Capítulo 6: Malos entendidos
Luca se levantó
temprano esa mañana, estaba preparando el desayuno, mientras Tom dormía, debido
a que había conciliado el sueño tarde y acabó durmiendo en el sleeping bag de Luca.
Preparó huevos
revueltos, con tostadas francesas y una jarra de jugo de naranja. Todo lo dejó
en la mesa de la cocina, y fue a su cuarto a despertar a Tom.
—Hey, Tom, buenos
días —murmuró
Luca, empujando con suavidad a Tom, el cual bostezó y entreabrió los ojos.
—Hola —saludó avergonzado, recordando lo de anoche y
el rechazo de Luca.
—Bajemos, he hecho el desayuno —avisó el chico. Tom
asintió y lo siguió.
…
—Están ricos estos huevos —dijo Tom luego de tragar,
Luca sonrió.
—Se me da bien la cocina. Las nanas me enseñaron
mucho —contó.
—Yo pues, también sé hacer algunas cosas, aunque
prefiero hacer postres.
—A mí me encanta el mousse de chocolate —mencionó
Luca.
—Sé hacer mousse, aunque con chocolate nunca he
tratado, me empalaga rápido.
—Mi debilidad es el chocolate —rió—, lo como casi en
todo.
—Bueno, cambiando de tema… quería disculparme por lo
anoche —expresó Tom—. Pero en verdad, te veo a ti como alguien… especial, que
me ha ayudado con mis ataques, y quisiera ser tu pareja. Tener algo serio
contigo. Hace meses no era así, era persona completamente distinta a lo que soy
ahora. Y tú tienes mucho que ver. Sin embargo, comprendo que no quieras.
—No, no es eso. Tú me gustas, Tom. Solo que anoche…
anoche te sentí inseguro, que solo buscabas alguien que esté ahí para ti en ese
preciso momento, y yo quiero estar contigo para más que solo un momento, ¿me
doy a entender?
Tom asintió. —Perfectamente, pero, yo quiero estar
contigo. —“Me haces olvidar a Bill, aunque sea solo por un momento”.
Luca lo besó, y Tom
sonrió durante el beso.
…
Tom había pasado un excelente fin de semana junto a Luca.
Nadó bastante, y no fueron más allá de caricias y besos, Tom no lo iba a
presionar, y Luca parecía llevarlo bien así.
Tom estaba saliendo junto con Luca de la
universidad, y este le tomó de la mano, Tom sujetó la mano que le acariciaba.
Luca le dio un beso, y Tom correspondió y le sonrió.
No sabían que alguien les observaba a lo lejos.
…
Andreas en la tarde se dirigía a casa de Tom.
—Hey, Oskar viene
con Gustav, no han regresado pero vendrán en el mismo vuelo. Haremos una fiesta
por unir a la banda de nuevo. ¿Me acompañas al aeropuerto? Y por cierto, estás
invitado a la fiesta, tú con Luca si gustas —mencionó Andreas. Tom negó.
—Nah, qué flojera
ir al aeropuerto. Pero cuenta con nosotros para la fiesta —respondió Tom,
mientras se rascaba el vientre plano—. Verdad, ¿me acompañas a comprarme ropa
mañana? Estoy harto de tener ropa ancha.
—¿Y qué harás con
toda la ropa ancha que tienes?
—La donaré, qué sé
yo.
—Bueh, me la puedes
donar para usarla como pijama.
—¿Para tener mi
olor? Baboso. —Andreas le tiró un almohadazo, Tom le mostró el dedo medio.
…
Andreas estaba
aburrido sentado en la sala de espera, por ello jugaba con su celular. El vuelo
de Oskar y Gustav se había retrasado. En serio estaba que se moría de
aburrimiento.
De la nada, un gato
de peluche apareció a sus pies, y pensó en su gata, iba a sujetarlo cuando vio
como una mano miniatura la sujetaba… ¿mano miniatura? Se fijó bien y se percató
que era una niña la que lo recogía, una pequeña de ojos que le parecían
conocidos.
Tenía tirabuzones,
unas coletas mal hechas, y un pañal notorio bajo su faldita tutú. Le sonrió y
Andreas correspondió al gesto.
—Hola, niñita.
¿Cuál es tu nombre?
—Dobbie.
Andreas frunció el
ceño, pensando en el elfo doméstico de los Malfoy en Harry Potter.
—¡Robbie, mi amor,
¿qué haces aquí?! ¿Qué te hemos dicho de hablar con desconocidos? —regañó una
señora que podría ser su madre. El nombre se le hizo conocido. ¿Robbie? ¿Dónde
lo había escuchado antes?
—Abu, mida —señaló
la pequeña a Andreas, el cual le sonrió.
—Oh, perdone la
molestia, es que mi hijo está haciendo el papeleo y esta pequeña es una bala
desde que aprendió a caminar —explicó la señora, Andreas negó.
