Era principios de octubre o finales de setiembre del 2011, no recuerdo con exactitud y yo tenía novia, también estudiaba, eran tiempos memorables :'D ¿Y dirán qué tiene que ver? Pues mucho, lo que pasó fue que a mi ex yo la conocí por culpa (sí, porque esa ex es Voldy) de una amiga, una que no recuerdo cómo me agregó, la Cobra gay. Y nada, el punto es que estaba acosando el dA de Chocopols y vi una imagen (que actualmente no está), llamada Predator. Donde un Bill de aspecto tenebroso perseguía a un pequeño Tom, por lo que entendí fue que era en base a un fic, uno en francés que evidentemente no sé de qué se trata. Pero estaba en un blog llamado "enculotoms" o algo así, de ahí saqué la idea del blog botTom (o Tom uke), la cosa es que era una idea muy vaga porque estaba en francés.
En fin, el punto es que ese fic con ese pedo!Bill era un Tom pasivo, y el fic era largo al parecer (de francés no sé una mierda). El ítem del asunto es que la Cobra gay, vio esa imagen de Tom y Bill, y me dijo "qué genial sería que hubiera un fic así". Yo así: ¿O sea qué pedo, pedofilia? Pero
Como tuve eventos traumáticos al tener once años, decidí ponerle esa edad a mi personaje, y para no marcar mucha diferencia le puse 16 a Bill. Mi idea como les digo era un fic de máximo cuatro capítulos, con un Bill algo oscuro, no pedobear ni un predador como el de esa imagen, pero sí uno un tanto obsesivo. Por eso el primer nombre que se me ocurrió fue: Predador. Luego noté que mi Bill de predador no tenía un carajo, así que lo dejé para el resumen. El segundo nombre iba a ser "Billobear" porque una examiga
Muchísimas gracias a todas las que me leen y siguen leyendo. Esta serie es muy especial para mí. Espero mejorar :D. No se asusten, no es el fin del fic x'D. No seré tan cruel en cortar Catorce en el capítulo 14, pero igual. Creo que Catorce será más largo, espero no se aburran. Y el capi de hoy es más largo de lo habitual.
Capítulo
14: Como la música para Cerbero
Bill subió hacia la ventana de Tom y cuando estuvo
frente a ella notó que estaba cerrada. Una parte suya le decía que eso era una
forma de no permitir que entrase, que no quería verlo o algo así, como si no
quisiera que Bill se acercase, tal vez era su lado medio paranoico. Sin
embargo, al notar en el interior del cuarto vio que el de rastas tenía en su
mano un papel.
Era el dibujo que Bill había hecho cuando Tom tenía
once años. Casi se cae al percatarse, pero después aporreó con fuerza el vidrio
para que le abriera. Lo recordaba, había sido el segundo día que vio al crío, había
estado algo drogado (mucho, bastante) y no lo pensó demasiado en cuanto vio el
dibujo de ese chico-con-años-recién-cumplidos, es decir, era Freddy y parecía
cualquier cosa antes de que él lo mejorara. No pensó que guardara eso.
El rubio volteó a ver de dónde provenía el sonido, y
se pateó mentalmente por haber sido tan idiota y no haber dejado la ventana
abierta para cuando viniera Bill. Quizá había estado nervioso en demasía, puso
el dibujo en su mesita de noche y le permitió que pasara.
Bill lucía diferente, como la primera vez que estuvo
en su cuarto, podría ser el cabello, se le veían las raíces rubias, o podría
ser que su expresión era inescrutable. O tal vez era el hecho de que había
entrado por una ventana. Pero lo más probable es que Tom se sintiera así,
porque como en la primera ocasión, tenía miedo de la reacción de Bill.
El menor suspiró y se sentó en su cama. Bill se tocó
el puente de su nariz, ambos estaban tensos.
—Quiero decirte unas cosas antes, y lo mejor será
que te calles porque si no explotaré. —Tom asintió y Bill prosiguió—. Primero,
no sé por qué diablos te respondí a la llamada, bueno, Lilith lo hizo pero
igual pude haber colgado. Segundo, no sé qué hago aquí, de ser otro caso,
probablemente te hubiera mandado el diablo y ni siquiera te vería. Tercero,
odio al rubito, lo detesto, siempre ha andado de toca huevos. NO TENGO IDEA
CÓMO CARAJOS NO LO HAS NOTADO ANTES, y lo digo en serio, ha estado tras tu culo
desde siempre, solo mirar lo posesivo que es contigo, las indirectas que te
manda, cuando anda de cizañero, en fin.
»Voy a dejarte hablar, sí, pero, y escúchame bien
esto, si intentas mentirme, me largo. Porque nada valdría la pena si tú no solo
me has traicionado, sino que también tomarías esa postura de los adultos para
querer mentir sobre todo. No te reconocería. Ya, eso es todo, ahora habla.
