domingo, 8 de enero de 2012

Oneshot: Nueva vida

Resumen: Podría decirse que era un milagro, o una abominación, como fuese, ellos estaban dispuesto a atravesarlo juntos. Porque un bebé en camino no era una cosa fácil, menos siendo hombre, mucho peor al ser hermanos los padres. Todo era nuevo, no malo ni bueno, solo nuevo.

Advertencia: Incesto, Mpreg (embarazo masculino), lemon, yadda yadda.

Género: Romance.
*mete las garritas que no tiene* Nueva vida es un una historia que salió así, de la nada, se me antojó escribir un mpreg (con Tom como protagonista, como siempre xd) y salió esto. Lo curioso es que tiene segunda parte, con temática navideña y una Emma de tres años.

 .

Capítulo único



Cuando Bill dijo que quería tener hijos frente a la prensa, definitivamente no hablaba de esto. No que estuviese mintiendo, le parecía ‘llamativa’ la idea de tener uno, tener un Kaulitz corriendo por todos lados, al cual comprarle un conjunto de ropas, juguetes, con el cual pelearse por quién ganó al jugar el play, al cual arropar en las noches y que le dijese ‘papi’ con una voz demasiado dulce como para tildar de chillona. Sin embargo, en ningún momento creyó que eso pudiera pasar, él estaba conforme con sus perros como si fueran sus hijos.

Ahora que Tom le viniese con la noticia de que estaba embarazado lo primero en lo que pensó Bill fue en patearlo por jugar con algo como eso, después de que él hubiese tenido un repentino ataque de llanto en soledad por el nunca poder tener hijos propios; y lo más probable es que se lo hubiese dado sino fuese que Tom lo llevase donde la doctora para que personalmente y, con pruebas irrefutables en mano, se lo afirmara a Bill.

¿Cómo había pasado? ¿Bajo qué circunstancias? ¿Siquiera eso era posible?

La doctora que estaba al tanto de todo lo expuesto por Tom en un momento de debilidad hormonal donde a moco tendido le confesó hasta de más —aún en un estado catatónico por la reciente noticia de que iba a ser padre y con el pago extra por la confidencialidad—, le miró con una ceja alzada y casi pudo oír Bill el chasquear de su lengua e incluso observar cómo rodaba los ojos.

—¿Cómo pasó? Biología básica señor. ¿Bajo qué circunstancias? Usted, mi paciente y lubricante me supongo, y por último, ¿tengo que abrirle el vientre a mi paciente para que usted compruebe la veracidad de lo que le digo? ¿O que lo traiga abultado, juntamente con las ecografías, le es suficiente? —respondió sarcástica a las interrogantes de Bill.

Evidentemente no era algo fácil de procesar, pero al parecer esa doctora tenía nervios de acero y estaba curada de cualquier susto o, lo más probable, no sería el primer caso de esa naturaleza que atendiese. Bill se vio tentado a replicar, a incluso regañarle por su falta de tino, aún más cuando estaban pagando por sus servicios. No obstante, miró a Tom y le sujetó la mano, acallándose cualquier cosa que quisiese soltar.

Tom se hallaba tenso e incluso la posición en la cual estaba sentado no era buena, se veía incómoda, tanto así que cuando Bill hizo contacto con él, dio un pequeño bote, y le observó, miró sus ojos acuosos. ¿Cuánto había esperado para decírselo? Le vio morderse el labio y jugar con sus dedos libres sobre sus muslo. Se sentía en parte culpable, las entrevistas, los conciertos, él desinteresado cuando hacia dos meses Tom había presentado dolores y molestias por las cuales tuvo que ir solo al médico.

—¿Fue aquella vez no, Tomi? Cuando te dolía demasiado el estómago y yo no te creí, te dije que eras exagerado y preferí quedarme a dormir —soltó Bill con un deje de culpa. Tom deshizo su gesto y afirmó lo dicho.

—Pues resultó que no era exageración mía —acotó con leve reproche en la voz—. No quise preocuparte cuando me dijeron que podría ser algo más, así que simplemente me ausenté cuando se hicieron los análisis, incluso con eso te enojaste, no me interesó, porque quería que estuvieses tranquilo al menos hasta que todo sea seguro —terminó por decir Tom, sintiendo que se quitaba un peso de encima.

