domingo, 18 de noviembre de 2012

Fanfic: Catorce. Capítulo 6: La charla.

Déjenme reírme un rato XDDDD. Ok ya. Me han dado mucha risa sus comentarios no saben. Creo que Luna ha sido la única que ha notado algo raro en el capítulo anterior. Espero que cuando lo vean no me maldigan porque yo puse un detalle que si lo notaban no hubieran tenido que pasar penurias.

Ok, sobre la terminología de este capítulo ahora la explico.

Tolkien: Es el autor de la saga El señor de los anillos. Por si acaso lo pongo.

Rowling: Es la autora de la saga Harry Potter.

Gollum: http://www.youtube.com/watch?v=Gk4Ntcq5uNg en inglés dice "My precious" pero lo tradujeron aquí como "mi tesssoro" con especial entonación en la s. Aquí hay un vídeo donde se aprecia eso http://www.youtube.com/watch?v=qW3Ft7w4p3Y pensé en ponerlo como originalmente sería, o sea "mi precioso" pero bah.

Los elfos según Tolkien. Orlando Bloom como elfo (Legolas). Y NO, LA AUTORA NO PIENSA QUE ORLANDO BLOOM ESTÁ BUENO, ella es demasiado gay como para pensarlo.

Los elfos según Rowling.

Midgard: La tierra. Así que midgardianos somos nosotros, los hombres.

Mjöllnir: El martillo que lleva Thor en su mano.

Thor y Loki: Me basé en el cómic para su apariencia física, y la relación entre ellos, más que en la mitología nórdica. Los únicos detalles resaltantes es que Bill tiene el pelo negro, Loki también, Tom es rubio y Thor también.

Los pairing: Lastimosamente no soy original. El pairing de Captain America y Ironman se llama Stony y si quieren leer uno vayan a Slasheaven. Y sí, el pairing de Loki y Thor también existe, se llama Thorki.

Este capítulo va dedicado a Mishelle, más vale que comentes mierda o te puteo. Sé que te debo un thorki pero el que espera obtiene su recompensa. Te quiero Tom marica <3.


Capítulo 6: La charla

—Hey, hey, era broma, sí me acuerdo de ti, Once —dijo Bill como él solo y Tom enrojeció para luego lanzarse sobre él e intentar darle golpecitos en su pecho—. Woah, woah, aún duele. —Tom se detuvo avergonzado.
—Lo siento, lo siento, lo siento —repitió asustado alejándose de Bill, este lo sujetó y apretó contra sí.
—Te dije que no me golpearas no que te alejaras —susurró Bill.

Tom notó la situación en donde él estaba sobre Bill y estaban juntos, muy juntos. Tragó saliva.

La expresión de Bill se endureció.

—¿Ya se fue? —interrogó. Tom sabía que hablaba de Gordon.
—Mi mamá lo amenazó con que lo denunciaría si no se iba —respondió Tom con voz queda. Bill miró a un costado y chasqueó la lengua.

—Yo no lo hubiera denunciado precisamente. En la tan afamada escuela militar donde me metió él y… mi madre, nos enseñaron a arreglar las cosas de otra manera, una mucho más divertida, si me preguntas —comentó con un tinte oscuro en sus ojos—. Y si no reaccioné de esa forma primero fue porque me cogió con la guardia baja pero no se volverá a repetir.

Tom tragó saliva de nuevo, pero en esta ocasión por una razón distinta a la anterior. Bill daba miedo. El moreno volvió a mirarlo y al parecer entrevió lo que estos observaban por lo que su mirada se suavizó.

—No me gusta que me pongas esa cara, eh, yo… nunca te haría daño —farfulló Bill. Tom asintió y le dio un beso en la mandíbula, que era donde llegaba desde esa posición. Bill rió y se acomodó mejor para besarlo en los labios, de una forma tan suave que ponía nervioso a Tom, sin embargo, sabía que de esa forma Bill le transmitía que tanto no lo lastimaría.

Sus mejillas se acaloraron, así como otras partes de su cuerpo más privadas, y ambos se alejaron por aire. 