Tom boqueó, soltando monosílabos, se sentía perdido.
No le iba a mentir, era Bill, podría incluso mentirse a sí mismo, pero hacerlo
con Bill era diferente. Sino que estaba nervioso, Bill era impredecible, cosa
que le gustaba, era uno de los detalles que lo hacían único, sin embargo,
también era un defecto.
—¿Por qué no hiciste nada? —se le ocurrió preguntar.
Bill frunció el ceño, y Tom se sintió tonto, porque no era precisamente lo que
uno podría llamar “dar explicaciones”. Pero no podía evitarlo, fue lo primero
que se le vino a la mente, no era propio de él. Su abuela le había explicado
que estaba lastimado, quizá quería escucharlo de boca de su novio, o entenderlo
un poco más.
—¿Por qué mierda debería resolverte yo los putos
problemas? —respondió Bill de mala forma, pero estaba exasperado, Tom parpadeó.
Le recordaba al Bill del parque cuando le mordió la boca con saña—. Se supone
que tú eres mi pareja, tienes que hacer respetar nuestra relación. No dejar que
venga cualquiera a besarte.
Tom se quedó con la boca abierta. Él no había
reaccionado a tiempo, sí, pero por la forma en que hablaba Bill era como si…
pensara que lo estaba “engañando”.
—No, Bill, yo no sabía. En serio, no sabía lo de
Andreas, él me estaba hablando y luego… me besó y yo no lo alejé a tiempo
—“ojalá lo hubiera hecho”, pensaba, porque había odiado con cada célula de su
ser todos esos días en donde no supo de él.
—Te dije que no me mintieras —soltó Bill con los
dientes apretados. Su Once no mentía descaradamente, no con algo así, no de esa
forma, no a él.
—¡No es mentira, Bill! Es en serio, si hubieras
visto unos segundos después sabrías que es verdad —se defendió Tom. Se sentía
muy mal, porque en muchas ocasiones no le habían creído, y le hacía enojarse,
sin embargo, que Bill no le creyera era distinto, por mucho.
—Ah claro, como cualquier novio es bien fatuo para
quedarse a observar cómo le hacen una traqueotomía a su pareja, ¿sería normal
que viera, no? —barbotó Bill con los ojos oscurecidos.
—¡No me hizo eso, Bill! Ni siquiera viene a tema,
no… no pasó así. —Tom intentaba comprender lo que Bill veía, pero a la vez se
frustraba porque no le hacía caso.
—A la mierda, si vas a seguir con tus tonterías. Me
largo —sentenció Bill, apretando los puños y caminando en dirección a la
ventana.
—¡No! —gritó Tom abrazándolo por la cintura,
aferrándose a él, el moreno posó sus manos sobre el agarre, intentando
desligarse—. No, Bill, enójate, grítame, muérdeme, pero no me dejes, no, no,
no, por favor. Te necesito. Estos días sin ti fueron horribles. Incluso fue mi
cumpleaños y y y y mis papás se pusieron en un plan terrible, me dijeron cosas
horrendas y vinieron mis tíos. Quería que te conocieran. No te vayas, Bill, no
me dejes. Prometiste que no te irías a menos que te lo pidiera, lo prometiste. No
te pido que te vayas, quiero que te quedes a mi lado.
“¿Romperías tus promesas? ¿Lo harías aun cuando
todos te las han roto a ti? Lastimarías a Tom, le harías lo mismo que te
hicieron los adultos a ti”, resonó una voz en su cabeza. Bill se quedó
paralizado.
—¿Tú no quieres a Andreas? ¿No lo besaste? —susurró.
Se sentía débil, pequeño, le había tocado la fibra sensible.
—Lo quiero como un amigo, respondí al beso porque
pensé en ti. No debí hacerlo, fui un tonto y ya no permitiré que haga eso nunca
más. No quiero perderte, Bill —suplicó Tom, comenzando a sollozar contra la
espalda de Bill.
Las barreras se Bill cayeron cuando sintió y escuchó
a Tom llorar. Podía pasar cualquier cosa, que se enojase, se frustrase, le
gritase, pero que llorara, eso Bill no podía soportarlo, más aun cuando la
razón era el mismo Bill.
—No… no llores, shus, no me gusta que llores, espera
—pidió Bill en voz baja, volteándose para ahora estar frente a él, le tomó por
el rostro y se acercó, fijándose en sus orbes color avellana—. No se llora,
¿sabes? No. No debes llorar, uhmn… veme a los ojos y dime que no lo quieres
para otra cosa. Mírame.
—Al único que quiero para todo es a ti, solo a ti,
Bill —musitó Tom anhelante, ansioso por obtener su perdón y por saber que esos
brazos no se alejarían de él, que no lo dejarían jamás.
