sábado, 11 de mayo de 2013

Fic: Julieta y Julieta. (Femslash/Gender swap).

No tengo claro si esto será un minific (CUATRO CAPÍTULOS MÁXIMO) o será un twoshot (DOS CAPÍTULOS). Lo pongo con mayúsculas porque he visto que algunos ponen "minific" a fics de diez capítulos, o sea no me jodan, eso ya es longfic (por más que los capítulos sean cortos). En fin... detalle a notar, no recuerdo quién me lo mencionó... pero en este fic llamo a Tomika Tom, en lugar de Tomie, no era un error, sino que prefiere que la llamen Tom a que la llamen Tomika, y Tomie solo la llama una persona.

Quiero explicar algo, por si no es obvio a estas alturas. Todos los femslash que he escrito son con gender swap, o sea los personajes originalmente son hombres. No es como otros femslash, por ejemplo, si pusiera a Natalie con Dunja. No planeo escribir femslash sin gender swap, porque verdaderamente el femslash no es lo mío, solo uso como otro recurso más de los fanfics, y quiero aclarar también, porque he visto y me han hecho comentarios al respecto, YO SÉ QUE ELLOS NO SON MUJERES EN LA VIDA REAL. ¿Ok? TAMPOCO LOS VEO COMO MUJERES. Es ficción... FICCIÓN. ¿Ok? En serio ya es cansino, yo veo cómo los ponen en otros fics, donde son hombres, pero actúan como mujeres, así imposiblemente femeninos, y cada persona... pero no es mi gusto, y ya. Si tanto les afecta no deberían ni venir a leer cuando tiene la advertencia femslash.



Título: Julieta y Julieta.

Autor: kasomicu.

Rated: +16.

Categoría: Femslash.

Advertencia: AU, Twincest not related, Gender swap.

Pareja secundaria: Georg Listing/Gustav Schäfer.

Resumen: Tomika era una chica confundida sobre su orientación sexual, pero al tener una sirvienta como Billie sopesó seriamente la posibilidad de que ella no buscaba un Romeo, sino una Julieta.

Disclaimer: Las personas reales se pertenecen, sus actos, personalidades y demás no. No se busca ofender a nadie con esto.

Capítulo 1


Tomika apenas llegó a su casa corrió en dirección a su habitación, tenía la casa a su disposición por toda una semana. Era viernes, es decir que aún tenía clases el sábado, pero eso no significaba que perdería tiempo, comenzaría a llamar a sus amigas desde ya para que contaran con ella para la fiesta que se daría ese fin de semana en el campus. Usualmente no aceptaba ir debido a que regresaba tarde y recibía un sermón que prefería evitar, sin contar la disminución de su mesada.

Si bien era cierto que había intentado buscar empleo para independizarse y manejar su propio dinero, sin embargo, sus horarios de estudio le impedían tener espacio así sea para un trabajo de medio tiempo, si inclusive a veces llegaba solo a dormir a su casa. Así que prefería desertar de esa idea.

Por lo que todavía era hija de familia a pesar de ya tener dieciocho años, y pensar que ella había jurado a los doce que cuando tuviera esa edad se largaría de casa. Otra era su situación, a sus padres no le parecía mal con tal de que se siguieran respetando sus reglas. A Tomika era eso lo que le molestaba, así como que la llamaran por su nombre completo, prefería que le dijeran “Tom”.

—Aló, ¿Agus? Pero qué… ¿Georgie? ¿Qué haces contestando el teléfono de Agustina? Oh, vale que no quería detalles. —Se cubrió el rostro por el bochorno frente al lenguaje explícito de su otra amiga con respecto al sexo oral interrumpido por su llamada—. Bueno, ehm… solo quería decirles que iré a la fiesta y que si quieren quedarse a dormir aquí vengan, eso sí, solo dormir, par de calientes —les chanceó antes de colgar.