Bill lo observó nuevo, contemplándole esta vez. Un hijo, uno propio, uno suyo.

—Bueno, les dejo unos segundos a solas para que superen juntos la fase de aceptación y de ahí pasaré a revisar al paciente porque hoy es su chequeo mensual —anunció la doctora antes de retirarse.

—Ehmn, Tom, ¿cuánto riesgo hay? No quiero presionarte, no es como si fuese un embarazo femenino, si deseas abortar yo…

—No —negó Tom rotundamente mientras deshacía el contacto entre sus manos y le observaba fijamente—. No lo haré, sé que no será fácil, sé que no es normal, pero si esto me ha pasado creo que podré lograrlo, no me rendiré. Estoy dispuesto a acarrear con todo lo que este embarazo conlleve, es nuestro Bill, esto es nuestro —sujetó la mano de Bill la puso sobre su vientre.

Bill tragó saliva. Un hijo. Ahora la idea se le hacía más cercana, y tanto los pros como contras se le veían encima. Negó con la cabeza, primero estaba Tom, si él estaba dispuesto a tener a sus hijos, ¿quién iba a ser él para negárselo? Lo apoyaría en todo. Aunque sabía que nada estaría dicho aún y que esto no sería fácil, tanto por ser hombres como por ser hermanos y ni qué decir al ser personajes públicos.

—Tom uhmn —acarició su vientre con algo de miedo—. ¿Cómo pasó? Y no me respondas como la gruñona de la doctora, que sé que esto no es tan simple como lo que pudimos haber visto en la escuela.

Tom sonrió y entrelazó sus dedos con los que Bill tenía sobre él.

—Al parecer tengo un útero, y mis ovarios no estaban lo suficientemente maduros y bueno…

Bill lo miró confuso e hizo un mohín. —¿Me estás diciendo que estás ovulando?

—Ehmn, al parecer sí y no me mires con esa cara, no es que tuviese una vagina o algo parecido, me hubiese venido el período en todo caso y ni se te ocurra preguntarme sobre eso —le señaló con un dedo adivinando lo que pensaba Bill—. No soy mujer, solo… un hombre extraño.

—O una mujer extraña con polla. —Bill no se resistió el decirlo y terminó recibiendo un golpe en el hombro—. Ouch, ok, dama.

Siguió riéndose esperando recibir otro golpe de su hermano que, por el contrario, se le quedó mirando con una sonrisa torcida en el rostro. —Oh, querido Bill, ¿recuerdas un pequeño detalle hermano? Somos ge-me-los —paladeó la última palabra logrando que la risa del menor se congelase.

—¿Quieres decir qué…?

—Sí, pudiste haber sido tú —completó su oración justo al tiempo en que la doctora entró de nuevo a la estancia.

—Ok jóvenes, comencemos. —La sonrisa que les dio la doctora, que inicialmente buscaba ser tranquilizadora, hizo que Bill se removiese en su asiento y sintiese ganas de huir con Tom lejos de allí.



Bill había llegado exhausto. Tom tenía permiso hasta que diese a luz, si bien había sido complicado el decírselo a David, tenían que hacerlo debido a que el embarazo de Tom era… un embarazo masculino y en eso prácticamente se resumía todo. A diferencia de Bill, que evidentemente no podía decir que era el padre y su papel de tío preocupado no le servía más que para recibir permisos al momento de acompañar a Tom a sus controles prenatales.

Entonces Bill tenía que ir a los ensayos, sesiones de fotos, entrevistas y demás como si nada hubiese pasado, los días que debía ir al médico con Tom, solo separaba el tiempo estrictamente necesario para la cita. Así de presionado lo tenían y no se quejaba, no mientras a Tom no le obligasen a hacer algo en ese estado. Alguien debía asumir las responsabilidades, y no serían precisamente Gustav y Georg. Por eso es que estaba cansado, había sido un largo día, de tener muchas actividades de corrido para luego ir por Tom para llevarlo donde la doctora. Y ahora en casa, sintió un placer descomunal al sentarse en la cocina después de tomarse un vaso con agua.