Bill sabía que era infantil querer huir como marica
cuando escuchó esas palabras, aunque no era en sí la frase
“te quiero”, de
todas maneras, no sabía cómo sentirse. Pero sus ojos eran sinceros, diáfanos,
era la misma mirada que tenía cuando tenía once años y le decía que no, que él
no sabía lo que pensaba, y era cierto, al final de cuentas todo había sido
culpa de la psicóloga.
¿En quién más podría confiar ciegamente? Cuando
todos le dieron la espalda, quiso saber por qué un crío menor que él intentaba
ayudarle, con qué intenciones. Y cuando notó que no era por nada oculto, sino
algo simple como curiosidad y deseo de ofrecer una mano, dijo ¿por qué no creer
en un mocoso de once años?
¿Qué iba a perder? No perdió nada, sino ganó a
alguien que sacó lo mejor de sí mismo. Alguien que lo hizo sentir especial, le
hizo ver el mundo de una forma menos compleja, donde se hacían las cosas porque
se quería, donde no había que tener razones concretas y que mientras no
afectara a nadie más, podrías hacer lo que gustaras. Le enseñó a sonreír, con
ganas, reírse con todo el rostro, con el cuerpo, que la risa le inundara el
ser, le llegase hasta los ojos.
Juntó sus pedazos y se ofreció a repararlo, a pesar
de ser pequeño. Le ofreció un apoyo, un soporte, y cuando regresó y era lo que
nadie quería, los restos de lo que anteriormente fue, Tom le dio sus labios,
devolviéndole la vida, haciéndole sentirse querido, le dio su lengua, le pintó
los colores del mundo, le iluminó el jodido ambiente gris en donde estaba. Le
puso unas malditas mariposas en el estómago, le metió todo un arcoíris en su
organismo. Era como una droga, algo que te vuelve adicto, el problema es que
también tenía su parte dañina, lo volvía más indefenso, convertía a Tom en su
punto débil.
“Querer te vuelve débil”, volvió a hablar esa voz, “lo quiero”, pensó Bill. “Aún peor, estoy enamorado de él”, notó
segundos después.
—Debes hacer que no joda ese puto rubio o le romperé
el culo sin importar que luego me pelee con Georg —masculló Bill contra su
oído, casi en un gruñido.
Tom lo miró algo asustado. —¿Le pegarías en serio?
Hace un momento acabas de decir que no me ibas a resolver los problemas.
—Soy capaz de hacerlo, no sería para solucionar tus
cosas, sino por vendetta, ya sabes
cuestión de honor, cosas de hombres —mencionó Bill, Tom se limpió con al rebeca
de su chaqueta y bufó.
—También soy hombre —se quejó aunque no estaba muy
enojado, lo bueno es que no seguiría llorando como niñita.
—No lo pongo en duda —ronroneó. Y Tom le creía,
porque tenía la idea de que si hubiese sido mujer, Bill nunca se hubiese fijado
en él.
Las cosas no estaban igual, ambos lo sabían,
tendrían que lidiar con ello más adelante. Tom debería hablar con Andreas si
este persistía en meterse, porque él los quería a los dos. El problema radicaba
en que los quería de forma distinta, Andreas era como un hermano para Tom, a
pesar de que en ciertas ocasiones le jodía en demasía, a Bill lo veía como todo
menos un pariente, porque un hermano no vería a otro con esas ganas de hundirse
en su boca, perderse en sus brazos; un hermano en definitiva no querría sobarse
contra el otro hasta que el centro de su ser se separase en miles de partículas
y llegase hasta la Vía Láctea, para luego unirse y que todo tuviera miles de
colores vívidos.
Absolutamente un hermano no se imaginaría con el
otro así.
A Andreas lo quería para jugar, para hacer pijamadas
hablando de temas tontos o viendo malas películas, que sabían que eran malas
pero les gustaba burlarse igual. Lo quería para sentirse como el mismo crío que
era hace años, y lo suyo no era complejo, era simple, y así le gustaba, porque
el uno siempre había estado para el otro. Aunque tenían sus propios dramas
internos que no contaban del todo, sino hasta que se limitaban a llorar en
silencio, sin embargo, estaban ahí.
A Bill lo quería para besar, y no solo besar, para
ser el mismo y que le quitase ese lado de “niño mimado”. Lo quería para pasear
en el lago. Para escuchar música en inglés. Para que le diera dulces con la
boca. Lo quería para que le mostrase un mundo más crudo, pero no por ello menos
bello, lo quería para morder, para lamer, para todo. Tom quería a Bill para
todo. Para sus noches, sus días, para hablar, para callar, para comer, para
pasar hambre, para sonreír, para llorar, para correr, para caminar.
—Eres raro —susurró Tom—, hace un rato estabas a
punto de romper mi ventana y ahora me abrazas.
—¿Eso es malo? Digo, ¿quién quiere ser normal? ¿Y
quién lo es del mundo en este retorcido mundo? —cuestionó Bill sin esperar
respuesta.