Tom sabía que si mantenía esa posición podría pasar por alguna situación incómoda ya tan conocida para él por culpa de sus hormonas alborotadas que le hacían sonrojarse hasta volverse idéntico a un tomate. 
Especialmente de noche, o precisamente, al despertar, que era cuando lo notaba. Odiada la pubertad.

Sonrió para restarle importancia y Bill le respondió el gesto. Era todo tan condenadamente íntimo y se preguntaba en qué momento sonaría el microondas para interrumpirlos como solía pasar.

—Y, se puede saber, ¿cómo es que aparecí en tu cuarto cuando es bien sabido que tu señora madre me debe estar odiando en estos momentos?
Tom bufó, pero se sintió agradecido porque fuera Bill quien rompiera el mutismo, y de paso, la magia que los envolvía en ese momento.
—Digamos que tuve una charla con ella, donde comprendió que eras mi… novio —le era extraño pronunciar esa palabra, aún más enfrente de Bill y refiriéndose a él—. Y después de lo que pasó, pues no le quedó otra más que traerte aquí.

Bill asintió y dejó caer su cabeza al suelo cerrando los ojos. Se sentía adolorido y cansado, aunque “agotado” lo describiría mejor, tanto física como mentalmente. Demasiados recuerdos, se dijo a sí mismo, demasiados y de los malos.

Lo único que lo tranquilizaba y mantenía con los pies en la tierra era el tener aferrado a Once contra sí. Su calor corporal, su aroma, su pequeño cuerpo le hacía estar en paz, era como si todo él estuviera a punto de romperse en mil pedazos pero Once lo mantenía unido. Probablemente en otras circunstancias, si Once no hubiera estado, habría corrido en búsqueda de un porro, o de unas cervezas para perder el conocimiento pero ahora no.

Es más, si por él fuera, se quedaría en esa posición hasta que sanasen sus heridas y tuviera las fuerzas suficientes para enfrentarse con su realidad. No obstante, tenía que atenerse a lo que le tocaba y eso era ir de regreso a casa de Gustav y quizá tener que darle alguna explicación, aunque lo dudaba bastante ya que su amigo era de las personas que al ver ese tipo de situaciones esperaba que uno hablase cuando se sintiera listo, y que le daba igual si uno no hablaba, y no por desinterés, sino para no incomodarlo. Si bien su padre no le había pegado antes sí había pasado por cosas similares, y que sus compañeros nunca se enteraban, excepto Gustav, que era quién aceptaba su tácita propuesta de ser su paño de lágrimas, aunque eso era básicamente soportar a Bill gritando improperios e incoherencias entre lágrimas para luego largarse y dejar a un Gustav de brazos cruzados.

Pensó que tal vez sí necesitaría comprarse unas cervezas para despejarse y poder adormilarse lo suficiente para tener una noche sin sueños, específicamente pesadillas. Pasó su mano por las rastas de Once y este se acomodó, aún sobre él, rozándole sin querer la entrepierna con su pierna. Y su mente creyó que quizá hacerse una paja tendría el mismo efecto que las cervezas, el de despejarlo y adormilarlo, sin una resaca, que era lo mejor. Con el extra de mantener calmado a su amigo que hacia un buen tiempo no recibía atención. Sí, sería buena idea, pero era mejor dejar de pensar en ella por ahora, en especial cuando tenía a Once encima suyo.

—Créeme que me encantaría quedarme pero…
—Entonces hazlo —interrumpió Tom. Bill tuvo que pestañear varias veces para asimilar lo que había escuchado y luego levantar la cabeza para verle la expresión—. Puedo decirle a mi mamá que estás muy mal y que sería imprudente dejarte ir en ese estado, dormirías en mi cama, yo en mi bolsa para dormir. Lo digo porque estás mal y eso, o sea no te dejaría dormir así en el suelo.
—Ah… yo-o —balbuceó Bill. Once le sonrió achinando los ojos de esa manera que aturdía a Bill y se levantó para salir de la habitación—. Por la puta madre —soltó como si hubiese contenido aquel insulto hasta casi asfixiarse.

No podría tomar. No podría hacerse una paja. Es más, no estaba seguro de poder dormir en un mismo cuarto con Once, encima de su cama, que seguramente estaba impregnada de su aroma.

