gesto de Anémona al hacer faltar a su hijo por
el incidente. Se preguntaba si ella querría seguir saliendo con el demente de
su progenitor.
Miró hacia su bol y notó que las hojuelas estaban
todas aplastadas por haber absorbido mucha leche. Siguió comiendo.
En serio, era subreal esa jodida escena.
Entonces recordó que más tarde tendría que cuidar a
los hijos de Dunja.
—Discúlpeme señora, ¿le permitiría a On-Tom que me
acompañase a mi trabajo hoy? —cuestionó
Bill, notando lo extraño que hubiese sido llamar a Tom por su apodo frente a su
mamá, sin contar las preguntas alusivas al por qué de su origen.
Anémona arqueó una ceja y lo miró.
—¿Trabajaba usted?
Esa pregunta hizo que Bill se metiese una cuchara
con cereales y leche a la boca. Iba a responderle de mala forma, oh sí, no por
nada había sido un chico problemas en la escuela. Debía controlarse, se
recordaba a sí mismo, por lo que se mordió la lengua antes de hablar.
—Sí, señora. Trabajo —respondió intentando sonar
gentil. El pavor que mostraba el rostro de Once solo significaba que al parecer
debía practicar su expresión facial porque decía todo lo contrario, por lo que
pudo ver en los ojos del menor.
—¿En qué? Mi hijo es alérgico a muchas cosas, y por
eso debo saber si el ambiente en que estará…
—Mamáa —se quejó Once. Bill se cubrió la boca.
Aguantando las ganas de reír y decirle unas cuantas cosas a la mujer.
Anémona miró a su hijo y este se abstuvo de decir
más.
—Cuido niños, señora. Dudo que en casa de esos
pequeños haya algo que pueda lastimar a Tom —mencionó mientras tragaba un poco
más del engrudo que era su desayuno ahora.
—¿Y solo estarán ustedes dos? —interrogó la rubia,
Bill notó la indirecta.
—No, hay otros dos niños más, los que cuido. Verá
usted, madame, no puedo hacer otra más que cuidarlos estando ahí. Son muy
pequeños y en un descuido podrían meterse en problemas, arriesgándose y
provocando mi despido. Así que no tiene de qué preocuparse. Tom y su virginidad
estarán a buen resguardo en presencia de esas criaturas —masculló Bill como
quien no quiere la cosa.
Pero apenas habló de Tom y su virginidad, este
escupió el zumo de naranja que estaba tomando hasta por la nariz y la taza de
té que tenía Anémona en la mano cayó haciéndose añicos.
—¿Me permite? —pidió Bill cortésmente mientras
tomaba el periódico dejado de lado sobre las tostadas.
Bill estuvo leyendo muy tranquilo, Tom se fue
corriendo al baño y Anémona se levantó de la mesa con un “gracias”, limpiando el
desastre y luego retirándose dramáticamente.
En definitiva, Bill podría habituarse a esos
desayunos.
…
Lilith estaba molestando a su hermano. Bill los miró
divertido.
—Lily, deja de hurgarle la nariz, eso no hacen las
niñas —farfulló Once, regañándole. Bill se carcajeó—. ¿Qué pasa?
—No lo diré, hay niños presentes —respondió Bill sujetándose el estómago por la risa. Once se sentó a su lado y acercó a su rostro.
—Dilo en voz baja pero ya, me desesperas con tanta risa —arguyó Once riéndose también, era contagioso.
—Lo primero que pensé es que habías sonado muy marica así —susurró Bill en tono confidente. Recibió un codazo—. Luego noté que serías una buena mamá, “ohh, querida Magdalena Fiona María, debes comportarte como tu madre, ser una señorita de bien, no andar quitándole los mocos a tu hermano o acicalándolo” —chanceó Bill hablando con voz aguda y sentándose como si fuera una señora, Tom iba a quejarse pero luego se rió. Ver a Bill actuar como mujer era divertido.
—Es que ella es una dama, no puede comportarse igual que un chico.
—Tú te comportas como una y eres un chico —molestó Bill.
—Tú luces como una y también eres chico —contratacó Tom. Bill se rió y pensó que iba a besarlo pero se acercó a su oído.
—Algo en mis pantalones dice lo contrario.
Tom se sonrojó y sonrió nervioso. Pero luego pensó “qué
diablos” y miró a Bill con determinación. El moreno alzó una ceja, instándolo a
hablar.
—¿Debo intimidarme por eso? —respondió lo
suficientemente bajo para que escuchase Bill y los niños siguieran jalándose de
los cabellos.
—¿Quieres que sea intimidante, nene-con-once-años-recién-cumplidos? —cuestionó Bill con los ojos brillantes, para después relamerse los labios y sonando idéntico a cuando se habían conocido.
—Ya no tengo once años, Bill —dijo Tom con una sonrisa, sintiéndose nervioso por dentro pero decidido—. Algo en mis pantalones puede probártelo.
Después de decirlo, procesó lo que había dicho. Y quiso
cubrirse con una almohada, pero ya había hablado, ya Bill lo había oído y
estaba mirándolo divertido. Ok, algo le pasaba hoy. De repente las imágenes de
lo que le había dicho su madre rondaron su mente, y esta vez no se veían
extrañas, hasta tenían sentido.
Debía averiguar más.