—No te pongas filosófico, Bill, no te queda el papel
—dijo Tom con una sonrisa y se puso de puntillas para besarlo.
Bill primero se quedó sorprendido por la iniciativa
de su novio, luego posó sus manos sobre las caderas de Tom, acariciándolo por
sobre la tela y ayudándolo a acercarse más. Cuando la suavidad propia de labios
de Tom, que no era como la boca de una mujer, pero se sentía mucho mejor que
los labios de muchos hombres, estuvo entre sus dientes. Soltó un gemido de
satisfacción durante el ósculo. Y fue recomponiéndose, porque saciaba su
hambre, calmaba su alma, callaba su dolor. Tom tenía la cualidad de hacer que
sintiese de nuevo.
Y vaya que sí sentía todo de nuevo.
Giraron sus rostros, evitando el contacto muy fuerte
con sus dientes, lamiéndose, sonriéndose, incluso mirándose durante el beso. Se
necesitaban, oh claro que lo hacían. Sus corazones latían, y ambos podían
sentir sus pálpitos que si bien no iban al unísono, formaban una melodía única,
hermosa, que le daba sonido al gesto. Claro, se oía la succión, lo húmedo, la
combinación de saliva, sin embargo, podían escuchar esos latidos en sus oídos,
los propios y los ajenos.
Tom no entendía, no entendía que si Bill le lamía
los labios, introduciéndose en su boca con su lengua alternando la velocidad,
besándole hasta la voz, era porque Bill lo deseaba y no se atrevía a hacer más
que demostrándoselo así, y con sus toques, esas caricias que le hacían
estremecer su columna vertebral. No le metía la mano por debajo de la playera,
solo jugaba con sus dedos haciendo formas ansiosas y diversas en su espalda
baja y Tom se moría, se moría y quería desmayarse, o era quizá que se olvidaba
de cómo respirar.
Y era como el cielo, podía paladear su sabor, sentir
su textura, olerlo; Bill no olía a un libro nuevo pero le gustaba, su almizcle
era una mezcla entre algo dulce, como vainilla y algo que en definitiva no era
dulce, consiguiendo que le entrasen ganas de lamer su cuello, solo para probar
su sudor, y saber si sabe tan bien como huele.
Recuperan el aire, se miran como si nunca antes se
hubiesen visto y fueran lo único sobre la faz del jodido planeta. Como si
hubiesen ganado el premio mayor y lo tuviesen delante. Se observan y se comen
con los ojos, solo Bill lo hace a consciencia, Tom aún no entiende de eso, solo
sabe que su piel se eriza por la
expectación de ser besado por Bill de nuevo.
Cuando el moreno le vuelve a rozar los labios, lo
hace más lento, cepillando sus bocas, mordiendo levemente, jalándole el
piercing, y le lame juguetón el labio superior. Y Tom sonríe como un idiota.
Bill le besa la mejilla, los párpados, la quijada, la cual después mordisquea y
sigue fijando su vista en él, como si no se creyera la suerte que tiene. Tom no
puede tener las manos quietas, así que acerca más a Bill al sujetarlo del borde
sus vaqueros. Bill se ríe, con ese sonido característico que tiene y Tom le
cubre la boca con la suya.
A Bill no le importaría seguir encorvado por toda la
eternidad si a cambio recibía los besos de ese crío, que ya no era uno más,
pero no importaba llamarle así para no perder la costumbre.
—Así que —comenzó a hablar entre besos cortos y sonrisas
bobas—, ya cumpliste años, ¿quince años recién cumplidos, entonces?
—Dijiste que siempre sería tu Once —musitó Tom
haciendo morritos, pidiendo ser besado. Bill posó su pulgar sobre el labio
inferior y lo repasó una y otra vez—. ¿Qué haces?
—Me aprendo cómo se sienten los pliegues de tu boca,
tu boca es mía, ¿sabes? —interrogó, aunque más bien afirmaba. Tom sonrió
achinando los ojos.
—No me molesta que sea tuya. Tendría poco sentido
que fuera solo mía si implica no besarte.
—Me enojas —confesó Bill, chasqueando la lengua. Tom
se quedaba mirándole porque tenía los cabellos desordenados, los labios
hinchados y rojizos, brillantes. Sus mejillas estaban teñidas de rubor también,
sus ojos dilatados. Era hermoso. Lo que no sabía es que Bill creía que Tom era
lo más bello que había en el mundo.
—¿Por qué?
—Porque me distraes, me haces perder el foco. Se
supone que estaba enojado por lo que pasó, y no puedo estarlo dije “me enojas”
solo por decir. Ya no siento verdadera furia contra ti, ya no importa lo que pasó,
o sea sí importa, y ya te dije qué deberás hacer a la próxima, o evitarlo. Eres
hombre, puedes hacerte cargo, no hay mucha diferencia de fuerza entre ustedes.
