Quiero explicar algo, por si no es obvio a estas alturas. Todos los femslash que he escrito son con gender swap, o sea los personajes originalmente son hombres. No es como otros femslash, por ejemplo, si pusiera a Natalie con Dunja. No planeo escribir femslash sin gender swap, porque verdaderamente el femslash no es lo mío, solo uso como otro recurso más de los fanfics, y quiero aclarar también, porque he visto y me han hecho comentarios al respecto, YO SÉ QUE ELLOS NO SON MUJERES EN LA VIDA REAL. ¿Ok? TAMPOCO LOS VEO COMO MUJERES. Es ficción... FICCIÓN. ¿Ok? En serio ya es cansino, yo veo cómo los ponen en otros fics, donde son hombres, pero actúan como mujeres, así imposiblemente femeninos, y cada persona... pero no es mi gusto, y ya. Si tanto les afecta no deberían ni venir a leer cuando tiene la advertencia femslash.
Título: Julieta y Julieta.
Autor: kasomicu.
Rated: +16.
Categoría: Femslash.
Advertencia: AU, Twincest not related, Gender swap.
Pareja secundaria: Georg Listing/Gustav Schäfer.
Resumen: Tomika era una chica confundida sobre su orientación sexual, pero al tener una sirvienta como Billie sopesó seriamente la posibilidad de que ella no buscaba un Romeo, sino una Julieta.
Disclaimer: Las personas reales se pertenecen, sus actos, personalidades y demás no. No se busca ofender a nadie con esto.
Capítulo 1
Tomika apenas llegó a su casa corrió en dirección a
su habitación, tenía la casa a su disposición por toda una semana. Era viernes,
es decir que aún tenía clases el sábado, pero eso no significaba que perdería
tiempo, comenzaría a llamar a sus amigas desde ya para que contaran con ella
para la fiesta que se daría ese fin de semana en el campus. Usualmente no
aceptaba ir debido a que regresaba tarde y recibía un sermón que prefería evitar,
sin contar la disminución de su mesada.
Si bien era cierto que había intentado buscar empleo
para independizarse y manejar su propio dinero, sin embargo, sus horarios de
estudio le impedían tener espacio así sea para un trabajo de medio tiempo, si
inclusive a veces llegaba solo a dormir a su casa. Así que prefería desertar de
esa idea.
Por lo que todavía era hija de familia a pesar de ya
tener dieciocho años, y pensar que ella había jurado a los doce que cuando
tuviera esa edad se largaría de casa. Otra era su situación, a sus padres no le
parecía mal con tal de que se siguieran respetando sus reglas. A Tomika era eso
lo que le molestaba, así como que la llamaran por su nombre completo, prefería
que le dijeran “Tom”.
—Aló, ¿Agus? Pero qué… ¿Georgie? ¿Qué haces
contestando el teléfono de Agustina? Oh, vale que no quería detalles. —Se
cubrió el rostro por el bochorno frente al lenguaje explícito de su otra amiga
con respecto al sexo oral interrumpido por su llamada—. Bueno, ehm… solo quería
decirles que iré a la fiesta y que si quieren quedarse a dormir aquí vengan,
eso sí, solo dormir, par de calientes —les chanceó antes de colgar.
Se rió un momento todavía con las mejillas
encendidas. Sus amigas eran lesbianas y desde hace poco pareja. Al principio le
había sido un poco difícil de procesar porque conocía a Agustina desde la
escuela y nunca había dado algún indicio de que le gustasen las mujeres, o siquiera
los hombres ahora que se ponía a pensarlo; por eso es que se llevaban tan bien
porque ocupaban su tiempo en asuntos que no incluían charlas sobre chicos o
decidir si se verían bien o no en tal o cual vestimenta.