Estaba jodido.


Anémona arqueaba la ceja en señal de incredulidad, sopesando si su hijo le había hecho una broma, dicho sea de paso de muy mal gusto, o si lo que hablaba era algo real. Tom no se reía y tenía su expresión seria, determinada, a la espera de lo que su madre tenía que decirle.

—Quiero entender lo que me estás diciendo. Porque quizá malinterpreté algo, o no lo oí bien, ¿acaso dijiste que… ese chico debería quedarse a dormir en tu habitación a sabiendas de que no solo es un muchacho cualquiera, sino también es tu… pareja? —Anémona no quería llamarlo “novio” y si bien sabía que quizá la palabra “pareja” implicaba algo más serio.

Tom la miró confuso y luego se enrojeció al entender lo que su madre insinuaba.

—¡Nosotros no hemos hecho nada de eso! —Se apresuró a contestar sin poder observarla—. Solo nos hemos besado y…y nada más. Nunca me ha tocado de esa forma, ni de ninguna otra y… y… y tampoco yo.
—¿Pero si te has tocado a ti mismo pensando en él, cierto? Cosa que probablemente haya hecho también tu pareja.

Tom parpadeó varias veces y creyó que estaba en un universo paralelo.

Para Anémona también era difícil hablarle de esa forma al que había creído era aún su niño, sin embargo, 
Tom le había demostrado que había madurado, así que tenía que decirle cosas que serían normal para un casi adolescente como él.

Tom siguió mirándola esperando que se despertara y que todo hubiese sido un sueño raro. Pero no, su mamá en serio le estaba insinuando que él… ni siquiera podía pensar en ello.

Había evitado esa clase en la escuela, la de educación sexual. No es que le gustara estar desinformado, sino que por cómo se comportaban sus compañeros sabía que era algo que no le gustaría saber. No obstante, el no haber ido a aquella lección no le aseguraba que no se enterase de lo que habían hablado, al menos no de todo, ya que sus compañeros no paraban de decir que era obvio que todos sabían lo que significaba masturbarse a su edad, las niñas probablemente no, pero los chicos sí, debido a que muchos de ellos ya lo habían hecho.

Masturbarse. Un mal día, cuando la curiosidad lo carcomía, se le ocurrió preguntarle a Andreas, y él primero pensó que era una broma, luego, al notar que Tom no se reía, se dio cuenta que no lo era. Y se lo explicó. Tom se traumatizó de por vida.

Ahora su madre decía que él lo había hecho pensando en Bill. Pensaba que se iría a desmayar de un instante a otro, y no porque fuese un mariquita, como le decían a veces, ¡por supuesto que él no lo era! Solo que… 
Dios, masturbarse era asqueroso. Y también decía que Bill lo había hecho… pensando en él. No podía ser cierto.

Aunque. Frunció el ceño. Bill ya se había acostado con hombres, ¿qué significaba eso? El masturbarse tenía que ver con sexo, ¿no? Y, ¿cómo tenían sexo los hombres? Andreas nunca se lo había dicho,  y Tom no se lo había preguntado porque no estaba seguro que su amigo hubiese tenido o no relaciones. A pesar de que Andreas siempre le contaba cómo le hacían prácticamente una traquetomía con la lengua y le tocaban los muslos o el trasero en aquel momento.

Las chicas tenían algo entre sus piernas, y era evidente que por ahí los hombres ponían su pene. Ugh, él de verdad no quería pensar en ello. Pero entonces, ¿cómo los hombres tenían sexo con otros hombres? Tom tendría que buscar en internet un día que su madre no estuviese en casa. Con esa determinación frunció la boca.

—No, mamá. Yo nunca he hecho eso, y probablemente nunca lo haga, es… horrible —dictaminó Tom. Se atrevió a mirar a su mamá y esta estaba aguantándose la carcajada.

—Mi hijo, pensé que estabas al tanto de lo que significaba ser gay para un hombre. De verdad que no pensé en ser yo la que te explicaría la mecánica de esto, sin embargo, podría ayudar a que te des cuenta que lo que tú crees que es tu pareja en realidad solo es un amiguito, y que a ti te gustan las mujeres —barbotó 
Anémona muy segura de sí misma mientras observaba a su retoño. La idea de hablarle sobre el sexo gay a un chico que aborrecía la masturbación era muy prometedora, quizá asustaría a su hijo pero le podría quitar esa idea de que le gustaban los hombres.