—Te noto tenso —mencionó Tom al situarse tras Bill y comenzar a darle masajes en los hombros—. Mierda, estás duro —dijo al sentir los nudos en aquella zona, haciendo que el menor soltase un suspiro y se removiese un poco.

—No, pero si sigues así lo estaré. —Bill realmente estaba tenso, podía sentir con ese masaje un ramalazo de electricidad azotarle por la columna.

Tom no respondió nada y siguió tocándole puntos certeros que le hacían soltar casi gemidos al menor.

—Tom —advirtió Bill y puso una mano sobre la de Tom, buscando detenerle—, no mentía con lo anterior, en realidad…

Bill percibía la sangre que se acumulaba en su miembro por los masajes de Tom. Hacia tanto que no tenían intimidad, desde antes de saber lo del embarazo; Tom se había alejado tanto por las molestias de este y eso, ligado a la falta de tiempo y poca privacidad que tenían, había hecho que ambos no compartieran más que besos cortos y noches de solo dormir. Se sentía un maldito adolescente con las hormonas alborotadas que podría entrar en un estado peligroso de excitación en cualquier instante.

—Tom —insistió, con la voz ligeramente más grave. Sintió cómo los roces se tornaban diferentes y un aliento caliente sobre su oreja.

—¿Sí? —la voz de Tom no distaba de la suya. También estaba excitado. No que con hablarle sobre la oreja le ayudase mucho.

—Mierda Tom, no comiences algo que no podrás terminar —exigió Bill, no sintiéndose lo suficientemente fuerte como para detener esos masajes que le estaban provocando tanta satisfacción.

—¿Quién dijo que no lo terminaría? —Tom mordió la oreja de Bill tras decir aquello haciéndole dar un brinco y soltar un jadeo.

Eso pudo con Bill. Así que se levantó de la silla y acercó a Tom hacia sí. Le sujetó por el rostro para besarlo, lamiéndole los labios y mordiéndoselos, jugando con su piercing, Tom al parecer no quería quedarse atrás y acarició a Bill por debajo de la playera, acariciando su vientre y subiendo hasta sujetarle un pezón, haciéndole soltar otro sonido de satisfacción y sacándole la lengua juguetonamente en respuesta. Estaban excitados ambos, podían sentirse por sobres las telas de sus ropas.

—¿Vamos al cuarto? —ofreció Bill después de saborearle la boca con fruición. Tom negó y buscó quitarle la playera, Bill se dejó desvestir—. ¿Al mueble? ¿No sería un poco incómodo?

—Shhh, no nos moveremos de la cocina —masculló Tom con una sonrisa pícara, y un tono de complicidad, como si fuesen pequeños y estuviesen a punto de cometer una travesura.

Bill correspondió al gesto, y le fue desprendiendo de las prendas a Tom, acariciando la piel que se iba descubriendo a su paso, dejándole besos húmedos que le sacaban gemidos a Tom, se hallaba este tan sensible y excitado. Bill pudo notarlo al estar ambos despojados de toda tela de por medio. Pellizcó el pezón de Tom y luego fue bajando su mano entre suaves roces hasta por su vientre, paseando sus dedos por ese pequeño desnivel que se había vuelto un motor para ellos, se detuvo un momento en su ombligo, acarició allí y siguió descendiendo. Recorrió a Tom con la mirada, como si pudiese perderse algún detalle, como si fuese la primera vez que lo contemplaba así, desnudo ante a él.

—Joder Bill, deja de mirarme así y solo… —Tom fue interrumpido por los labios de Bill, y también por sus manos sobre su cuerpo, su rostro. Sisearon por el contacto directo entre sus pieles.

—Quiero hacértelo —gruñó Bill en su oído y Tom asintió.

—Si-siéntate en la silla —ordenó Tom mientras se separaba de él y se dirigía al estante.

—Pero qué… —Bill lo observaba extrañado.

—He dicho que te sientes —repitió. Bill fue el que asintió esta vez y se dirigió a la silla.

