viernes, 11 de marzo de 2016

Fanfic: Once versus Tom. Capítulo 7: Sueño y realidad


Capítulo 7: Sueño y realidad


—Bill —dijo Tom, caminando hacia él, el cual estaba de brazos abiertos.

—Ven, Once, ven conmigo. —Tom corrió pero el camino se volvía más largo conforme daba otra pisada. ¿Qué pasaba? ¿Por qué se estaba alejando en lugar de acercarse?

Robbie extendió su manita en dirección a Tom, pero iba perdiendo color conforme Tom luchaba con ese peso sobre sus pies, ya no podía moverlos, era como si cargase cemento.

—Te amo, Once. Casémonos. ¿Tom? Tomi, para mí serás Tomi porque ya no tienes once, ni catorce.

—Bill, ayúdame.

—Para mí siempre serás Once, el niño estúpido que sigue creyendo en mí.

—¿Bill?

—¿No entiendes? No me interesas, por eso no te busqué, porque no quiero saber de ti. Solo quería estar contigo hasta aburrirme.

—¡Cállate!

—Ya estoy con alguien más.

—¡CÁLLATE!

—Alguien que sí es maduro, alguien que no es un niño como tú. Siempre siendo niño, siempre siendo Tomi, siempre siendo Once…

Le dolía, sentía un vacío en su pecho, uno lo suficientemente grande que podía llegar a tragarlo por completo. Era una pesadilla, una con colores definidos, y palabras hirientes que se oían con claridad. Tom se despertó sudoroso en su cama, solo.

Bill ya no lo amaba, si lo hiciera lo hubiera buscado, así fuera para recibir un golpe. 

Solo vino por su madre, lo único que lo ataba a Alemania.


Tom tocó el timbre, Luca le abrió y tenía una expresión triste, incluso percibía un aire de decepción. Él estaba afectado, se sentía culpable. No merecía a alguien tan bueno como Luca, pero lo necesitaba, más ahora que sabía con seguridad que lo suyo con Bill ya no tendría más pies.

No estaba bien, no estaba bien el que buscase a una persona porque otra le dejó el corazón roto, pero tenía que hacerlo, porque le hacía bien, por más contradictorio que fuese. Le hacía bien el tener a alguien que se le entrega no físicamente pero sí en alma, y que le ofrece caricias que lo calman como si se tratase de un cachorro.

Realmente estaba jodido, no quería ahogarse, lo necesitaba para salir a flote. Más adelante podría sentir amor por él, podría amarlo y nunca dejarlo, no obstante, ahora lo necesitaba para que lo consolara.

—Lo siento, Luca.

—Te dije que no quería estar a tu lado para un momento —musitó Luca. Tom se sintió fatal.

—Lo sé, pero… es difícil. Yo… lo amaba, y pensé que iba a tener todo con esa persona. Sin embargo, no fue así y ya quiero salir de esto. Quiero olvidarlo y tener algo serio contigo.

—Entonces búscame cuando lo hayas olvidado.

Luca le cerró la puerta en la cara.


El primer semestre había pasado rápido. Luca lo evitaba, solo hablaba con él de las clases y lo estrictamente necesario.

Cuando de pronto ya estaba en el siguiente semestre, y tenía que viajar a Berlín, su mamá no quería que fuera solo.

Tom se veía tentado a obedecerla, más teniendo en cuenta que ya estaba casi a nada de dar a luz porque ella esperaba gemelos.

—Vamos, Tom. Falta y ya después vas a todos los congresos que quieras, amor —pidió Anémona acariciando su inmenso vientre.

—¿Así me tenga que recorrer toda Europa? —tentó Tom.

—No te pases. —Tom rió.

Decidió no ir, y cuando preguntó a su profesor las próximas fechas de congresos, dijo que serían congresos internacionales en Francia, Toulouse, así que tenía que aprender francés.


—Son hermosas —dijo Tom viendo la incubadora donde tenían a sus hermanas. Se llamaban Alina y Arabelle, como su difunta abuela.

—Se parecen a ti —soltó Jörg, Tom rodó los ojos.

—Eh, ¿será porque son mis hermanas, pá? —rieron ambos.

—Bueno, siendo sinceros, se parecen a Anémona. Y tú eres idéntico a ella —comentó Jörg.

—Pero tenemos tu nariz, papá —mencionó Tom, señalando su perfilada nariz.

—¿Qué puedo decir? Soy bello —fanfarroneó Jörg, Tom bufó.

—Qué humilde.

—La humildad es para los feos —bromeó Jörg. Tom rió.