Se rascó el cuello recordando esos tiempos, antes de
que encontrase a Agus siendo besada por una chica en el baño. Y no le provocó
repulsión, contrario a ello, sintió dentro de sí una curiosidad extraña que se
negó a afrontar, fingiendo que no existiese. Conoció a Georgie en la universidad,
era muy directa y le intimidaba con sus ojos verdes si es que no le hablaba con
cuidado. Después se tornó amigable, no obstante, seguía siendo directa, eso era
lo que le servía a Tom para cuando los consejos sensatos de la buena Agus no
surtían en efecto en su cabezota trenzuda. De ahí la confusión cuando las vio
juntas como pareja. No es que hubiera algo de malo, sino que… era raro, que
fuesen sus dos amigas lo era.
También estaba lo otro, su orientación sexual. No
había mucho que decir al respecto, había tenido unos cuantos novios, con los
cuales solo había llegado a besos y roces por encima de la ropa, en la cual
había buscado su propia satisfacción más que disfrutar en sí de la compañía,
por un momento se detenía a pensar esas bobadas de que quizá estuviese
esperando a su pareja ideal y que con esa pudiese sentir y emocionarse de
diversas formas.
Sin embargo, todavía había ese ‘algo’ que se anidaba
en su pecho cuando veía a una chica besándose con otra o al una sonreírle, eso
le impedía estar en paz consigo misma. Quizá era lesbiana y ni se daba por
enterada, o no quería admitirlo. Los problemas que le acarrearía aquello con
sus padres, el solo pensar en cómo decírselos la turbaba, así que permanecía
haciéndose la indiferente.
—Menuda mierda —dijo para luego soltar un suspiro y
cerrar un momento los ojos. Se tomaría una siesta en lo que vendrían sus amigas
para hacer el trabajo.
—Srta. Kaulitz
—esa voz que le llamaba casi en susurros le era conocida. Se talló los ojos
para sentarse en su cama y apreciar a su sirvienta que le dejaba la comida
sobre la mesilla.
Y es que solo Billie podía llamarle de esa forma,
haciéndole sentir mayor, e incomodándola a la misma vez.
Se preguntaba si había
sido alguna especie de mala broma lo de que la vestimenta de trabajo fuese
aquel vestido corto de color negro con mangas blancas y un mandil del mismo
color, sin contar las medias negras que recubrían sus kilométricas piernas que
se lucían. Allí iban de nuevo sus problemas de identidad.
—Llámame Tom —había pedido por enésima vez y
recibido de nuevo una sonrisa que iluminaba el rostro de la sirvienta.
—Pues Tom, ¿Tomie me lo permite? Es que Tom
pareciera nombre de chico, y tú no luces como uno —acotó la rubia con un
guiño—. Con su permiso, Tomie.
Tom se quedó boquiabierta por lo sucedido.
¿Es que eso había sido un coqueteo descarado o es
que los rezagos del sueño la habían hecho desvariar?
Negó con la cabeza y se
sobó el rostro. Lo sentía caliente, estaba roja como un tomate.
Era evidente que le gustaba Billie, Bibi, como se
tomaba la confianza de decirle a veces, la diferencia radicaba en que nunca
había recibido correspondencia a sus intentos de establecer una amistad, ahora
que sus padres no estaban presentes al parecer sí. El problema es que ella no
sabía si lo que quería era ser su amiga o algo más, que camuflaba bajo ese
nombre por el simple hecho de ser más fácil para sus dudas.
Sintió un retorcijón en el vientre y se dejó caer
sobre su cama. Definitivamente había perdido el sueño, y hambre no era lo que
sentía. Se aovilló en la cama. Estar confundida era una cosa, tener a una
sirvienta sexy que le guiñaba un ojo era otra completamente distinta.
…
Tom subió el volumen de la radio y les chistó a sus
amigas. Agustina se metía una hojuela de patatas a la boca con expresión
absorta y Georgie reía.
—Bájale a esa mierda y cuenta el chisme completo, no
seas perra —pidió Georgie mientras se acercaba a la morena y la alejaba de la
radio.