Tom sujetó el aceite y comenzó a embadurnarse los dedos con él. Se sentiría mejor si fuese Bill el que lo preparase, sin embargo, quería apurarse y conociéndole, Bill terminaría dándole un masaje prostático del que no se quejaría en absoluto, pero lo que buscaba era sentir a Bill, brindarle placer y recibirlo a cambio. Quería sentirlo por completo y en ese instante.

Bill por su parte, estaba masturbándose al no soportar estar quieto en esa silla con los quejidos de Tom a su espalda. Se imaginaba lo que hacía, y aunque quiso ofrecerse a ayudarle, se resistió debido a que algo en la actitud de Tom le daba a gritos un ‘no’ sin siquiera preguntarle. Una mano se posó sobre la suya, deteniendo su bamboleo y poniéndole un dedo sobre la punta de su miembro.

—Tom —siseó Bill por las corrientes de excitación tortuoso que le invadieron por un instante. Necesitaba tocarse, que él lo hiciera, pero ya.

—No te dije que te tocases Bill, solo que te sentaras, estás siendo tan malo. —Tom apretó la punta de nuevo, haciendo que Bill soltase un gemido ronco.

—Tom…

—Nada de ‘Tom’ —dejó de tocarle e instó a que Bill hiciera lo mismo.

Posó una mano sobre el hombro de Bill, este le sujetó por las caderas mientras que con la mano libre se penetraba a sí mismo y se dejaba caer por lo resbaloso que estaba.

—Mierda —gruñeron al unísono. Había pasado mucho tiempo.

Tom cerró los ojos y respiró por la nariz, Bill se encargó de masajearle el pene para relajarlo, se entretuvo dejándole lamidas en el cuello y besos rápidos, conteniéndose. Tom terminó por acostumbrarse y abrió los ojos, observándole con fijeza y apoyándose de nuevo sobre sus hombros para darse impulso.

Jadeos sofocados fueron los que siguieron a la primera embestida. Tom manejaba el ritmo del vaivén y Bill se limitaba a masturbarle con toques casi autómatas al estar sumido en su propio placer. Tom quería sentir el roce de Bill en su punto, una y otra vez, se movía en base a eso, buscando su propio placer, sintiendo el leve dolor que lo excitaba más. Se sentía demasiado sensible, las sensaciones que antes le abrasaban se habían multiplicado a mil y cada leve roce era como explotar en alguna medida. La sangre acumulada en su miembro, la estimulación de su próstata, los besos de Bill, ‘la puta gloria’ pensó Tom.

—Bill —masculló Tom con la voz ahogada mientras bajaba la cabeza y buscaba los labios de Bill. Comenzaba a moverse en círculos y sentía que iría a morirse en ese instante.

—Te amo, te amo, te extrañé —mencionó Bill agitado, con el vientre dándole avisos de que iría a correrse ya—; vamos Tomi…

—¿Sabes que odio que me digas eso cuando lo estamos haciendo no? —reclamó sin verdaderas ganas de concentrarse en ello.

—Sí —murmuró Bill para luego morderle el cuello y sentir su esencia sobre su vientre, sus manos y verle seguir corriéndose entre espasmos.

Bill hizo lo mismo y lo abrazó, sintiendo su corazón latir a mil contra su oído.

Se sentían satisfechos y con un sueño repentino propio del post-orgasmo.

«Bendito sexo durante el embarazo», fue lo que pensaron ambos sin tener las fuerzas para vocalizarlo.



—¡Bill!

Bill dio un brinco en el mueble, se había quedado dormido allí, porque había tenido una pequeña discusión con Tom sobre lo pequeña que era la cama y el porqué hasta ahora no tenían otra sabiendo que eran una pareja y no podían estar apretujados como en el tour bus; Bill no recordaba cuál había sido su respuesta, lo que sí recordaba es que Tom lo mandó al sillón de la sala por no ser comprensivo, y él, cogiendo su almohada y frazada, había obedecido.

Otro grito se escuchó. Bill, estando más consciente, se levantó y corrió en dirección al segundo piso, apresurándose hacia su cuarto.

—¿Qué? ¿Qué pasó? —preguntó Bill agitado y sujetándose al marco de la puerta.

Tom estaba de brazos cruzados sentado sobre la cama, con el vientre haciéndose mucho más notorio, y un ceño fruncido que no pasó desapercibido para Bill.