Tom crece, Tom se achora', Tom se pone en plan intimidante y el que termina palteado es él, de todas formas parece que su cabeza se sobrepone a la otra XDDDDDDDDD
ResponderEliminarAy, cómo amo a esta pareja.
ASOFJKSDL ¿qué sucede? ¿por qué se acabó tan rápido? ;-----;
ResponderEliminarJoder joder joder joder!!!! xDDDD
ResponderEliminarAhh!! me muero, necesito agua fría LOL. Oh, me encanta esta nueva faceta de Once/Catorce/Tom xD, es simplemente genial, ya tiene un sabor más picante el asunto jaja.
Me reí mucho con lo de nene-con-once-años-recién-cumplidos xD, ternurita, se sentía grande diciendo eso jajaja.
Ahh!! ya no sé qué más decir, salvo que me gustó muchísimo, vaya que noto progreso en esta relación y crecimiento personal de ambos personajes. Me siento orgullosa de los dos ('= jajaaja.
Muchas gracias por la etiqueta <3
El que sigue!! xD
Besos y abrazos <3
Así que no tiene de qué preocuparse. Tom y su virginidad estarán a buen resguardo en presencia de esas criaturas —masculló Bill como quien no quiere la cosa.
ResponderEliminarMe mató XDD juro que me rei con esa parte XD hasta me imaginé a Billobear en un lenguaje decente y con traje elegante XDD y diciendo esas palabras XDD
Luego noté que serías una buena mamá, “ohh, querida Magdalena Fiona María, debes comportarte como tu madre, ser una señorita de bien, no andar quitándole los mocos a tu hermano o acicalándolo” —chanceó Bill hablando con voz aguda y sentándose como si fuera una señora
XD me mató tambien esta parte,el nombre me encantó XDDD me distes la idea,así le pondré a una de mis hijas XDD y yo que queria ponerle a una "Jennifer Natasha Juanita" XDDD joder,imaginé esa escena tom acá con tubitos en el pelo y con mantel gritando así XD
Me encantó,me gustó,me hechizo(?
espero con ansias el próximo :D
Saludos~ ñ_ñ
Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, iba a decir un montón de cosas pero las olvidé cuando seguí leyendo y ahora sólo puedo recordar que visualicé a Bill actuando como mujer y, jooooooooder xDDDD lo vi cruzando la pierna y en definitiva, este chico me encanta.
ResponderEliminar¡Ánimo, Once, muéstrale que ya no eres una nena! (?)
Nononon, me mataste de risa con la parte del desayuno :'D
ResponderEliminarasdfghjklasdfghjklasdfghjkl y y y me dejaste en suspensoooooooooooooo D: dasjkdjkdksjlads ¿por qué? asjkldjdjdks ya quiero ver que pasa e.e y me encanta la nueva manera en que Tom se empieza a comportar. Es tan sgjkshdjklshdjhdlas, no sé si fue mi imaginación o qué, pero creo que en la última parte Tom, medio se le insinuó a Bill (? asjkdkljkdasjklds hay no, que me da que me da...
Ya es un bebé grande :') y creo que cualquier momento le empezará a decir guarradas a Bill xD jajaja okno, pero si se le empezará a insinuar más (? :B
Coooooooooooooooomo sea, amé el capi :'D y y y amo tu fic ¿ya te lo había dicho? :3
Era como un avestruz, era Bill cantando xD Morí de risa con eso jajajajajajaj.
ResponderEliminarOk y Tomi se está desacatando lentamente. Bill quiere contenerse pero Once no le deja con los comentarios que suelta!
Y Anémona, no lo habrá echado de la casa solo por la culpa que siente. Igual al menos es mejor que Simone. Aunque creo que de las dos no hacemos una, Simone totalmente descuidada y Anémona demasiado sobre protectora u.u
Y Gordon, ese tipo no me da buena espina. Espero que no intente nada de acá en adelante :/
En fin, capítulo largo así que yo contenta :D
Gracias por la etiqueta en face ^^
Nos estamos hablando ;-)
Jodeeeeeeeer! Me matan como siempre. Amo a Once tan "retador"~
ResponderEliminarQue buen capi me he reído un montón y que bien que once este creciendo. Me encanta como provoca a Billin. Me encanta!!!
ResponderEliminar—Cuido niños, señora. Dudo que en casa de esos pequeños haya algo que pueda lastimar a Tom —mencionó mientras tragaba un poco más del engrudo que era su desayuno ahora.
ResponderEliminar—¿Y solo estarán ustedes dos? —interrogó la rubia, Bill notó la indirecta.
—No, hay otros dos niños más, los que cuido. Verá usted, madame, no puedo hacer otra más que cuidarlos estando ahí. Son muy pequeños y en un descuido podrían meterse en problemas, arriesgándose y provocando mi despido. Así que no tiene de qué preocuparse. Tom y su virginidad estarán a buen resguardo en presencia de esas criaturas —masculló Bill como quien no quiere la cosa.
ame con locura y pasion esta parte juro que lo ameeee
ese ToWi esta con todo quien lo viera tan catorce y ya piensa en frotarse hay papa ya se te antojo ...
aww me encanta el fic y tu humos raro como tu dices
pd ya son la 1:40 am y si dije pura estupidez es por ello.
duh espero capi prontitoooo byeeee
pd odio esa cosa de verificar si soy un robot