Fic: Tokio Hotel World. Capítulo uno, primera parte.

En el fandom llevo más de cinco años, y en un principio no sabía mucho del slash ni nada. Mi primer fanfic fue hetero, y ya lo perdí (lo borraron de la página donde estaba ;-;), en fin, este fic es general, o sea no hay parejas, y es comedia. Cabe advertir que es un fic a modo de parodia, exagerando estereotipos, cogiendo parte de películas de terror y cosas así. Vamos, tenía catorce años cuando lo escribí xD, así que lo he corregido ligeramente, y no era muy buena escribiendo. Ahora al menos me pulo. Se lo dedico a Noe, porque ella me leía en ese entonces y me preguntó por este fic. El humor es algo sinsentido e infantil, tengan paciencia.

Le cambié detalles, porque no encontré cómo estaba originalmente.

Los capítulos normalmente van por dos partes, mañana colgaré la segunda parte de este, pero en general no tienen relación entre sí.

OJO, las primeras partes terminan en suspenso...

Título: Tokio Hotel World. El lugar donde todo puede suceder.

Autor: kasomicu.

Categoría: General.

Rated: PG.

Género: Parodia.

Advertencia: Crack, OoC, sátira.

Resumen: Cuatro chicos, y el mejor amigo de dos de ellos, atravesando por sucesos de toda clase donde no todo es lo que parece... ¿o sí?

Disclaimer: Las personas reconocibles no me pertenecen, ni las películas de las que vilmente me burle. El humor pésimo sí es mío.

Capítulo 1/Primera parte: El misterio del auto de Bill

Era una mañana oscura, con gotas de agua que rodaban por su rostro y sustancia roja a sus pies…

—Mierda Tom —se quejó el de rastas negras.

—¿Qué? —se oye en otra habitación.

—¿Encima lo preguntas? No pagaste el recibo de luz por lo que todo está oscuro, jodiste el techo y estamos con goteras y ¡para colmo! Pedazo de estúpido, dejaste la gelatina afuera y se hizo agua.

—No te preocupes…para eso estas tú.

—Idiota. —Bill puso el envase de gelatina donde caía la gotera, pasó un trapo por el piso y abrió las ventanas… para su sorpresa, vio un extraño personaje en el asiento del copiloto de su carro.

—¡Joder Tom!, ¡me roban mi Escalade! —Bill salió presuroso por la puerta y se detuvo al percatarse que el motor no estaba prendido, el asiento estaba para atrás y el personaje no se movía—. ¡¡Tom!!

—¿Qué no se había hecho mierda tu carro en el accidente del cual saliste ileso? —dijo su gemelo haciéndolo saltar del susto, había salido de la nada.

—La magia de los fanfiction, ¡pero eso no es lo importante!

—¿Entonces qué sí lo es? —preguntó su hermano sin tomarle importancia al asunto.

—Cre-creo… que hay un muerto en mi carro —dijo Bill mirando de soslayo su auto mientras tragaba saliva.

—Ehm, ¿tú crees? Uy el teléfono suena, debo ir a contestar. —Su hermano fue donde “supuestamente” sonaba el teléfono, Tom, a su parecer, estaba sospechoso.

—¿Mi hermano me deja solo frente a esta situación? ¿Qué debo hacer? Debo llamar a la policía, por supuesto, pero ¿y si creen que yo maté a esa persona? No me dejarían irme de Alemania y tengo gira, aparte después quisiera regresar a las Maldivas, creo que puedo dejar mi carro allí y conducir el de Tom, total siempre conduce el mio.  ¿pero y si esa persona tiene familia? o ¿tiene hijos? No puedo quedarme con ese peso en la conciencia, tengo que decirlo, gritárselo al mundo, o bueno no al mundo, aunque con la prensa todos se enteraran y… —se debatía con sí mismo.

 —¿Qué cosa gritaras al mundo? ¿Al fin harás público que eres gay? —Bill dio un bote por el susto al escuchar a Andreas, que también había salido de la nada, se maldijo a si mismo por haberle dado la llave.

—Joder ¿no podías ser más inoportuno? —le preguntó sarcasmo el moreno, el rubio solo sonrió.

—En realidad sí, pero eso lo guardo para momentos especiales. ¿Qué hacías hablando solo?

—Andreas hay…un muerto en mi carro.

—Te dije que el exceso de azúcar debido a las gomitas te haría desvariar y que…

—No te metas con mis gomitas —defendió Bill sus dulces.

—Ok, bueno “supongamos” que tengas razón.

—Voltea y míralo tú mismo —le indicó Bill, Andreas hizo caso y su semblante se tornó pálido.

—Bill creo que tienes razón.

—En esta ocasión me gustaría no tenerla.

—Bueno amigo, tú sabes que te quiero, nos conocemos de años…— “Me ayudará, que buen amigo” pensó Bill al oír el principio de la respuesta de Andreas—…y por eso mismo debo dejar que tu arregles tus asuntos, así que adiós —terminó de decir, Bill se quedó boquiabierto frente a esa actitud y encima el muy caradura se iba, así que lo sujetó de la playera antes de que este lograra irse—. ¿Qué?

—Mira… —empezó el moreno. 

—¿Qué miro?

—Es una expresión, no es que mires algo literalmente, sino que me prestes atención.

—¿Entonces la canción de tu nuevo disco iba dedicaba a mí? —Bill lo vio confundido, por semejante especulación—, pero bueno, no correspondo a tus sentimientos, así que si me disculpas, tengo que irme.

—No te irás porque eres mi amigo y debes de ayudarme, ¡es tu obligación!

—Que yo sepa no firme ningún documento donde se impusiera eso

—Ok, vete. —Bill se sentó en el césped, el rubio se quedó mirando su expresión de borreguito a punto de ser degollado.

—Eres una mierda, ¡manipulador! —dijo Andreas al ver que la “técnica” de Bill había funcionado—. Está bien, no me iré y te ayudaré

—Gracias, Andreas, tú si eres un verdadero amigo —agregó Bill levantándose y palmeándole el hombro.

—Es que yo no soy como “tú” comprenderás.

—No sé qué hacer con eso —mencionó Bill omitiendo el comentario de Andreas y señalando a su carro

—Es obvio…tienes que abrirlo —soltó Andreas, rodando los ojos.

—Pero tocar a un muerto me va a dar cosita —exclamó Bill, poniendo expresión de “eww”.

—No seas marica.

—Tienes razón, esa persona debe de tener familia y deberían saberlo pero lo que aun no entiendo es. ¿Cómo llegó un muerto a mi auto? ¿Y si es una escena del crimen? Si ese es el caso, no podría tocar nada, ¡sería cómplice! —acotó Bill, creándose películas mentales.

—Pero es mejor verlo. Nunca he visto a un muerto —pidió con ojos anhelantes.

—O sea que solo lo haces por morbo —recriminó Bill.

—Por la razón que sea, tienes que abrirlo —instó.

—Tenemos —corrigió Bill.

—Ok, tú abres la puerta del coche y yo te echo barras. —Bill jaló a su amigo, este tuvo que ceder; los dos sujetaron la manija del coche y la subieron lentamente…