»Verás, Tomi, cuando un hombre sabe que es gay, lo sabe no solo porque un día se despertó con la idea de serlo, sino porque le gustan los hombres, y que le gusten implica todo, es decir, que está dispuesto a acostarse con un hombre al hallar atractivo el cuerpo de uno. —Tom recordó cuando le pareció llamativo los músculos formados de Bill al verlo de nuevo—. Entonces, el sexo se puede dar de diferentes formas, una de ellas es compartiendo la masturbación. —Anémona comenzaría con eso para ver si su hijo se rendía a la primera y así no tendría que explicarle las otras formas, sin embargo, Tom permaneció con una expresión ilegible—. Eso podría ser que cada uno se masturbe en un mismo espacio con el otro, o que uno masturbe al otro. —Anémona hizo una pausa y al no recibir respuesta prosiguió—. También está la fricción, es decir, cuando un hombre se… soba contra otro, haciendo chocar sus miembros. —Tom no respondía, Anémona suspiró mentalmente, en verdad no quería asustarlo tanto pero si era necesario lo haría—. La otra forma es parecida al sexo heterosexual, ya que incluye una penetración pero una muy distinta, que es el sexo anal. Es decir, un hombre penetra al otro por… el ano. ¡Ah! Y las felaciones, donde uno eh, le hace sexo oral a la otra persona.
—Gracias por informarme de todo, mamá. Pero dudo que Bill tenga las fuerzas y la resistencia para hacer alguna de esas actividades —soltó resuelto. Anémona lo escrutó con la mirada pero seguía con aquella expresión inescrutable. Se mordió el labio, de seguro algún temor le habría dado, al menos como para que no desease hacerlo, aunque no lo suficiente como para que se dé cuenta que no era gay.

—Está bien, pero que mañana se vaya —aceptó. Tom asintió y se retiró.

Apenas estuvo en resguardo suficiente como para que su madre no lo viera puso un rostro espantado. ¿En serio todo eso era el sexo gay? ¿Y por qué harían esas cosas? ¿Por qué se masturbaban? ¿Por qué se sobaban? ¿Por qué se lamían sus… cosas? Aunque tenía que admitir, que eso sí sabía por ser un común insulto entre sus compañeros. ¡¿Por qué se metían sus cosas por ahí?!

Él se levantaba a veces todo pegajoso y con los calzoncillos sucios. Sabía que se había corrido. No recordaba qué había soñado, solo que se levantaba así, y avergonzado se ponía a lavar su ropa y cubrecama. Claro, se sentía relajado al despertar, pero no creía que simplemente uno aceptase tocarse su pene hasta que saliese esa cosa blanca de cuyo nombre no quería acordarse. El sexo era tonto, sin embargo, debía tener algo que le gustase a los adultos. Sino aquellos hombres no hubiesen ofrecido su casa por tener sexo con Bill. Frunció el ceño, no quería imaginarse a Bill en ninguna de esas situaciones que le había explicado su mamá, al menos no con alguien más…

¿Alguien más? ¿Acaso insinuaba que si se lo imaginaba haciendo eso con él sí sería algo más aceptable? Su rostro se coloreó. No, Tom no le encontraba sentido al sexo, y quizá cuando fuera adulto lo entendería y pudiera hacer algo así con Bill. Se sonrojó aún más. Debía dejar de pensar en aquello.

La cercanía de Bill, sus besos, el calor en sus mejillas. Se sentía bonito, chistoso. Como hormigas serpenteando por su bajo vientre. ¿Eso tenía que ver con el sexo? Era parecido a como se sentía a veces al despertar y se topaba con el pantalón alzado debido a que no había culminado, a veces se tocaba por encima y se sentía raro. Luego tomaba un baño.

Oh Dios, eso era.


Bill estaba tocando la guitarra, no la entonaba, solo la tocaba curioso, ya que sabía que era un inútil con cualquier instrumento musical.