A los días regresaron a casa, con las bebés Trümper, su casa se convirtió en algo caótico desde que ellas llegaron. Había llanto por doquier, baba en ciertos muebles, juguetes tirados por todos lados, en fin, estaban alegres con ellas. Aunque fuesen sinónimo de gritos y chillidos de felicidad.

Aún le costaba a Tom habituarse a que tenía hermanitas y que si escuchaba chillidos de bebés era por ellas, y no porque alguien se hubiese accidentado.


Alina tenía un temperamento fuerte, fue la primera en aprender a hablar, antes que caminar, mientras que Arabelle, era más calmada y callada, era aprendió a caminar antes que a hablar. Ambas sentían afición por leer, eso tuvo que ver con que Tom les leía cuentos de Christian Andersen desde que nacieron.

Tom ya estaba más centrado en sus estudios, y practicar con la bicicleta, así que tenía tiempo para ellas. Aún no iba a los congresos internacionales porque se habían aplazado. Sin embargo, Tom a sus veinte años ya había viajado a Berlín y en ese ciclo iban a viajar a otras ciudades de Alemania.

Lo que temía es que en el sexto ciclo iban a comenzar los viajes internacionales, e ineludiblemente iría a Francia.


Múnich era un bonito sitio como para vivir, no era como Leipzig que más parecía un pueblo olvidado de la mano de Dios, pero Múnich era mucho más vivaz, como una capital, no tanto como Berlín pero bastante parecido, lo suficiente como para no hastiar.

Tom se había ido en el bus al lado de Luca, por más que este le repitió que los asientos a su lado eran para sus maletas.

Le estuvo sonriendo todo el tiempo que estuvo despierto, como si le pidiera todas las disculpas del mundo con los labios. Luca se hizo el desentendido, como si con él no fuera la cosa, por más que se estaba derritiendo por dentro.

—Hey, perdóname, ¿sí? —pidió Tom con ojos de cachorrito apaleado. Luca bufó.

—Tom, deja de ponerme esa cara.

—¿Cuál cara?

—La de borrego a punto de morir —respondió Luca, cruzándose de brazos.

—Ok, ok, ¿pero me perdonas? —cuestionó Tom, Luca negó.

—Eres terco.

—La perseverancia es una buena calidad. Pero lo siento, es que me di cuenta que te quería muy tarde —comentó. Luca lo miró con fijeza.

—¿Me quieres?

—Sí.

—Pues lo mismo dijiste de Bill según tengo entendido —soltó Luca, Tom suspiró.

—No hables más de él, por favor. Eso fue en el pasado. No te lo niego, aún me duele, pero debo superarlo —contó Tom, Luca torció la boca.

—Sé lo difícil que es olvidar a tu ex. El problema es que no te quiero compartir —dijo Luca y Tom sintió que ya estaba perdonado.

Acortó la distancia y lo besó, acariciándole la mejilla y sin buscar hacer bulla, porque aún estaban en el bus. Por suerte estaban al fondo y nadie los veía.

Llenó de besos cortos el rostro de Luca, agradeciéndole con una media sonrisa por la segunda oportunidad que le estaba dando.


Cuando llegaron a Múnich, se registraron con sus otros compañeros, tenían que compartir cuarto. Eran dos por cuarto, y a Luca no le molestó la idea de dormir (o no hacerlo) con Tom.

—Así que…

—Compartiremos cuarto —dijo Tom, sonriéndole pícaro.

—No te hagas ideas —susurró Luca, en su oído.

Tom sonrió con suficiencia, a sabiendas de que eso iba a suceder en algún momento.


A medio viaje tenían programada una fiesta de confraternidad. Hubo mucho alcohol pero Tom no era de hacerlo y Luca prefirió estar sobrio, así que solo fueron a comer y bailar, aunque Tom en lo personal, no era tanto de bailar, no le gustaba.

Se retiraron de la fiesta antes de que terminara porque Luca estaba cansado de la larga excursión de la mañana.

—Hace un clima terrible aquí —comentó Tom mientras se quitaba la camiseta. Luca asintió, aún no habituándose al tatuaje de Tom en su vientre bien formado y los brazos que se cargaba.

—Sí…

—¿No quieres quitarte la camiseta?

—Uhmn, yo no tengo qué presumir —mencionó alzándose un hombro, Tom negó.

—Eres hermoso con tu piel blanquecina y tu cuerpo fibroso. No tiene nada de malo, aparte que nunca está de más lucir tus tatuajes. —Tom le guiñó un ojo. Luca se sonrojó.

Se fue desprendiendo de sus ropas, comenzando con la camiseta y quedando en calzoncillos, Tom aprovechó eso y también se quitó sus pantalones, esta vez había elegido bóxers que no fueran sobre libros o cómics, sin contar que Luca tenía unos bóxers de Iron Man.

—¿Qué?