—No se preocupe,
señora.
—Má, ¡¿has visto a
Robbie?! —preguntó alarmado un hombre rubio de pelo corto que se parecía a…
—Bill.
—Andi Candi, hola —saludó
Bill, expresión demacrada.
—No jodas,
¿volviste a Alemania?
—De hecho, estoy
regresando a Francia —se sinceró. La pelirroja lo vio como pidiendo una
explicación—. Oh, Andreas, ella es mi madre, Simone, Simone, él es Andreas, un
amigo.
—Un gusto, Andreas —dijo
Simone mientras sujetaba a la pequeña en brazos.
—¿Tom está aquí? —preguntó
Bill en voz baja, nerviosismo notorio. Andreas negó.
—No él tenía cosas
que hacer, estoy solo esperando a Gustav y Oskar.
Bill asintió con
una sonrisa lastimera, le recordaba más al Bill de dieciséis.
—No le menciones
nada, por favor —pidió Bill. Andreas asintió.
—Está hermosa tu
enana.
—Gracias.
…
Tom estaba
comprando junto con Andreas ropas que fuesen más ajustadas, o como la gente
normal decía, “de su talla”.
—¿No luzco más
delgado así? Tengo piernas de pollo raquítico —se quejó Tom, mirando cómo le
quedaban los vaqueros que se había probado, Andreas se carcajeó sin importarle
la cara de la dependienta.
—De hecho, le
estiliza la figura —admitió la chica.
—¿Usted cree? —preguntó
Tom, mirándose de costado—. Hey, me hace ver bien.
—Te hace ver como
si por primera vez en tu vida tuvieras culo —bromeó Andreas.
—A mí me parece que
el joven tiene un buen derrière —halagó
la muchacha.
—¿Un buen qué? —preguntó
Andreas.
Tom arqueó una ceja.
La joven, que al parecer era francesa, negó con un gesto.
—Trasero, tiene un
buen trasero.
—Dilo de nuevo.
La chica sonrió y
negó.
Lastimosamente,
Andreas aún lo recordaba, y se lo repetiría a Tom hasta hartarlo.
…
—No tienes buen
culo, tienes buen derrière —soltó Andreas con retintín.
—Cállate, joder.
—Es que Tom…
—Tengo que comprar
camisetas allí —señaló un lugar con camisetas personalizables. Andreas bufó y
aceptó ir.
El sitio tenía diversas
camisetas de diferentes tipos, colores y diseños. Habían de los Simpsons, de
South Park, de personajes de películas, cantantes, entre otros diseños
indefinidos. Él buscaba algo básico, con algún diseño que le gustase.
—Hola —saludó Tom.
Un muchacho le extendió la mano, emocionado.
—¿Eres el sobrino
de Sido y Bushido, verdad?
—Oh, conoces a mis
tíos.
—Sí, de hecho les
encanta comprar en mis tiendas. ¡Oh, ¿él no es Andreas Listing el guitarrista
de Alea?! —soltó en un grito, Andi se rascó el cuello.
—Sí —dijeron
Andreas y Tom al unísono.
—Qué genial, un
honor que estén en mi tienda.
—Eh, pero el famoso
es mi amigo, yo no, mis tíos son famosos, sí —comentó Tom.
—Igual, eres
familia de Paul y Anis, y yo les tengo un inmenso respeto. Mi nombre es Lauren.
—Un gusto.
…
—Fue recontra
incómodo comprar ahí —mencionó Andreas.
—¿Quién te manda a
ser famoso, eh?
—No solo yo, tú que
nada haces también lo eres. Y eso que él no sabía que escribiste las canciones
del próximo disco de Alea.
—Ni lo digas.
...
Tom estaba
escribiendo prosa en su computadora, se le daba mejor a su parecer, y lo
disfrutaba más. No que se quejara de escribir canciones, pero sentía que la
prosa era lo suyo, escribir historias que nadie leería y crear mundos alternos
donde se enfocara en sus personajes y no en sí mismo.
Todo lo guardaba en
su computadora bajo el seudónimo de Once, aunque fuese algo doloroso, no podía
negar que en parte seguía siendo como ese chiquillo.
Decidió que
necesitaba distraerse y, de paso, avisarle a Luca sobre la fiesta para Oskar y
Gustav, así que tomó su móvil y marcó.
—Hey, hola Luca.
Andi me dijo que harán una fiesta mañana y quería saber si querías ir conmigo.
—Claro. Dime la
hora e iré a tu casa.
…
Se miró al espejo y
sonrió satisfecho. Seguro Andreas le diría alguna broma como… que estaba de
luto o algo así, que se veía pálido, pero le daba igual. A su parecer se veía
muy bien con sus vaqueros negros y su camiseta negra estampada con una frase
que le gustaba. Se puso una pañoleta blanca con puntos negros que formaban un
cráneo en la cabeza.