Sin embargo, ¡ugh! Me distrae tu jodida boca, me hace olvidar hasta de mi
nombre —farfulló Bill.
—¿Y eso por qué tiene que ser malo? —preguntó Tom
con la nariz arrugada.
—Supongo que no es del todo malo. —Bill tomó a Tom
por las manos, acarició el dorso con sus dedos—. No me molesta, aunque también
lo hace. Ni yo me entiendo, Once. Creo que haces que mi mundo esté de cabeza,
no sé, todo se vuelve más irreal, y pierdo el sentido. Es como emborracharse, o
fumarse un porro, la diferencia es que no me molestaría quedarme con este
vicio, ¿sabes? Podré sonar muy marica y cursi y esas idioteces que hacen
vomitar en millones de colores chillones. Pero pues… me gusta la sensación. No
me malinterpretes, estoy confiando en ti, de manera que si traicionas mi
confianza de nuevo, no podrás esperar que regrese.
Tom lo comprendía, y en parte le aterraba la idea. No
quería perderlo, al menos sabía que la situación estaba aclarada. Y evitaría
cualquier otro malentendido, ahora que se ponía a analizarlo, desde que se
habían conocido se formaron malos entendidos. En la actualidad eran pareja y
eso solo intensificaba los resultados caóticos de esos problemas.
Decidió que luego se preocuparía por ello y se
aferró a Bill, hundiendo su nariz en su pecho, aspirando su aroma y
percatándose que le gustaba refugiarse ahí.
—Hueles rico —halagó. Bill le acarició la espalda y
las rastas.
—Tú también —correspondió Bill. Cuando el mayor
intentó separarse, Tom se apuñuscó su camiseta.
—Quédate conmigo esta noche, por favor —suplicó Tom,
intentando por todos los medios obviar esa idea que pulsaba en su cabeza al
decir ese tipo de cosas. Malditas fueran sus hormonas.
—¿Y tu mamá?
—Pues mi papá le dijo que debe darme privacidad en
mi cuarto, supongo que mucho tuvieron que ver mis tíos en aquella decisión —comentó.
—¿No entrará de improviso?
—No, ahora mi puerta tiene seguro y ella siempre
toca antes. Luego te puedes bajar por la ventana, o con ayuda de Bell podremos
sacarte por la puerta que da hacia el patio —ofreció. Bill arqueó una ceja.
—¿Quién es Bell?
—Oh, es la mamá de mi mamá. Mi abuela, pero prefiere
que la llame Bell, creo que te llevarías genial con ella. Es lo máximo —contó
el rubio con ilusión en sus ojos—. ¿Entonces te quedas? ¿Como regalo de
cumpleaños, sí? Di que síiii —pidió en un canturreo. Bill suspiró
dramáticamente y rodó los ojos para luego ceder—. ¡Magnífico! ¿Quieres dormir
en la cama o en la bolsa de dormir?
—Ya no estoy adolorido —dijo haciendo alusión a la
primera vez que durmió en su cuarto—. Si no te importa podríamos dormir en tu
cama, si nos ponemos de lado entramos ambos.
A Tom se le coloreó el rostro y tartamudeó. ¿Dormir
con Bill? De pronto los recuerdos de su sueño recurrente volvían. Diablos no,
eso era en el sofá, no en su cama, su… colchón que soportaba sus desfogues,
ahora lo compartiría con Bill. Solo rogaba a Dios que no tuviese un sueño raro
esa noche, ¡y de ser posible que tampoco despertara con una erección dura como
fierro! No quería ni imaginarse el bochorno que pasaría si es que todo aquello
le aconteciese junto a Bill.
—Tierra a Once, ¿me escuchas o la comunicación está
siendo interferida por los reptilianos? —interrogó a modo de chanza. La sonrisa
socarrona no pasó desapercibida para Tom y le puso “mala cara”, que ligado a su
puchero, perdían mucha seriedad—. ¿Me prestas algo para ponerme como pijama?
Como sabrás, esto estaba fuera de mis planes —acotó. Tom asintió y se dirigió a
su cómoda, sacó una playera que tenía un logo gastado y se la ofreció, junto
con un pantalón holgado.
Bill sin importarle que Tom estaba delante suyo, se
quitó el abrigo delgado que tenía, luego la camiseta para finalizar con los
vaqueros. El de rastas reaccionó muy tarde para voltearse, por lo que se había
ganado con la vista de la piel blanquecina de Bill, sus piernas largas y velludas,
y el bulto en sus bóxers negros ajustados.
Y la jodida estrella en su cadera,
la puta estrella que parecía gritarle “lámeme”. En definitiva cuando la vio
primera vez en el lago sus pensamientos no fueron esos con exactitud, pero sí
lo turbó bastante, y ahora quería pasar su lengua por trazos y se sentía tan
confuso por ello.
—¿Te vas a quedar ahí parado dormido? ¿Como una
gallina? ¿O cogerás tu pijama y cambiarás? —chanceó.