—Nada —dijo Tom con una risilla.

—Me gusta Tony Stark pues. Y no estoy hablando de Robert Downey Jr., que me encanta —acotó Luca con una expresión seria.

Terminaron riéndose.

Después de un momento se percataron que estaban cerca, y Luca vio la boca de Tom, el cual estaba mordiendo su labio inferior.

Luca fue quien acortó la distancia y comenzaron a besarse, Tom lo tomó por la cintura y esta vez no se detuvieron para reírse, sino que profundizaron el beso, siendo boca, lengua, dientes y saliva.

Tom quería dar todo de sí para enamorarse, o siendo más realistas, amarlo sin enamorarse, quererlo lo suficiente como para curar del todo sus heridas que tenía en el corazón, que ya no supuraban pero aún no se cicatrizaban.

 —No traje condones, ni lubricante —susurró Luca después de un rato, rompiendo el beso y la magia del ambiente, Tom se mordió el labio inferior y miró hacia un lado.

—Yo los compré ayer —confesó avergonzado.

—Pillo —molestó Luca, haciendo que soltaran carcajadas.

—¿Cómo quieres que sea?

—¿Cómo?

—Sí, o sea… cómo quieres que lo hagamos.

—No seas tonto, estás echado encima mío, es obvio que quiero que seas el activo —soltó Luca.

—El activo no necesariamente…

—Va arriba, lo sé. Pero es mi deseo —interrumpió Luca, Tom asintió y comenzó a prepararlo luego de sacar el lubricante del cajón.

El momento se tornó íntimo, debido a que Luca estaba con las piernas levantadas y Tom entre ellas, dilatándolo. Su interior se sentía un tanto tenso, estaba nervioso, le acarició el interior de sus muslos para relajarlo.

También recordó que otra manera de relajar a alguien era dándole sexo oral. A la única persona que se lo había hecho era Bill, pero él ya no estaba aquí.

Bajó su rostro y comenzó a jugar con la punta, lamiéndola y succionándola, lo estaba haciendo sin condón porque confiaba lo suficiente en Luca, aunque de todas maneras fuera a penetrarlo con uno puesto.

Luca gimoteó, derritiéndose por dentro por la mamada, y la estimulación a su próstata. Tom sabía cómo girar los dedos, cómo doblarlos para encontrar ese punto que enloquecía a Luca.

Pronto estuvo embistiéndolo mientras se aferraba a sus caderas, de todas formas no disfrutando todo el trayecto, sino buscando correrse, eso tenía que cambiar, y lo sabía.

Luca se vino con fuerza, tanto así que salpicó en el pecho de Tom, el cual le sonrió y salió de su interior con cuidado.


Luca y Tom no iban agarrados de la mano porque estaban sus maestros, y preferían mantener un perfil bajo, aunque ambos estuvieron más unidos desde que lo hicieron y no podían negarlo.

Los congresos fueron interesantes y muy acorde con su carrera. Cada día estaba más convencido de que había elegido la carrera correcta.

Tom llamaba por Skype a su madre, y veía a sus hermanas ahí, jugaba con ellas a distancia, y se las presentó a Luca, ellas simplemente se mantenían risueñas y gritonas como siempre.

—Son hermosas, ¿no?

—Sí, lo son. Tu mamá ya no siente tanto odio por mí, hasta se despidió de mí con amabilidad, aunque me dijo Lucas. —Tom rió.

—Es que se confunde.

—¿Me las presentarás cuando estemos en Leipzig?

—Sí, te encantarán, aunque lo más probable es que te llenen de baba. Las extraño demasiado —masculló Tom.

—Debe ser bonito tener hermanos.

—Pensé que iba a ser complicado, ¡y no me equivoqué! Pero es maravilloso tener esa experiencia. Son criaturas que cambian tu mundo por más gris que esté. Llenan todo de vida.

Luca lo besó.

—Me encanta que te apasiones por todo. Eres una lindura, Tom. —Tom chasqueó la lengua, pero igual se sonrojó.

Día con día lo suyo iba fortaleciéndose, y eran inseparables, esperaban que durase por siempre.


3 comentarios:

  1. Que bueno que Tom este poniendo de su parte y que Luca se arriesgue un poco, espero que en los próximos capítulos ellos estén aun mejor!

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    1. @Lily xd no sé si te gustarán los siguientes capítulos entonces.

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    2. Bueno en un mundo ideal desearía que Bill volviera y se reuniera con Tom, se besaran y olvidaran el pasado y fueran felices comiendo perdices, pero eso no pasa ni en los fics (los que son buenos y realistas, como los tuyos), así que por eso esperaba que sea feliz con Luca... si eso no pasa, si sufriré jejeje

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