—Es que con ustedes no se puede hablar, joder. Les
digo que se trata de mi sirvienta, en cualquier momento puede pasar por aquí y
oírnos, ¿saben lo que eso significaría?
—No —soltaron al unísono para luego reír. Tom rodó
los ojos.
—Exacto, no saben y por eso no pueden meterse en
esto. Ella podría mencionarles a mis padres que se me le insinué o que me gusta,
y… —negó con la cabeza—. No quiero ni imaginar lo que pasaría entonces. Y
aparte ni me siento segura de que me gusten las chicas, sería arriesgar mucho
en vano, si a eso le agregamos el que lo más probable es que la haya
malinterpretado todo el asunto y me haga películas mentales por todo el tiempo
que vengo teniendo fantasías con ella y…
—Espera, espera —detuvo su verborrea Georgie
mientras posaba sus manos sobre sus hombros—. ¿Acabas de decir que tienes
fantasías con ella?
—Esto es serio —acotó Agustina.
Tom se sonrojó al percatarse que lo había dicho en
voz alta y miró a ambas con nerviosismo.
—Yo no quise decirlo —negó a la defensiva. Georgie
chasqueó la lengua y le ofreció una sonrisa.
—Gusti, ¿cómo se le llama a esta etapa? —cuestionó
Georgie sin despegar sus ojos verdes de sobre Tom.
—Negación, Gigi. Tom está en la etapa de negación
—respondió Agustina y se situó a un costado de la castaña—. Anda, Tom. No
puedes simplemente soltar que tienes fantasías con otra chica, y me imagino de
qué tipo, y esperar que no reaccionemos de una determinada forma, porque mujer,
¡esperé esto por tanto tiempo! Tu salida del clóset de manera formal. Gigi,
esto merece un par de cervezas —mencionó Agustina con cierto deje de orgullo.
Georgie asintió.
—¡Por supuesto! —secundó—. Se merece incluso un vino
o ron, a gusto. Lo que soporte tu organismo hasta mañana que tenemos clases.
—¡No, no, no y no! —alzó sus brazos deshaciendo el
agarre de Georgie y alejándose de paso—. Las conozco, a ambas, y mañana tengo
clases, así que nada, absolutamente nada de alcohol. Mañana si quieren, aunque,
¿saben qué? ¡Es estúpida la razón! Solo… fue una fantasía, digo, a cualquiera
pudo haberle pasado —le restó importancia mientras se acariciaba su cuero
cabelludo.
Georgie se cruzó de brazos y arqueó una ceja. —¿A
cualquiera? Hablamos de fantasía no de un sueño, y la reacción que tienes al
hablar de ello no es de cualquiera, o al menos no de cualquiera que asegura ser
hetero a toda costa —contratacó con seguridad.
Agustina asintió y le pasó un brazo por los hombros.
—No te pongas así, Tom. Vamos, igual y eres
bisexual, ¿y qué? Dejando de lado a tus
padres, tienes la casa a tu disposición, entonces puedes enfrentarla y si no se
da, no se dio y ya —buscó tranquilizarla Agustina.
—Agus, es que y si no se da y ella les cuenta algo a
mis padres… estoy jodida, ¿para qué arriesgarme?
—Porque te gusta. Por eso vale la pena arriesgarse
y, ¿sabes por qué te pasa eso? —interrogó Georgie. Tomika negó con la expresión
fastidiada—. Por ser gay de clóset.
Tom bufó y Billie apareció con una charola en donde
llevaba refrescos. —Aquí tiene, Srta. Kaulitz —dijo con una sonrisa. Tom enrojeció
imaginándose que su sirvienta habría oído parte del coloquio.
—Ya sabes que puedes llamarme Tom —repitió. Billie
asintió.
—Pero creí que no sería conveniente tomarme esas
confianzas en frente de visitas —señaló. Tom miró a sus amigas y sonrió—. Me
retiro, Tomie. Cualquier cosa estoy para servirte.