Estaba inspeccionando el cuarto de Once, viendo admirado ciertas cosas, como los libros variados que tenía en un pequeño estante, a él en lo personal no le gustaba leer y se admiraba que a Once siendo tan joven le llamase la atención la lectura, el videojuego que tenía algo de polvo, la computadora con pegatinas de Ironman, Spiderman, Batman y Thor, terminaba frunciendo el ceño al imaginarse que a Loki le gustaría estar junto a su hermano, juraba por Odín que sí.

Se carcajeó ante su mala costumbre de encontrar el lado gay a cualquier historia. En su mente retorcida creyendo que Ironman podría tener una relación con el viejo Capitán América, y que la relación entre Thor y Loki no era precisamente fraternal. Negó con la cabeza, definitivamente estaba mal.

Hojeó uno de los libros al notar que era de El señor de los anillos. Bill no sabía que las películas estaban basadas en libros. Pero al notar que eran muchas letras terminaba suspirando y dejando el libro en su sitio. Tolkien podía esperar, o tal vez le preguntara a Once si los libros eran mejores que las películas.  

Once ingresó con el semblante algo pálido, Bill no se percató de ello al no voltear a verle y percatándose que tenía siete libros de Harry Potter, nunca había visto las películas pero no se imaginaba que fueran a ser tantos libros, se preguntaba si Once los había leído todos.

—Bill.
—Shshsh, déjame seguir viendo entre tus tessssoros, Once —chanceó—. Por cierto, el coso ese, ¿dice esa frase en los libros?
—¿Ah?
—¿Legolas está tan bueno como Orlando Bloom?

Un elfo, Legolas era un elfo, como eran los elfos según Tolkien, que variaban mucho de cómo los visualizaba Rowling. Hablaba de El señor de los anillos, la trilogía, sus libros. Se vio tentado a rodar los ojos. Cuando Bill se comportaba de esa forma, como si fuera un crío, ya se sentía más seguro. Ellos tardarían mucho en tener sexo, ya podía aseverarlo.

—¿Por qué no das una hojeada y lo averiguas por ti mismo? —Bill frunció su nariz en un gesto que le hizo sonreír.
—Nah, me da paja leer tanto. Por cierto, ¿te has leído todos estos libros de Harry Potter? Son muchos.
—Sí, pero cuando lo comienzas a leer ya no puedes detenerte, y son, por mucho, mejores que las películas —masculló Once sacando la bolsa de dormir de su ropero.
—No vi las películas, y en definitiva no leeré los libros —aseguró Bill mientras se sentaba en la cama.
—Mi mamá me acostumbró a leer desde pequeño, supongo que por eso no me es tan raro leer mucho, en especial cuando no tengo ganas de jugar o de tocar la guitarra —explicó Tom.
—¿Y para qué tienes la computadora? ¿O acaso te aburres en ella?
—Pues a veces juego solitario ahí, pero me termino cansando, normalmente la uso para hacer tareas. —Bill lo miró alarmado.
—Vaya, sí que eres raro, Once —musitó y el aludido se limitó a reírse.
—¿Te presto una camiseta? Para que duermas.
—Bueno, ¿cómo aceptó tu mamá? Me parece extraño que no haya puesto peros, o que dijera que te podría violar —dijo Bill. Tom se mordió la boca.
—En realidad dijo que… pensaba que tú y yo podríamos hacer algo y luego menciono que tú te masturbabas pensando en mí, pero ya se lo aclaré, eh. No te preocupes —farfulló lo más rápido que pudo y sin mirarlo.

—¿Tu mamá me espía?

Esa frase hizo que Tom girara el cuello tan veloz que podría habérselo torcido. Bill lo observaba serio y luego rió sujetándose el estómago.

—Solo bromeo, no me he hecho una paja en tu nombre —aclaró y luego sonrió ladinamente—… aún.

Tom tragó saliva y acomodó su “cama” en el suelo para después alcanzarle una camiseta, que Bill se puso al instante sin siquiera ir al baño, dejando a la vista por unos instantes su marcado abdomen y aquella estrella que en su momento lo había puesto nervioso.