Se rió un momento todavía con las mejillas encendidas. Sus amigas eran lesbianas y desde hace poco pareja. Al principio le había sido un poco difícil de procesar porque conocía a Agustina desde la escuela y nunca había dado algún indicio de que le gustasen las mujeres, o siquiera los hombres ahora que se ponía a pensarlo; por eso es que se llevaban tan bien porque ocupaban su tiempo en asuntos que no incluían charlas sobre chicos o decidir si se verían bien o no en tal o cual vestimenta.

Se rascó el cuello recordando esos tiempos, antes de que encontrase a Agus siendo besada por una chica en el baño. Y no le provocó repulsión, contrario a ello, sintió dentro de sí una curiosidad extraña que se negó a afrontar, fingiendo que no existiese. Conoció a Georgie en la universidad, era muy directa y le intimidaba con sus ojos verdes si es que no le hablaba con cuidado. Después se tornó amigable, no obstante, seguía siendo directa, eso era lo que le servía a Tom para cuando los consejos sensatos de la buena Agus no surtían en efecto en su cabezota trenzuda. De ahí la confusión cuando las vio juntas como pareja. No es que hubiera algo de malo, sino que… era raro, que fuesen sus dos amigas lo era.

También estaba lo otro, su orientación sexual. No había mucho que decir al respecto, había tenido unos cuantos novios, con los cuales solo había llegado a besos y roces por encima de la ropa, en la cual había buscado su propia satisfacción más que disfrutar en sí de la compañía, por un momento se detenía a pensar esas bobadas de que quizá estuviese esperando a su pareja ideal y que con esa pudiese sentir y emocionarse de diversas formas.

Sin embargo, todavía había ese ‘algo’ que se anidaba en su pecho cuando veía a una chica besándose con otra o al una sonreírle, eso le impedía estar en paz consigo misma. Quizá era lesbiana y ni se daba por enterada, o no quería admitirlo. Los problemas que le acarrearía aquello con sus padres, el solo pensar en cómo decírselos la turbaba, así que permanecía haciéndose la indiferente.

—Menuda mierda —dijo para luego soltar un suspiro y cerrar un momento los ojos. Se tomaría una siesta en lo que vendrían sus amigas para hacer el trabajo.

 —Srta. Kaulitz —esa voz que le llamaba casi en susurros le era conocida. Se talló los ojos para sentarse en su cama y apreciar a su sirvienta que le dejaba la comida sobre la mesilla.

Y es que solo Billie podía llamarle de esa forma, haciéndole sentir mayor, e incomodándola a la misma vez. 

Se preguntaba si había sido alguna especie de mala broma lo de que la vestimenta de trabajo fuese aquel vestido corto de color negro con mangas blancas y un mandil del mismo color, sin contar las medias negras que recubrían sus kilométricas piernas que se lucían. Allí iban de nuevo sus problemas de identidad.

—Llámame Tom —había pedido por enésima vez y recibido de nuevo una sonrisa que iluminaba el rostro de la sirvienta.

—Pues Tom, ¿Tomie me lo permite? Es que Tom pareciera nombre de chico, y tú no luces como uno —acotó la rubia con un guiño—. Con su permiso, Tomie.
Tom se quedó boquiabierta por lo sucedido.

¿Es que eso había sido un coqueteo descarado o es que los rezagos del sueño la habían hecho desvariar? 

Negó con la cabeza y se sobó el rostro. Lo sentía caliente, estaba roja como un tomate.

Era evidente que le gustaba Billie, Bibi, como se tomaba la confianza de decirle a veces, la diferencia radicaba en que nunca había recibido correspondencia a sus intentos de establecer una amistad, ahora que sus padres no estaban presentes al parecer sí. El problema es que ella no sabía si lo que quería era ser su amiga o algo más, que camuflaba bajo ese nombre por el simple hecho de ser más fácil para sus dudas.

Sintió un retorcijón en el vientre y se dejó caer sobre su cama. Definitivamente había perdido el sueño, y hambre no era lo que sentía. Se aovilló en la cama. Estar confundida era una cosa, tener a una sirvienta sexy que le guiñaba un ojo era otra completamente distinta.


