Fic: Tokio Hotel World. Capítulo 2. Primera parte.

No tengo mucho qué decir xD. Ojo, quiero que sepan que el hecho de que esté volviendo a colgar este fic no significa que tenga un trabajo fácil, eh. Porque en ese tiempo usaba guiones, incluso emoticones, así que tengo mucho por betear, y no estoy haciéndolo del todo para que se mantenga ese toque infantil que tenía a mis catorce años. Si viera ahora a mi yo de catorce... no me juntaría con ella xD.

Recuerden, la primera parte termina en suspenso y así. Son cortitos.

Dedicado a Noe.

Capítulo 2/Parte uno: “NOCHE DE TERROR”

—¡Yupi, iremos al cine! —exclamó Bill emocionado, aplaudiendo.

—Somos lo máximo, tendremos un cine para nosotros solos — dijo Tom.

—Chicos pero no olviden llevar guardaespaldas y…

—Bla bla bla bla, si te entendemos, David —respondió Georg mientras “disimuladamente” empujaba a David para que se fuese.

—Bueno está bien, me voy —respondió David y se retiró, sabiendo que no era bien recibido.

—¿Y chicos, qué veremos? —preguntó Gustav.

—La Caperucita Rota —ofreció Tom fantaseando.

—La Piedra Mágica —dijo Bill, también fantaseando.

—Yo propongo algo así como… —quiso decir Georg.

—¡Ya sé! En vez de La Piedra Mágica podemos ver ¡Arthur y los Minimoys 2! —tentó Bill, sonriente por haber hecho el doblaje de esa película.

—Escuchar tu voz las veinticuatro horas del día me basta —mencionó Tom. Bill rodó los ojos.

—Porque  mejor no vemos “Luna Nueva” de la saga de Crepúsculo —dijo temeroso Gustav

—¡No! —dijeron a voz de grito Bill, Tom y Georg.

—Yo solo decía…

—Nos has tenido viendo Crepúsculo, sabiendo que solo podemos ver una película ¡pasando tres meses! Ha sido la ida al cine más desperdiciada después de la vez que Bill nos hizo ver  “Hotel para Perros” —se quejó Tom.

—Hotel para Perros fue lindo, Tom, bien que lloraste.

—Lloraba por el bostezo —intentó defenderse.

—Lo que sea, mira Gustav compréndenos Crepúsculo es un poco… —empezó diciendo Bill.

—Demasiado dirás —corrigió Georg.

—¡Cursi! —terminó diciendo Tom.

—A mí me gusta —respondió Gustav, algo sentido.

—Lo sabemos, Gus —soltó Bill, sabiendo qué tanto lo sabían.

—¡No me digan Gus! —exclamó enojado.

—Lo sabemos, Gustav —agregó Bill.

—Sí que lo sabemos, te has pasado leyendo EN VOZ ALTA los cuatro libros —dijo Tom.

—La única película de la saga que quisiera ver seria Amanecer, la parte de la playa sería MUY interesante —mencionó Georg, moviendo las cejas insinuante.

—¡Oh sí! —Estuvo de acuerdo Tom y se chocó las manos con Georg—. Kristen me vuelve lesbiana… —Georg arqueó una ceja, pero pasó del comentario.

—¿Ya terminaron? —preguntó Bill.

—Son unos pervertidos, Edward y Bella hicieron algo mágico —defendió Gustav su saga.

—Se nos hace tarde —señaló Bill.

Después de un rato se pusieron de acuerdo.

Fueron sin sus guardaespaldas al cine, llegaron  y compraron rápidamente las cosas, según ellos para que no los vieran, pero sí lo hicieron. Entraron a la sala que habían separado, Bill se sentó delante de Tom, Gustav y Georg estaban en la otra hilera. Cuando de pronto, Tom sintió que se acomodaban a su costado.

—Hola —dijo una voz chillona e infantil.

—Hola —responde Tom sin mirar al niño. Empieza la película, el infante señala hacia delante.

—Veo gente muerta —soltó el crío sin dejar de apuntar con el dedo.

—No te dejes engañar por la falta de maquillaje, es solo mi hermano —musitó Tom, metiéndose palomitas a la boca.

—No, las veo, las he visto desde siempre. Siempre forcejean las puertas para comerse los cerebros de sus víctimas, es su máximo manjar, su alimento, es algo vital para ellos. —Bill volteo a escuchar las palabras del niño pero este había desaparecido.

—¿Con con qui-én hablabas? —preguntó temeroso Bill a Tom

—Con un mocoso —respondió.

—Pero ya no está —soltó Bill, sintiendo escalofríos.

—¿Sí? Se habrá ido —farfulló Tom, restándole importancia y metiéndose más palomitas.

—¿Y si era un… fantasma? —interrogó alarmado y sugestionado.

—Cállate y déjame ver la película —exigió Tom.

—Yo ya no quiero verla, el mocoso hablaba de muertos así como los de la película y me dio miedo. —Bill sentía las palabras del infante en su cabeza. Se empezó a escuchar el forcejeo  de las puertas de la sala—. ¡Tom son los zombies! —Bill salió corriendo por el cinescape.

—¡Joven! —Bill no quiso parar frente al llamado de la señora con su hijo, el cual era el mismo crío que le había hablado—. Niño malo deja de colarte en las salas de cine.

—Es que, má, estaban dando Resident Evil, sabes que no me pierdo ninguna de esas películas —remilgó el menor.

—Sí lo sé, pero a este paso me despedirán.

Mientras tanto en la sala de cine.

—¿Qué le paso a Bill? —preguntó Georg.

—¿Y qué es ese sonido? — cuestionó Gustav, el sonido aumentó y las puertas de la sala de cine cayeron al suelo…