—Woah, tus camisetas me quedan bien porque siempre que las usas se te ven como vestido —comentó Bill rememorando la vez que observó a Once tan frágil y lindo.

Tom bufó y con su pijama en mano se dirigió al baño.

Bill sin notarlo cayó en un profundo sueño.


Loki jugaba con su cetro, estaba realmente aburrido. Se preguntaba por qué su hermano le había pedido que lo esperase allí. Que supuestamente ese día volvería de Midgard y quería verlo. Loki primero pensó en pasar de él, pero luego no, había pasado mucho tiempo desde la última vez que tenía tiempo para estar con Thor.

 Así que esperó hasta que vio a su hermano correr con toda prisa con su Mjöllnir en su mano. Para cualquiera esos detalles harían que uno se pusiese en guardia o, siendo más inteligente, huiría, pero 
Loki no, porque sabía que su hermano no lo lastimaría, quizá lo heriría gravemente sin querer en las batallas que tenían a veces durante los entrenamientos, pero nada realmente intencional, y que no se pagara debajo de las sábanas del de ojos verdes.

Aparte de eso, lo que más notaba Loki era la sonrisa de los labios del rubio. Estaba feliz, y Loki deseaba que estuviese feliz por verlo y no porque alguna midgardiana se había metido en sus ropajes. 

Otra cosa lo hizo alzar una ceja, el cabello antes rubio y salvaje de su hermano ahora no estaba a la vista. Se preguntaba qué significaba eso.

—¡Hermano! —gritó eufórico el de ojos azules. Loki hizo un mohín.
—¿Qué sucede? —preguntó desganado, si bien amaba a ese rubio cabezota eso no quería decir que actuaría diferente a como siempre lo hace.
—Bueno, fui a hablar con los midgardianos, ya sabes, lo que me mandó a hacer Padre, pero vi una cosa que me llamó la atención y me la hice —respondió Thor sonriente, parecía un niño. Loki aún recordaba como tuvo que quitarle esa cosa llamada “tatuaje”.
—¿Otro tatuaje?
—No, esta vez fue en mi cabello —aclaró Thor comenzando a quitarse el casco. Loki ya estaba espantado con que se haya deshecho de sus rizos rubios, cuando notó que seguía teniendo el pelo largo solo que… estaban unidos, no como una trenza sino como… —. Se llaman rastas.

Pese a que Loki se asustó en un principio, al alzar su mano para tocar ese cúmulo de cabellos se maravilló por la textura y el contraste que había entre el hermoso rubio que ahora parecía más un castaño claro, los orbes azules lo miraron confuso y Loki lo jaló de sus rastas para besarlo.

Thor estuvo sorprendido en un principio pero luego respondió al beso hasta hacerlo más profundo. Él también había extrañado a su hermanito.

Como no había nadie a la vista, Loki aprovechó para invertir los papeles y lanzar a Thor contra el suelo para luego sentarse a horcajadas sobre él, aún reteniendo en una mano una de sus rastas que lo excitaban por su textura. Comenzó a moverse contra Thor y…

Bill se sentó como si tuviera un resorte. Su pecho estaba elevándose y volviendo a su lugar. Estaba sudado y… notó que su “pequeño amigo” se había levantado incluso antes que él. Bufó, le parecía infantil el levantarse de esa forma, no tenía ese tipo de “accidentes” (aunque por suerte no se había corrido), desde que tenía catorce años “menuda ironía”, pensó. Y podría ser todo lo bisexual que él quería, le gustaban tanto las pollas, como los culos y tetas, sin embargo, ¿excitarse por un Thor con rastas? ¿Qué carajos era eso?

“No pensaste en Thor”

Esa jodida voz en su cabeza lo hizo mirar al otro lado y ver a un dormido Once acurrucado en su bolsa de dormir. Bueno, no podía masturbarse en definitiva, no que tuviera pudor, ya había hecho cosas más osadas en plena calle, no obstante, no quería hacerlo frente a Tom. Así se metiera en el baño, haría ruido, él era muy ruidoso.

Suspiró y se dirigió al baño, se daría una ducha bien fría y de ahí pensaría con la cabeza de arriba con mayor claridad.