La figura esbelta desapareció por el corredor y Tom
sintió que le ardía el rostro.
—Pero qué buenas piernas trae la rubia, joder Tom.
Te luciste, creo que hasta una chica hetero dudaría de su sexualidad con ese
par de piernas, aunque le faltan senos, ya sabes, sin embargo está buena —codeó
Georgie. Agustina le miró fijamente—. ¿Qué? No me mires así, Gusti. Sabes que
con la que estoy es contigo, y te quiero. —Georgie abrazó a su novia por detrás
y le besó el cuello. Agustina sonrió.
—Muy guapa tu sirvienta, ¿cómo dijiste que se
llamaba? —preguntó Agus.
—Billie —respondió.
—Billie, uh. ¿Diminutivo de?
—No, de nada, solo Billie —aclaró Tom mientras se
servía un poco de refresco.
—¿Y sí sabes que le gustas, no? —Tom detuvo sus
movimientos y observó a Agus en brazos de Georgie. No tenía idea de a qué se
refería—. Vamos, Tom. Sí notaste cómo te veía, la gesticulación, su postura en
dirección hacia a ti, el contacto visual, diablos. Hay tensión sexual entre
ustedes y eso fue un flirteo en toda regla, exceptuando tu poca percepción al
parecer.
—Pe-pe-pero ¡solo hablábamos! No hicimos más que
hablar, y ni siquiera de temas con referencia a algo así. Agus, por favor, no
me incites a hacer estupideces —pidió con el ceño fruncido.
—No seas tozuda, Tomie
—Georgie prestó especial entonación a cómo la llamaba, haciendo evidente que
así la había nombrado Billie.
—No jodan, par de bobas y pongámonos a hacer el
trabajo que solo no se hará —demandó Tom. No llevaban las mismas carreras pero
compartían ciertos cursos, como ese.
Billie había escuchado toda la conversación. Se
mordió el labio y se dirigió a la cocina.
…
Acompañó a Georgie y Agustina hasta la puerta. Estaba
cansadísima y sabía que habían dejado un desastre en la sala rompiendo el mito
de que los varones son los únicos en armar un caos monumental al estar absortos
en algo. Pero el trabajo estaba hecho, así que sin quejarse mucho se dirigió a
la sala.
Encontró a Billie recogiendo las latas de bebidas
energizantes y envoltorios vacíos de piqueos.
—¡No, no! Bibi no, yo te ayudo, dejé esto hecho un
asco, perdón. Déjame hacerlo a mí —pidió Tom mientras intentaba sujetar la
basura en manos de Billie. La rubia negó con la cabeza.
—Tomie, esto es parte de mi trabajo. Si quieres
ayudarme en algo, lleva las jarras vacías a la cocina, ¿ok? —sugirió. Tom
asintió y obedeció.
Caminó hasta la cocina y vio que solo eran las
jarras las que estaban sucias. ¿Qué tanto daño le haría el que las limpiase por
sí misma? Se observó las uñas, las tenía cortas y sin esmalte, podía hacerlo.
Comenzó a lavar la primera jarra con sumo cuidado
para no romperla cuando sintió una presión sobre su hombro. Giró el rostro y se
encontró con el de Billie.
—Hey Tomie, lo estás haciendo bien pero —pasó sus
manos por el espacio entre su cuerpo y brazos, y las posó sobre las suyas,
apoderándose de la jarra— debes fijarte que no quede nada dentro. —Billie vació
el líquido y dejó la jarra boca abajo al costado del lavadero, encargándose ahora
de lavarle las manos a Tom—. Tocas muy bellas melodías con estos dedos, uh.
Tom sentía cada palabra contra su oído, cada
movimiento contra su cuerpo y traía el aroma de Billie muy cerca, sin contar el
roce delicado entre sus manos. Se sentía aturdida. Agustina tenía razón
entonces.