Tom subió el volumen de la radio y les chistó a sus amigas. Agustina se metía una hojuela de patatas a la boca con expresión absorta y Georgie reía.
—Bájale a esa mierda y cuenta el chisme completo, no seas perra —pidió Georgie mientras se acercaba a la morena y la alejaba de la radio.

—Es que con ustedes no se puede hablar, joder. Les digo que se trata de mi sirvienta, en cualquier momento puede pasar por aquí y oírnos, ¿saben lo que eso significaría?

—No —soltaron al unísono para luego reír. Tom rodó los ojos.

—Exacto, no saben y por eso no pueden meterse en esto. Ella podría mencionarles a mis padres que se me le insinué o que me gusta, y… —negó con la cabeza—. No quiero ni imaginar lo que pasaría entonces. Y aparte ni me siento segura de que me gusten las chicas, sería arriesgar mucho en vano, si a eso le agregamos el que lo más probable es que la haya malinterpretado todo el asunto y me haga películas mentales por todo el tiempo que vengo teniendo fantasías con ella y…

—Espera, espera —detuvo su verborrea Georgie mientras posaba sus manos sobre sus hombros—. ¿Acabas de decir que tienes fantasías con ella?

—Esto es serio —acotó Agustina.

Tom se sonrojó al percatarse que lo había dicho en voz alta y miró a ambas con nerviosismo.

—Yo no quise decirlo —negó a la defensiva. Georgie chasqueó la lengua y le ofreció una sonrisa.

—Gusti, ¿cómo se le llama a esta etapa? —cuestionó Georgie sin despegar sus ojos verdes de sobre Tom.

—Negación, Gigi. Tom está en la etapa de negación —respondió Agustina y se situó a un costado de la castaña—. Anda, Tom. No puedes simplemente soltar que tienes fantasías con otra chica, y me imagino de qué tipo, y esperar que no reaccionemos de una determinada forma, porque mujer, ¡esperé esto por tanto tiempo! Tu salida del clóset de manera formal. Gigi, esto merece un par de cervezas —mencionó Agustina con cierto deje de orgullo. Georgie asintió.

—¡Por supuesto! —secundó—. Se merece incluso un vino o ron, a gusto. Lo que soporte tu organismo hasta mañana que tenemos clases.

—¡No, no, no y no! —alzó sus brazos deshaciendo el agarre de Georgie y alejándose de paso—. Las conozco, a ambas, y mañana tengo clases, así que nada, absolutamente nada de alcohol. Mañana si quieren, aunque, ¿saben qué? ¡Es estúpida la razón! Solo… fue una fantasía, digo, a cualquiera pudo haberle pasado —le restó importancia mientras se acariciaba su cuero cabelludo.

Georgie se cruzó de brazos y arqueó una ceja. —¿A cualquiera? Hablamos de fantasía no de un sueño, y la reacción que tienes al hablar de ello no es de cualquiera, o al menos no de cualquiera que asegura ser hetero a toda costa —contratacó con seguridad.

Agustina asintió y le pasó un brazo por los hombros.

—No te pongas así, Tom. Vamos, igual y eres bisexual, ¿y  qué? Dejando de lado a tus padres, tienes la casa a tu disposición, entonces puedes enfrentarla y si no se da, no se dio y ya —buscó tranquilizarla Agustina.

—Agus, es que y si no se da y ella les cuenta algo a mis padres… estoy jodida, ¿para qué arriesgarme?

—Porque te gusta. Por eso vale la pena arriesgarse y, ¿sabes por qué te pasa eso? —interrogó Georgie. Tomika negó con la expresión fastidiada—. Por ser gay de clóset.

Tom bufó y Billie apareció con una charola en donde llevaba refrescos. —Aquí tiene, Srta. Kaulitz —dijo con una sonrisa. Tom enrojeció imaginándose que su sirvienta habría oído parte del coloquio.