—¿Te duele algo? ¿Quieres que llame a la doctora? —se acercó a pasos lentos, temiendo que Tom estuviese mal o que le lanzase algo, todo podría esperarse.

—No —respondió con la voz levemente más baja y con un tono rosáceo en las mejillas que Bill observó al estar junto a él.

—¿Entonces…?

Quizá si fuese otra situación habría reclamado por sus horas de sueño, pero Tom, ese Tom, su Tom de ahora, a él no se le podría decir nada.

—¿Por qué no estabas aquí cuando me desperté? —cuestionó el moreno mientras le sujetaba por la mano, haciendo que Bill la percibiese sudorosa y le toque la frente.

—Tú me dijiste que me durmiera abajo Tom, ¿te sientes mal? Te noto caliente.

—La doctora dijo que era normal que tenga la temperatura más alta de lo habitual, y… tuve un mal sueño, te busqué y no estabas. —Tom bajó la mirada, apretando ligeramente la mano de su hermano.

Bill se acercó más y lo abrazó, dejando que Tom reposase su cabeza sobre su pecho. Acarició su espalda y besó su cabeza. Le recordaba en parte a cuando eran pequeños y ambos tenían pesadillas seguidas.

—Tienes que esperar a que me duerma para echarte de nuevo junto a mí, sé que soy una ballena insoportable ahora pero también sabes que no todo lo que digo es lo que realmente quiero, te necesito junto a mí así me ponga quejumbroso y te bote —señaló Tom mientras se limpiaba una lágrima y arrugaba la nariz.

—Ok, gracias por el dato, ¿ahora puedo dormir contigo Willy? —chanceó Bill y le sujetó las mejillas a Tom. Este sonrió y le golpeó el costado.

Un ‘no lo preguntes’ que no fue dicho se percibió y Bill ocupó su lugar en la cama, acunando a Tom de costado para protegerlo hasta en sueños.

No sería fácil, lo sabían, pero dentro de todo buscarían la manera de disfrutarlo.



Tom sorbió un poco más de su leche y eructó.

—Mierda, me siento un maldito globo de gas —dijo Tom y se limpió el bigote de leche.

Bill estaba durmiéndose sobre la mesa.

—¡Hey! No te duermas, es temprano.

A Bill casi se le sale una lágrima por tal afirmación. —Son las seis de la mañana Tom, estamos aún de madrugada y hoy no tengo que ir a la disquera, así que déjame dormir un par de horas más para sentirme un ser humano, ¿sí? —miró con ojos anhelantes, a lo que Tom le alzó una ceja.

—¿Quieres que yo me ponga a hacer el desayuno? ¿Y si me quemo? ¿Y si me caigo al suelo? ¿Sabes lo que sería levantarme teniendo ocho meses de embarazo, sabes? —cuestionó indignado Tom.

—Pero podemos no comer hasta más tarde y te compro lo que quieras, lo que al bebé se le antoje —intentó convencer Bill mientras acariciaba su vientre que crecía día con día y ya formaba parte de ellos al hacer acto de presencia con sus pataditas a las cuatro de la mañana que impedían que siguieran durmiendo.

—¿Estás insinuando que en mi estado espere hasta que tú hayas dormido tus doce horas y recién pueda comer? Eres un egoísta Bill, no hablamos de mí, ni de ti, hablamos de Emma —recriminó Tom.

Bill dejó caer su cabeza contra la mesa.

—No creas que con lastimarte vas a rehuir de tu responsabilidad Bill, eres el padre, hazte cargo —dijo Tom mientras se cruzaba de brazos y los apoyaba sobre su panza. Bill dejó que la resignación le invadiese y se dispuso a hacerle el desayuno, porque para Tom en ese estado, una leche tibia no merecía el título de un desayuno completo—. Gracias —acotó con una sonrisa al Bill husmear en la refrigeradora.

Bill le miró de reojo y suspiró. Podía sentir las ganas de ahorcarlo a veces, pero con una de sus sonrisas todo estaba bien.



—Te ves hermoso, ¿lo sabes? —mencionó Bill al sujetarle por la mano.