—Yo… sí, voy al baño —barbotó Tom, sujetando su ropa
y encerrándose.
Se sentía acomplejado, Bill era delgado, sí, más
ahora que iba perdiendo esos músculos con los que regresó. Tom también era
delgado, pero por alguna razón extraña, la misma que lo había impulsado a usar
esa ropa genial que llevaban los amigos de sus tíos, Tom habría tenido nueve
años en ese tiempo. Pues le gustaba ocultar su cuerpo. Se sentía más seguro.
No sabía qué impresión tendría Bill de él. Es decir,
Bill se había acostado con muchas personas. Tanto hombres como mujeres, cosa
que prefería olvidar, y quién sabría qué tipos de talles habría visto, de qué
clase le gustaban.
—¿Once, te estás haciendo una paja o qué? Ven ya —soltó
Bill tras la puerta.
—¡No me estoy haciendo nada! —respondió azorado—. ¡Y
ya voy!
Por suerte su madre estaba en el primer piso desde
que había venido Bell. Así que no podían oírlos.
Después de mojarse el rostro
para refrescarse (ahora que lo notaba, luego del beso había quedado bien
afectado) y se puso el pijama. Cuando salió vio a Bill jugar con su gameboy.
—Hey, ¿vas a jugar? Si quieres prendo la tele y
jugamos los dos con mi play —musitó Tom, no sabiendo si sentarse o hacer lo que
decía. Bill lo miró de reojo y claramente se oyó cómo perdía su juego—. Oh, no
sabía que eras tan malo —bromeó.
Bill rodó los ojos y puso el aparato en la mesilla,
junto al dibujo. Luego instó a que Tom se metiese en la cama, llamándolo con el
dedo índice. El rubio se mordió el labio y con una sonrisa se ubicó junto a
Bill.
—No tengo ni puta pizca de sueño, ¿tú sí? —cuestionó
Bill mientras se rascaba el vientre por sobre la playera.
—No, la verdad es que dormí mucho hoy. Podríamos hacer
algo para matar el tiempo —caviló Tom.
—Ehmn, ni idea —bostezó abriendo los brazos y acomodó uno de ellos
tras la espalda de Tom, acercándolo a él al tomarlo por la cintura.
—¿Eso fue tu intento disimulado para abrazarme? —preguntó
Tom con las mejillas encendidas.
—Discúlpame por ser tan obvio, quería decir que fue
casual —respondió haciéndose el indignado, sin embargo, no lo soltaba.
—Bueno, podemos quedarnos así hasta que nos agarre
el sueño.
—Pero es difícil para mí dormir, ¿por qué no me narras
un cuento? Oh cierto —exclamó Bill, mirándole fijo y posicionándose como si
fuese a hablar de los más grandes secretos del mundo—. ¿Sabías que nos
conocemos de antes?
Tom frunció el ceño.
—Claro, tenía once y…
—Shus, no, eso no. Yo tenía once años y tú seis. Estaba
en el supermercado a punto de comprarme un tinte. Georg te trajo a ti y al
rubito —soltó con desdén—, el punto es que tenías gripe y los mocos se colgaban
de tu nariz. Y hablabas extraño, no pronunciabas bien, parecías menor por tu
forma de hablar, te llamé retrasado.
—¡Oye! —Se quejó, ¿retrasado?
En su cabeza pasaron imágenes de ese día. Pero no
recordaba con exactitud al chico que le había hablado.
Luego se percató, Bill
estaba rubio, se veía mucho más pequeño y enclenque. No lo vio maquillado, sino
simplemente un chico sin mucha paciencia. Rió como tonto después, Bill se le
unió.
—¡Pero eso fue cruel! Tenía problemas para hablar,
por eso mis padres me compraron libros y me los hacían leer en voz alta, hasta
que pudiera pronunciar bien —explicó Tom.
—Oh, bueno, ¿no es recontra raro que nos hubiésemos conocido
en esas condiciones? Probablemente me recordarás terrible, odio mi cabello al
natural. Eso me recuerda que debo comprarme otro tinte. Ehmn, te decía, ¿me vas
a leer el cuento? —cuestionó Bill, mirando de reojo la biblioteca.
—No sé si tenga cuentos, que recuerde, tal vez sí. —Tom
se levantó y fue en dirección a su mueble—. ¿Alguna temática en específico?
—No sé, ¿princesas y dragones?
El de rastas detuvo su búsqueda y rió. —¿Eres niña? —luego
siguió buscando, cuando de pronto sintió que le jalaban la mano y la posaban
sobre…
—Supongo que esto disipará las posibles dudas sobre
mi género —farfulló Bill y alejó la mano de Tom de su entrepierna. El rubio
había quedado con cara de idiota, le había tocado la polla a Bill de una manera
que no se podría considerar adrede, sin embargo, la había sentido contra su
mano.