—Wow, estás guapo —halagó
Luca. Tom sonrió.
—Tú también —correspondió
al cumplido. Tom agarró de la mano a Luca y lo guió a casa de Andreas. Los
roces simples pero íntimos se estaban volviendo algo común.
Dentro de sí, sentía
que traicionaba a Bill, sin embargo, trataba de convencerse de lo contrario
porque ya no eran nada.
…
—¡Llegó la parejita
feliz! —bromeó Andreas apenas ingresaron, el pelirrojo ya había tomado unas
copas de más.
Se saludaron entre
todos, y se presentaron.
Oskar ahora lucía
un look diferente, su cabello era morado, largo y en coleta, y se veía más
maduro, con una cazadora de cuero, pantalones de su talla y no millones de
tallas más ajustadas. Su contextura era delgada, pero estaba más fibroso, ya no
tan cuerpo de fideo como antes.
—Me gusta tu nuevo
look, Tom —mencionó Gustav, Tom asintió.
Gustav tenía el
cabello largo y negro, también en una coleta, mostraba unos músculos formados
en sus brazos por tocar la batería.
—Es un chico muy
guapo —se admiró Brianne, la novia de Gustav que estaba a su lado.
Luca no llamaba
mucho la atención en ese ambiente, solo por sus tatuajes, aunque Gustav también
tenía algunos, pero le emocionaba la idea de estar compartiendo más con Tom.
Andreas casi se
pegó a Tom y le sonrió.
—Me alegra que
estés con Luca, no lo arruines —dijo Andreas entre hipidos. Tom arqueó una
ceja.
—Eh, no te
preocupes por eso —respondió Tom, acariciando la mano de Luca.
—Nada de volver con
Bill, por más que regrese o venga de vacaciones a Alemania —soltó Andreas con
seriedad.
Tom rodó los ojos. —Él
no volverá, y no regresaré con Bill.
Luca iba apuntando
mentalmente lo que sucedía, los datos que descubría, como que el ex innombrable
se llamaba Bill y al parecer no vivía en Alemania.
—Nunca digas nunca.
—No dije nunca…
—A lo que voy es
que Bill puede regresar sin avisar en cualquier momento.
—¿Por qué lo dices?
—preguntó Tom con el corazón latiéndole con fuerza, una sonrisa desinteresada
retratada en sus labios, pero la esperanza se escondía dentro de él.
—Porque cuando
recogí a estos idiotas, y Brianne, me lo encontré. ¡Su hija es una dulzura! Y
le gustan los gatos como a mí —mencionó más para sí mismo que para Tom.
Tom se paralizó.
—¿Qué?
—Tom dijiste que no
regresarías con Bill… —dijo Luca, un tanto confundido por el repentino interés
de Tom, este lo chistó y tomó a Andreas de la camiseta.
—¿Bill está aquí? —preguntó
con la expresión enojada—. ¿Por qué no me lo dijiste antes?
—Ya se fue, solo
vino a recoger a su madre.
Tom lo soltó y
comenzó a temblar. Luca se había ido.
Andreas intentó
abrazar a Tom, pero estaba demasiado ebrio como para coordinar bien.
Georg
apareció en escena e hizo que Tom se sentara, brindándole un vaso con agua para
que recuperara la compostura.
—¿Dónde está Luca? —preguntó
Tom cuando “despertó” de su ataque.
—Se fue hace un
rato, cuando preguntabas por Bill —respondió Georg, palmeándole la espalda en
búsqueda de tranquilizarlo.
—Mierda —soltó Tom
con la expresión decayendo—. Soy un estúpido.
—Sí, lo eres —cedió
Andreas.
Tom lo fulminó con
la mirada y salió de allí.
Jajajaja ya sabía que al estúpido de Andy se le saldría que vio a Bill, no podía no saber Tom, jajaja y pobre Luca, aunque no lo merece, la verdad es que cuando alguien ya tuvo ese amor por quien daría todo, nunca lo olvidas ni vuelves a amar igual...
ResponderEliminar@Lily, Andi es boca floja :v y sí, como el primer amor, o el amor que te marca no hay otro igual.
EliminarEspera!! Ya iba a empezar el siguiente capítulo cuando esta idea me golpeo el cerebro... Era Bill quien los veía a lo lejos?? Era el? Si había ido a buscar a Tom pero como lo vió con Luca no se le acerco??? Me mueroooo!!! Respondeme por favor!
Eliminar@Lily, Sí, era Bill ^^
EliminarAhhh sufro aun más :'(
EliminarEs una pena, es como pensar en el hubiera, pero ni modo...
Y bueno este es mi capítulo favorito hasta ahora jajajaja
Besos