Fic: Tokio Hotel World. Capítulo 2. Segunda parte.

Bueeeno, perdón si me demoré :D iba a colgar esto hace unas horas pero ¡oh sorpresa! Mi internet se había ido ;-;

Bueno, esta es la segunda parte del capítulo dos. Como siempre, es algo corto, y con tonterías por todos lados. La frase final de Bill en realidad es en alusión a una de las memorables frases de Scar. El vídeo lo pueden encontrar aquí (clic). Dedicado a Noe y gracias por los comentarios :D ¡vivan las tonterías random!

Capítulo 2. Parte 2

Mientras tanto en la sala de cine.

—¿Qué le paso a Bill? —preguntó Georg.

—¿Y qué es ese sonido? — cuestionó Gustav, el sonido aumentó y las puertas de la sala de cine cayeron al suelo… 

—¡Ah! ¡Tokio Hotel! —dijeron las fans que habían forcejeado las puertas.

—¡Oh no! ¡Las fans! —Todos siguieron el ejemplo de Bill y huyeron.

Por otro lado Bill se había cansado, aunque no había recorrido mucho tramo, y en un descuido se había resbalado, quedándose ahí en el suelo.

—Voy a morir, voy a morir, voy a morir…me van a comer, van a comer mi cerebrito bonito, ya no podré componer canciones, me van a quitar mis extensiones y eso que ya me estaba creciendo más cabello —soltó acongojado Bill.

—¿Por qué lloras? —Le preguntó una chica muy atractiva en un vestido de novia—. No sufras —pidió con expresión sonriente.

Bill había quedado sorprendido debido a la belleza etérea de la muchacha, casi parecía un ángel.

—Ven levántate. —Le tendió la mano, él aceptó el gesto aún aturdido, y se sentaron en una banca del parque—. ¿Qué hacías en el piso?

—Yo-yo… huir… comer… muerto. —La chica le dio un golpe en el rostro para despabilarlo—. Gracias, lo necesitaba.

—¿Me decías que huías a comer un muerto? —interrogó curiosa.

—¡No! Lo que pasa es que se nos apareció un fantasma y luego vinieron zombies a querer comernos —explicó Bill y la joven comenzó a reír—. No me crees, ¿verdad?

—Es que los zombies no existen —señaló lo obvio.

—Era real —dijo Bill, cabizbajo, ya que se sentía triste porque no le creían, ella le levantó  la quijada y le dio un beso.

—No sufras —repitió con la misma expresión de hace un rato. Bill se quedó en shock.

De pronto escuchó que lo llamaban y se giró para ver que eran los chicos. —Ellos son mis… —cuando quiso buscar a la chica en vestido de novia, ésta ya no estaba.

—¡Bill debemos huir! —pidió Tom mirando para todos lados.

—No me digas que nos siguieron los zombies —soltó asustado.

—No, ¡aún peor! ¡Las fans vinieron por nosotros!

—¡Ah! —gritó Bill ante el terror real y huyeron a su casa.

…

Tom le explicó a Bill que no habían zombies ni fantasmas, solo eran fans y un niñito que se coló al cine a hablar tonterías.

Así ya tranquilos todos se tiraron al sofá a ver televisión. Justo pasaba el noticiero.

—Se cumplen diez años desde la muerte de Mary A.C. a los 25 años, chica que se suicidó antes de su matrimonio debido a que su novio la engañaba, la leyenda cuenta que su alma se le presenta a cualquier hombre que se pone a llorar por el parque, aún no hemos podido captarla con las cámaras pero muchos testigos… —exclamaba el presentador.

El color del rostro de Bill se había desvanecido, boqueaba como pez fuera del agua, señalando a la mujer que aparecía en la foto antigua que se mostraba en la pantalla. Era la mujer en vestido de novia que le había besado.

—Ella… ella…

—¿Está buena verdad? —dijo Georg.

—Respeta a los muertos —pidió Gustav.

—Ella me besó —soltó Bill, sin poder creérselo.

—¿Cuándo tenías diez años? Qué pedófila —se quejó Tom.

—No, me besó hoy —aclaró Bill, aún estupefacto. Gustav estaba sorprendido y un tanto espantado, Tom arqueaba una ceja y Georg se acariciaba la quijada.

—Como dijo Tom, pues es algo pedófila aunque claro que está buena pero…

—¡Joder, Georg! —soltó molesto Gustav—. Te está diciendo que besó a una muerta y tú sigues hablando tus tonterías.

—Bill o sea que… —Tom fruncía el ceño.

—Tendrás aliento de ultratumba —bromeó Georg, pasando olímpicamente de los comentarios de Gustav. Bill le dio una mirada de circunstancia, enojándose más a cada segundo.

—¿Y cómo se sintió? ¿Besaba bien? ¿Algo seco o con sabor a gusanito?  —preguntó Tom, con expresión seria.

—Estoy rodeado de idiotas —sentenció, con el mismo aire cansado que mostraba Scar en El Rey león.