—Síí el… libro, en las Crónicas de Narnias hay
príncipes y princesas, también dragones. En Harry Potter hay dragones, en El
señor de los anillos también, entonces no sé, cual tú quieras —mencionó
rápidamente y con las mejillas rojas.
—Todas son sagas, tsk. Uhmn, creo que a este paso no
podremos dormir —señaló Bill.
—Pero son asombrosas, y si te da sueño, pararé la
lectura y dormiremos. Nos queda muchas noches para leer —animó Tom.
—Ok, está bien, Once. Empecemos con la saga de El
señor de los anillos —aceptó Bill. Tom asintió emocionado, olvidándose
momentáneamente que le había agarrado el paquete a su novio, y sacó el primer
libro.
—Ven, echémonos.
—¿Puedo poner mi cabeza sobre tus muslos? No es nada
raro, solo… no sé, me gustaría que me leyeras así —pidió Bill algo ¿avergonzado?
Tom se sintió feliz, ya que esos detalles simples de su Bill le quitaban una
sonrisa. Que se comportara como un niño a veces.
Se acomodaron, y Tom le acarició los cabellos azabaches
mientras se adentraban al universo de Tolkien.
De alguna forma, ambos se sintieron muy bien.
AHORITA SOLO COPIO PEGO Y EN LA NOCHE COMENTO EL CAPI ES QUE YA MI VOY AL JOB
ResponderEliminarsdfkñljdñkfñskflñksdlfksñdkflñsdkñfksñdkfñlksdlñfksdlñkflñsdklfñkslñdkflñskdlfksñldkflskdñfklñsdklñfksdlñkflñdskflksdlñkflsñdkflñsdk
ResponderEliminarAME EL CAPITULO!!!!!! joder joder joder, me tienes con el alma en un hilo sabias que eres genial escribiendo(? ;_____; QUIERO OTRO!!!
SDFJLSDKSFJ Mis felicitaciones por el capitulo, vendré luego para ver si subiste otro!!!
"El de rastas detuvo su búsqueda y rió. —¿Eres niña? —luego siguió buscando, cuando de pronto sintió que le jalaban la mano y la posaban sobre…
ResponderEliminar—Supongo que esto disipará las posibles dudas sobre mi género —farfulló Bill y alejó la mano de Tom de su entrepierna. El rubio había quedado con cara de idiota, le había tocado la polla a Bill de una manera que no se podría considerar adrede, sin embargo, la había sentido contra su mano"....
No mames Nadir!!! Me cortaste la respiración con esa parte... Mi corazón.... puff... Cuasi me da un paro cardiaco X_X Yo te lo dije... Te hago un hijo! No! Te hago los que tu quieras TwT
La parte del beso... Morí... Me sientí morir... Increible... De todos los besos que he leido, tal vez sea este el que recordaré siempre... Me dejaste sin aliento y suspiranto como vieja enamorada... ¡Gracias!
Sin palabras... Sin palabras... ¡Bravo!
Espero con muchas ansías el siguiente... Gracias Nadir, haces que se me olviden por 5 min los pendientes que tengo :3
Danke!
Saludos y besos~
♥
¡¡¡Amo Once/Catorce por la puta madre!!!
ResponderEliminarOhmygod! Fue genial.
ResponderEliminarPrimero, me gustó leer como nació la historia de Once, gracias a Dios no le pusiste ninguno de esos nombres porque una de las razones por las que comencé a leer fue porque me llamó la atención y porque lei la palabra Once en inglés XD
Sobre el capi, me encantó todo,la parte del arreglo entre ellos, que le dijera que mantenga al rubito al margen xD que le invite a dormir, que le toque la ----- o_o eso fue demasiado ♥... Ojalá subas prnto el siguiente, me muero por saber que ocurre :B
Cuidate♥
Ah..a...ah... OuO
ResponderEliminarMe encanta Eres lo mas *-*
estoy tartamudeando de la emoción *-*
Awwwwwwwwwwwww que genial!!!!!!!!!!!!!!!! por finnnnn ya aclararon el asunto este. Hummmmm Bill me encantó en este capitulo enserio por fin puedo decir que mostró algo mas de corazón y sentimientos hacia Once...
ResponderEliminarAwwwww y ya al menos en su mente sabe y esta consciente de que esta super enamorado! y si Once es su punto débil...
Hay que matar a Andreas en una hoguera!!!!!!!!!!!! se puede????? hahahahaha no es que sea mala, no, es solo que le tengo unas ganas a ese tío pfffffffffffff por meterse donde no lo llaman...
En fin, el cap se me hizo muuuuuuuuuuuy romántico awwwww y ese beso pfff me dejo flotando y viendo corazones rosa por todos lados es que son tan bffgvbogrsjht
Ya mejor me voy que desvarió, xvr! el cap esperare el otro ^_^
AHHH TE ADORO!el capitulo me encanta.