—Ya sabes que puedes llamarme Tom —repitió. Billie asintió.

—Pero creí que no sería conveniente tomarme esas confianzas en frente de visitas —señaló. Tom miró a sus amigas y sonrió—. Me retiro, Tomie. Cualquier cosa estoy para servirte.

La figura esbelta desapareció por el corredor y Tom sintió que le ardía el rostro.

—Pero qué buenas piernas trae la rubia, joder Tom. Te luciste, creo que hasta una chica hetero dudaría de su sexualidad con ese par de piernas, aunque le faltan senos, ya sabes, sin embargo está buena —codeó Georgie. Agustina le miró fijamente—. ¿Qué? No me mires así, Gusti. Sabes que con la que estoy es contigo, y te quiero. —Georgie abrazó a su novia por detrás y le besó el cuello. Agustina sonrió.

—Muy guapa tu sirvienta, ¿cómo dijiste que se llamaba? —preguntó Agus.

—Billie —respondió.

—Billie, uh. ¿Diminutivo de?

—No, de nada, solo Billie —aclaró Tom mientras se servía un poco de refresco.

—¿Y sí sabes que le gustas, no? —Tom detuvo sus movimientos y observó a Agus en brazos de Georgie. No tenía idea de a qué se refería—. Vamos, Tom. Sí notaste cómo te veía, la gesticulación, su postura en dirección hacia a ti, el contacto visual, diablos. Hay tensión sexual entre ustedes y eso fue un flirteo en toda regla, exceptuando tu poca percepción al parecer.

—Pe-pe-pero ¡solo hablábamos! No hicimos más que hablar, y ni siquiera de temas con referencia a algo así. Agus, por favor, no me incites a hacer estupideces —pidió con el ceño fruncido.

—No seas tozuda, Tomie —Georgie prestó especial entonación a cómo la llamaba, haciendo evidente que así la había nombrado Billie.

—No jodan, par de bobas y pongámonos a hacer el trabajo que solo no se hará —demandó Tom. No llevaban las mismas carreras pero compartían ciertos cursos, como ese.

Billie había escuchado toda la conversación. Se mordió el labio y se dirigió a la cocina.


Acompañó a Georgie y Agustina hasta la puerta. Estaba cansadísima y sabía que habían dejado un desastre en la sala rompiendo el mito de que los varones son los únicos en armar un caos monumental al estar absortos en algo. Pero el trabajo estaba hecho, así que sin quejarse mucho se dirigió a la sala.
Encontró a Billie recogiendo las latas de bebidas energizantes y envoltorios vacíos de piqueos.

—¡No, no! Bibi no, yo te ayudo, dejé esto hecho un asco, perdón. Déjame hacerlo a mí —pidió Tom mientras intentaba sujetar la basura en manos de Billie. La rubia negó con la cabeza.

—Tomie, esto es parte de mi trabajo. Si quieres ayudarme en algo, lleva las jarras vacías a la cocina, ¿ok? —sugirió. Tom asintió y obedeció.

Caminó hasta la cocina y vio que solo eran las jarras las que estaban sucias. ¿Qué tanto daño le haría el que las limpiase por sí misma? Se observó las uñas, las tenía cortas y sin esmalte, podía hacerlo.

Comenzó a lavar la primera jarra con sumo cuidado para no romperla cuando sintió una presión sobre su hombro. Giró el rostro y se encontró con el de Billie.

—Hey Tomie, lo estás haciendo bien pero —pasó sus manos por el espacio entre su cuerpo y brazos, y las posó sobre las suyas, apoderándose de la jarra— debes fijarte que no quede nada dentro. —Billie vació el líquido y dejó la jarra boca abajo al costado del lavadero, encargándose ahora de lavarle las manos a Tom—. Tocas muy bellas melodías con estos dedos, uh.

Tom sentía cada palabra contra su oído, cada movimiento contra su cuerpo y traía el aroma de Billie muy cerca, sin contar el roce delicado entre sus manos. Se sentía aturdida. Agustina tenía razón entonces.