—No… no es lo único que puedo hacer con mis dedos
—tentó, aunque ya se sentía segura de que lo suyo no era una alucinación o
fantasía.
—¿Podrías conseguir bellas melodías en algo que no
es una guitarra, uh? Me encantaría verlo. —Billie apoyó sus manos contra el
borde del lavadero y se presionó levemente contra Tom, la cual no queriendo
quedarse atrás posó sus manos sobre las contrarias para separarse un poco y así
poder girarse.
Se vieron frente a frente.
Los ojos de Billie eran marrones y estaban
cuidadosamente maquillados, con una línea demasiado gruesa enmarcando sus ojos
como para ser sofisticada, su nariz fina y delgada embelleciendo su perfil, sus
labios llenos y en un matiz oscuro del rosado, con un lunar característico en
la mandíbula. Tenía una cabellera rubia hasta los hombros, toda sujeta en una
coleta baja que dejaba que sus mechones de cabello rebeldes se adhiriesen a su
rostro. Parecía salvaje, como un felino a punto de atacar, engatusando a su
víctima.
Tom tenía ojos color miel, casi idénticos a los de
Billie, aunque mucho tenía que ver la mirada. Ella poseía una mirada dulce,
inocente, pícara en ocasiones, pero no era como la de Billie. Su rostro carecía
de maquillaje alguno, solo se mostraba su faz tersa por los cuidados, su nariz
respingona y sus labios carnosos con una perforación en una comisura. Poseía
varios lunares, tanto en su rostro como en su cuello, y al estar su cabellera
negra sujeta en trenzas podía admirarse a la perfección las formas que se
podrían dibujar encima.
Tom sonrió, a la espera de que fuese despertada otra
vez o tuviese que regresar abruptamente a su realidad, aquel momento no vino.
—Sigo esperando, Tomie, ¿o es que ya no quieres
enseñarme? —arqueó una ceja y a Tom se le antojó ese gesto el más seductor que
había visto antes.
Me adelanté y lo leí en SH, pero bueee. Ahí no te comenté lol.
ResponderEliminarAmo tus gender swap, me matan. La actitud de Tomika (xD) es tan -w- Y Billie resultó ser una seeeeexy sirvienta. Ya Tom, cógela lol Ñeh, quiero ver qué mas sucederá, aún faltan muchas cosas, o por lo menos eso quiero pensar(?) ahahha, quiero ver cómo Billie corteja a Tom (aun mas xD).
Gracias Playaaaaa :* Besos :3 Que estés bien <3
Ah, olvidé mencionar que me encantó el detalle de las amigas de Tomika, super super genial porque la trolean xD ok no. Pero igual las amé a ellas ;3
ResponderEliminarCreo q me estoy volviendo fans de este tipo de historias, antes no hubiera creído que me llegarían a gustar los fic con los gemelos en su versión de mujeres XD.
ResponderEliminarOh, tomika, si, ajá, claro que te creo tus dudas sobre tu sexualidad y más cuando estas teniendo constantes sueños húmedos con Billie.
Y el momento de saber si Billie le corresponde,a Tom por fin llegó, qué pasará?,¿aprovecharan los días sin familia en la casa? espero que sí.
Saludines.
Adriana
Un minific de 9 capítulos! jajajajjajajaja ay Dios, me reiré por siempre de eso :')) No maaames, capté como a la mitad del capítulo que Agustina era Gustav y Georgie era Georg jajjajajaj bravo para mí, por hacer sinapsis más lento de lo normal XD estoy bien jodida u.u
ResponderEliminarNunca jamás en la vida pensé que me gustarían los femslash! wujuuuu un paso para mí xddd he crecido :')
QUE LE DE EL BESO YAAAAAAAAA! que se la coja encima del lavadero, del mesón, donde sea jahghjhg yo también quiero una sirvienta :CC pediré una para navidad jajajajajja XD pero la mía se llamará Julita la del barrio jajajajajjaaja XD
Abrazos para tí :)