ResponderEliminarWow quien diría que así nacería Once,y también el apodo de Bill.
Bill lució tan lindo *-* ashh así con mucho amorsh a su Once,aww me emociona,esta enamorado de Once,es su punto débil. *w*
Me alegro que se arreglará ese problema,todo por culpa del puto niño pelos de elote,lo odio,arg,lo quemo vivo al wey por toca huevos XD
Tom tocó la polla de Bill XD sí a Once de seguro le gusto,ya se la estaba imaginando de seguro XD ok no,pero yo se que le encanto.
awwwww que lindo,le va a leer a su Billobear y luego así bien lindo XD ah se nota todo así mucho amorsh >w< y muchos besos y besos y...*suspira enamorada*
El cap estuvo todo romántico,todo lindo*-*
no te puedo hacer un hijo porque soy menor de edad XD
pero TE HAGO UN ALTAR,y bailaré alrededor de él,diciendo: ¡Viva Kasomicu!
Ya me voy porque si no,tendré hemorragia nasal >w<
espero el próximo con muchos besos y amorsh
¡Saludos y besos! *se va lanzando corazones rojos y rosas por el camino*
asgdsdfgsdTOLKIENTEAMOadgsdfgsdfhsdf
ResponderEliminarSabes que siempre voy pensando cosas mientras leo, pero para cuando termino de leer ya las he olvidado todas .-. También amo la espontaneidad de Bill xD me hace el jodido día.
Lo que me gusta es la relación de los dos. Me gusta ver su día a día porque cuando están juntos todo parece tan natural; es tan natural que es mágico. Tan ordinario que resulta extraordinario. Supongo que por eso ya no me importa si es nunca hay lemon. Me gusta lo simple de la historia que de simple no tiene nada... Ni yo me entiendo, no hagas caso.
Yaaaaaaa no me te voy a linchar poque no hubo sexo, pero... te juro que fue mucho mejor que eso!! Cuando Once no quería que Bill se fuera fue tan argggg... casi lloro!! Fue muy lindo y triste :C y el beso?? pffffffff más enamorada no pude quedar... te dije que eres grande?! creo que sí, ídola!! Me encantó el capítulo creo que ha sido uno de mis favoritos, me dejaste feliz, no podría esperar menos de ti :) Un abrazoo y sigue escribiendo que para eso eres sequísima! :DD
ResponderEliminarMelissa
Ame el capítulo. Solo puedo decir eso. Ahhhh...otra cosa, me gusto mucho la parte del beso...me sorprendió la parte donde Bill hace que Tom le toque el paquete y me encantó cuando Bill se echa sobre los muslos de Tom para que este le lea....te amo...eres lo máximo escribiendo... :-)
ResponderEliminarEsperaré el próximo capitulo con las mismas ansias de siempre... X-D
La dulce ironía.
ResponderEliminar''...un hermano en definitiva no querría sobarse contra el otro hasta que el centro de su ser se separase en miles de partículas y llegase hasta la Vía Láctea, para luego unirse y que todo tuviera miles de colores vívidos.
Absolutamente un hermano no se imaginaría con el otro así. ''
Me hiciste llorar, en verdad. Y después recordé la canción que me pasaste, eso me hizo llorar todavía más xD.
La parte donde Bill dice que por muy marica y cursi que sonara, nos imaginé diciendo MARICAAAAA *vmm* LOLOLOL.
Muchas gracias por esto, se ha convertido en uno de mis capítulos favoritos, porque al fin esa faceta ''iluminada'' de Bill queda mejor desarrollada. Aquí ya va todavía más complejidad involucrada. Y claro que no me aburriré, quiero leerlo todo C:
Besitos gays, te quiero! <3 *3* xD
Lamento no comentar antes, estaba sin internet jujuju solo pasaba para decir, que me encanto, por fin estan bien, aunque, por obviedad, no con la misma confianza que antes, aun pueden ganarla nuevamente ajajajaj ok, no se por que la risa xD .-. no hay mucho que decir, soy de pocas palabras :) pues, eso, estare pendiente, me encata como escribees ;)
ResponderEliminarBuenas noches.
ResponderEliminarSolo queria agradecerle por el gesto que se tomo, el de contarnos como y a base de que fue que consiguio crear este maravilloso fic.
Este se une a mi lista personal de los mejores fic's.
¡Me encanta!
Gracia spor compartirnoslo.
Saludos y buenas vibras.
Por que sos tan genial?
ResponderEliminarLa mejor parte
ResponderEliminarun hermano no vería a otro con esas ganas de hundirse en su boca, perderse en sus brazos; un hermano en definitiva no querría sobarse contra el otro hasta que el centro de su ser se separase en miles de partículas y llegase hasta la Vía Láctea, para luego unirse y que todo tuviera miles de colores vívidos.
Absolutamente un hermano no se imaginaría con el otro así.