—No… no es lo único que puedo hacer con mis dedos —tentó, aunque ya se sentía segura de que lo suyo no era una alucinación o fantasía.

—¿Podrías conseguir bellas melodías en algo que no es una guitarra, uh? Me encantaría verlo. —Billie apoyó sus manos contra el borde del lavadero y se presionó levemente contra Tom, la cual no queriendo quedarse atrás posó sus manos sobre las contrarias para separarse un poco y así poder girarse.

Se vieron frente a frente.

Los ojos de Billie eran marrones y estaban cuidadosamente maquillados, con una línea demasiado gruesa enmarcando sus ojos como para ser sofisticada, su nariz fina y delgada embelleciendo su perfil, sus labios llenos y en un matiz oscuro del rosado, con un lunar característico en la mandíbula. Tenía una cabellera rubia hasta los hombros, toda sujeta en una coleta baja que dejaba que sus mechones de cabello rebeldes se adhiriesen a su rostro. Parecía salvaje, como un felino a punto de atacar, engatusando a su víctima.

Tom tenía ojos color miel, casi idénticos a los de Billie, aunque mucho tenía que ver la mirada. Ella poseía una mirada dulce, inocente, pícara en ocasiones, pero no era como la de Billie. Su rostro carecía de maquillaje alguno, solo se mostraba su faz tersa por los cuidados, su nariz respingona y sus labios carnosos con una perforación en una comisura. Poseía varios lunares, tanto en su rostro como en su cuello, y al estar su cabellera negra sujeta en trenzas podía admirarse a la perfección las formas que se podrían dibujar encima.

Tom sonrió, a la espera de que fuese despertada otra vez o tuviese que regresar abruptamente a su realidad, aquel momento no vino.

—Sigo esperando, Tomie, ¿o es que ya no quieres enseñarme? —arqueó una ceja y a Tom se le antojó ese gesto el más seductor que había visto antes. 


4 comentarios:

  1. Me adelanté y lo leí en SH, pero bueee. Ahí no te comenté lol.

    Amo tus gender swap, me matan. La actitud de Tomika (xD) es tan -w- Y Billie resultó ser una seeeeexy sirvienta. Ya Tom, cógela lol Ñeh, quiero ver qué mas sucederá, aún faltan muchas cosas, o por lo menos eso quiero pensar(?) ahahha, quiero ver cómo Billie corteja a Tom (aun mas xD).
    Gracias Playaaaaa :* Besos :3 Que estés bien <3

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  2. Ah, olvidé mencionar que me encantó el detalle de las amigas de Tomika, super super genial porque la trolean xD ok no. Pero igual las amé a ellas ;3

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  3. Creo q me estoy volviendo fans de este tipo de historias, antes no hubiera creído que me llegarían a gustar los fic con los gemelos en su versión de mujeres XD.

    Oh, tomika, si, ajá, claro que te creo tus dudas sobre tu sexualidad y más cuando estas teniendo constantes sueños húmedos con Billie.

    Y el momento de saber si Billie le corresponde,a Tom por fin llegó, qué pasará?,¿aprovecharan los días sin familia en la casa? espero que sí.

    Saludines.
    Adriana

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  4. Un minific de 9 capítulos! jajajajjajajaja ay Dios, me reiré por siempre de eso :')) No maaames, capté como a la mitad del capítulo que Agustina era Gustav y Georgie era Georg jajjajajaj bravo para mí, por hacer sinapsis más lento de lo normal XD estoy bien jodida u.u

    Nunca jamás en la vida pensé que me gustarían los femslash! wujuuuu un paso para mí xddd he crecido :')

    QUE LE DE EL BESO YAAAAAAAAA! que se la coja encima del lavadero, del mesón, donde sea jahghjhg yo también quiero una sirvienta :CC pediré una para navidad jajajajajja XD pero la mía se llamará Julita la del barrio jajajajajjaaja XD

    Abrazos para tí :)

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