8 comentarios:

  1. o Bill xD
    esque dios,¿serán parientes mio él y Once? XD
    Once,lee igual que yo,soy joven y me encanta leer,aunque soy como Bill...Lo vuelvo todo Gay y incluso en Femslash xD y eso hace que mi mente vuele en la imaginación.
    jaja me mato eso de que Anémona espia a Bill xDDD
    pobre Once salió traumado de la charla de "Sexo Gay" xdd

    Me encanto n_n esperare el otro capitulo :D
    Saludos~

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  2. HAHAHAHHAHA me gustaría que Tom no fuera tan asustadizo & pensara en tener sexo con Bill por lo menos que aceptara que lo pone xD

    No me dirás que Bill & Tom tienen algo que ver ._. NOOOOOOOOOOOOOOOOO o si? ;_; NO!!


    SUBE PRONTO POR FAVOR!!

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  3. Nooooo, no queremos que Bill piense con su cabeza de arriba jajaja
    Me alegro que finalmente él no hubiera perdido la memoria, no imagino como hubiera sido si eso hubiera pasado ahora que están progresando y conociendo cosas nuevas, al menos Once.
    Por otro lado Once me parece totalmente inocente jaja, que edad tiene 14? a esa edad la gran parte de chicos de mi clase ya se tocaban ahí jaja y al contrario de las chicas que apenas hablábamos de eso ellos se pasaban toooodo el tiempo hablando de sexo jajaja bendita pubertad xD
    Cuidate y te leo en el próximo :D

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  4. Bill sos puto,fingir tu aljaimer,a Tom casi le da una embolia arterial :C. Gracias por la dedicación,fue por el Thorki verdad?xDDD. Me encantó lo de Thor con rastas,sin exagerar,estaba: akjfhksdajhjhgkfjhkj. Oh claro,el fic es de Bill y Tom xD. Tom super guay leyendo los libros de Harry Potter,como no quererlo? <3...y pues Bill también me recuerda a mi,con orgullo digo que también le encuentro el lado gay a toooodo lo que me rodea,LMAO,buen capítulo chulls!,100 para Slytherin.

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  5. Bueno, hablando sinceramente, estoy aquí mordiendo mis uñas en espera del lemon porque pinta para ser completamente osom y muy hilarante c: (me reiré como loca y lo disfrutaré como maniática)
    Tom es tan "inocente" que me dan ganas de pegarle y meterle unas patadas a Anémona, porque estoy segura de que si Once es así, es por culpa de su madre xDD
    Y, sobre Bill... bueno, dejando de lado que ya sabía lo que sabía y que te agradezco que Anémona esté madurando como madre y que no haya aparecido ningún otro adulto por acá, tengo que decirte que Bill me perturba un poco... mierda, su actitud me recuerda a mí. A esa parte de mí que no se da cuenta o no acata consciencia de su edad real. Bill sigue siendo un niño en muchos sentidos... supongo que eso de "ser adulto" simplemente no va con algunos de nosotros.

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  6. Yo sabía que era broooomaaaaaaa :D
    Quería decir eso, ahora voy a seguir leyendo xD

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  7. Thor con rastas, si claro. Y yo nací ayer xD
    Hey, pero que pesada Anémona, esa mujer no es normal. Hablándole tan fresca a su hijo de sexo anal y de miembros sobándose ._.
    Suerte que mi mamá es bien mojigata jajajajajajajaj xD

    Y Tomi, omg, tan cute, ¡tan inocente! No me imaginé que lo fuera tanto. Y el pobre cree que Bill es tan inocente como él. Bill es un guarro :D
    Y si ellos no tienen sexo en un tiempo breve es simplemente porque él es la puta debilidad de Bill, love love love <3

    En fin, son las 3.30 am, no me dan ni los ojos ni el cerebro, así que chau :)

    ¡Avisame cuando actualices!
    Abrazoteeee \(._.)/

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  8. Ay, ese Tom es un loquillo, pobre, su propia madre lo traumó con lo del sexo gay, eso sí que es incómodo =S
    Que no se haga el tonto, bien que desea a Bill xD
    Y el sueño de Bill *O*
    Amé el capítulo. Espero el siguiente =D
    Besos! ^^

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