Participé con esta viñeta en el concurso de Autores de fanfics, nunca antes había escrito en segunda persona, y fue algo interesante aunque dudo que pueda hacerlo en otra ocasión, me siento más cómoda escribiendo en tercera persona. Quien ganó fue Jeadore, así que mis congratulaciones desde aquí.
Sin nada más que acotar, les dejo a que lean. ¡No olviden comentar, eh!
Título: Detonante.
Autor: kasomicu.
Categoría: Slash.
Género: Angst.
Advertencia: Twincest.
Resumen: La reacción varía de acuerdo al detonante que se emplee.
Disclaimer: Las personas públicamente reconocibles no me pertenecen, sus acciones, la trama, y demás sí. No se busca ofender a nadie con esto.
Capítulo único
Entonces
te levantas, y estás desorientado, no reconoces el cuarto en el cual estás, ni
la sensación, ni tienes recuerdos de qué sucedió anoche. Estás cansado, y
buscas a tientas tu celular en una mesita de noche que tampoco reconoces, y notas
que ha pasado mucho tiempo. Solo quieres volver a echarte y dormir hasta que
todo vuelva a sentirse un lugar menos hostil. Pero sabes que eso no sucederá,
porque al despertarte siempre te sientes cansado, y más viejo, y solo quieres
volverte a perder.
Te
preguntas cuánto más tendrás que esperar para que todo termine.
Tallas
tus ojos, e intentas recordar dónde estás. ¿Un departamento? ¿Una casa? ¿En
otra ciudad?
¿Por
qué no recuerdas nada? Es como si la sensación de angustia se hubiese posado
sobre ti, solo que no tienes de idea del por qué. Bill, ese nombre es lo único que se siente doloroso. Bill no está
contigo.
Olisqueas
el ambiente, y no encuentras rastro del perfume caro para hombre que solía
usar. Todo se siente más denso, como si estuvieras debajo del agua.
“Bill
me dejó”, es lo que se pasa por tu cabeza, y luego sientes que se abre tu pecho
e intenta hundirte en un oscuro pozo, un agujero que solo quiere tragarte hasta
dejar de ti los huesos. Tiemblas y ya estás llorando.
El mundo parece haberse
apagado, ya comprendes por qué nada sería diferente por más que te levantes,
eso no haría que tu hermano esté contigo.
No
sabes a razón de qué, no sabes cuándo sucedió, solo sabes que sientes ese vacío
en ti. Es como estar en parte muerto.
“¿Por
qué?”, te preguntas. “¿O acaso yo lo dejé?”, repites. Vuelves a agarrar tu
móvil, y buscas su nombre, pero no hay nada. De nuevo lo intentas, en esta
ocasión poniendo algunos apodos que solo conocías tú, nombres que usaban en la
intimidad, palabras claves que empleaban en algunos juegos… sin embargo, no
había rastro de Bill. No había fotos, ni mensajes.
Ibas
perdiendo la nitidez en tu vista, por más que se supone tienes que aclararla
conforme te levantas.
Cuando
te enojas sueles borrar todo, quemar fotos, gritar, quemar todo lo que tenga
que ver, y luego acudes a Bill en búsqueda de un refugio, porque Bill ha sido
el único que ha estado a tu lado cuando lloras.
Pero…
¿y si te enojaste con Bill, qué es lo que sucede? Sueles restringirle la
comunicación sin palabras, te alejas, das un tiempo. Todo se siente como un déjà vu. Antes sucedió lo mismo, antes
te alejaste.
¿Cuándo
lo hiciste?
Memorias
de un Bill hablando, un Bill de aspecto cetrino, y no llora, no lo hace. Tú
tampoco lo haces, solo asientes y te vas.
¿Por
qué te vas si no hiciste nada? “Porque siempre cedo”, respondes. “O porque
estoy cansado”.
La
relación con tu gemelo es algo que no se puede romper con facilidad, no es como
decidir terminar con alguien, y listo. Ustedes no son como el resto, por eso no
pueden mantenerse lejos por mucho tiempo, por más que sucedan cosas, al final
cada uno tiene que lidiar con ellas.
“Bill
no pudo hacerlo de nuevo”, dices para tus adentros.
Nunca
hubo lápiz labial en la ropa, llamadas a deshoras, desapariciones, nada fue
inusual, no habían sospechas, no cuando siempre venía y te besaba con la misma
dulzura e intensidad de siempre.
—No
puede estar pasando de nuevo —mascullas, en esta ocasión con la presión en tu
pecho.
No
escuchas tu voz, no como debería oírse cuando hablas en voz alta, la escuchas
como si estuviera en tu cabeza.
El
sonido del reloj no está en tu cabeza.
“¿Cuál
reloj si no vi uno antes?”
Alguien
te agarra el brazo. Es una mano fría, y de dedos que reconoces al tacto, te
giras y lo ves. Parpadea, bizqueando un poco, recién se ha levantado.
Sabes
en qué cuarto estás, en qué casa, reconoces el reloj de pared y simplemente no
puedes dejar de verlo.
—¿Qué
día es hoy? —preguntas, notando tu voz gangosa.
—Dieciocho
de mayo, ¿por qué? —responde, y frunce el ceño. Está preocupado, seguramente te
sintió alterado por tu mal sueño.
Aún es
pronto, no es muy tarde. Bill no ha podido hacerlo de nuevo. Lo sujetas por la
melena despeinada, y lo acercas a tu rostro, apoyando tu frente contra la suya.
—¿Me
amas todavía?
—Sí
—dice con voz bajita y mirándote con seguridad.
Asientes
y te quedas.
*-* Me dejaste con el nudo en la garganta *-* Ya me iba a dar algo... Yo digo que deberías de escribir en segunda persona mas seguido, a mi en lo personal me gustó mucho. Suuuuper like! Pulgar en alto ;) Muy bueno de verdad. Felicidades y gracias <3 Nos leemos Playa, besos!
ResponderEliminarSoy tan nena... no pude evitar llorar :'( se sintió tan real, especialmente al estar en segunda persona u.u TE ODIO!! xDD :'(( Felicidades!! sí, por hacerme llorar, por hacerlo tan real y por escribir tan genial, como siempre :) y por alegrarme la noche :) Un abrazo!
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ResponderEliminarAuch, me angustie de verdad con este fi, realmente me gusto mucho la forma en que lo escribiste; todavía siento mi corazón apretujado, te quedo realmente genial
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