—¿Hermoso? ¡Sí, muy hermoso! ¡Maldito hijo de puta! ¿Por qué me tuviste que embarazar? ¡En tu puta vida te dejaré que me lo hagas de nuevo! —respondió a gritos un Tom despeinado y con el rostro enrojecido por el dolor, evidentemente sería un parto por cesárea, sin embargo, tuvieron que adelantarlo al venirle las contracciones antes.

La doctora ingresó con una inyección.

—No te alarmes chico, son las hormonas, verás que cuando todo pase será el mismo, o bueno, hasta que su organismo se equilibre del todo —buscó tranquilizarle la médica. Bill asintió con nerviosismo y ayudó a Tom a que se acomodase para que le pudieran poner la inyección—. Esto es solo un tranquilizante, para que cesen las contracciones —explicó cuando Tom dejó de morder la almohada.

—Doctora, ¿Emma estará bien? Me duele mucho.

—No te preocupes Tom, ella estará bien, como te dije, las contracciones son propias del embarazo, debido a tu situación, no puedes parir por parto natural, así que dentro de unos momentos surtirá el efecto del tranquilizante y comenzaremos la intervención.

Tom asintió y miró a Bill. —Hoy la tendremos con nosotros Bill, Emma estará junto a nosotros, podremos tocarla, sentirla, verla, maldición. —Tom se rompió en llanto por tercera vez en ese día, Bill le dejó un beso en la frente.

—Sé que estás emocionado Tom, yo también lo estoy, debemos estar bien para cuando… ella esté con nosotros —Bill se resistía a llamarla por su nombre, se le antojaba aún etérea como para ponerle un nombre, esperaría a verla por primera vez para hacerlo.

—Perdóname Bill, sé que no he sido el mismo en estos meses, pero en realidad no me arrepiento de nada, esta experiencia me ha marcado, y sé que ha formado una senda en lo que será de nuestra vida de ahora en adelante, gracias por estar ahí para mí, como siempre. Te amo —susurró Tom no importándole que la doctora carraspeara, Bill sonrió y le dio un beso corto en los labios.

—Yo también te amo Tomi.



Bill hubiese dudado si fuesen más pacientes allí, no obstante, ese lugar estaba reservado para ellos, así que ese llanto definitivamente debía ser de su hija. Se levantó como un resorte y caminó en dirección al cuarto de Tom.

La doctora pidió que esperase afuera un poco más, y él se ponía más ansioso a medida que la nueva integrante de la familia Kaulitz seguía llorando. Su corazón palpitaba acelerado, su hija, Emma. Tom, Emma y él serían una familia ahora, aunque fingiesen frente a la prensa que su hija era de alguna fan, en casa sabrían la verdad y solo eso importaba.

—Señor Kaulitz —escuchó a la doctora, siempre llamándole de esa forma mientras que con Tom era más informal.

Ingresó al cuarto y recibió en brazos a su primogénita. La admiró anonadado, era la bebé más hermosa que él hubiera visto antes, tenía los cabellos rubios, la piel increíblemente suave, y unos ojos mieles grandes que le observaban perplejo. Su pequeña nariz respingona y sus labios pequeños que formaban un pequeño puchero.

—Déjame verla —pidió Tom con voz débil. Bill salió de su encantamiento y se acercó a él, para mostrarle a su hija—; mierda, es tan bella. Hola Emma, soy tu papi —dijo con voz juguetona mientras le revisaba las manitas para ver si tenía todos sus dedos y demás.

Bill sintió que se le encogía el corazón al ver a Tom con su hija. Comenzó a llorar en silencio, se sentía el ser más afortunado del planeta, a pesar de que ahora todo sería más complicado no le importaba, porque tenía a Tom y a Emma, los que serían su vida entera desde ese instante y para siempre.

9 comentarios:

  1. :') waaaa soy un mar de lágrimas!! lo amé (=
    Es oficial, soy tu fan <3

    ResponderEliminar
  2. SKLDGHSKGAKGHSKJL QUE TERNURAAAAAAAAAAAA♥

    ResponderEliminar
  3. @Arcadia Schwarz, gracias :3 por comentar y por ser mi fan.
    @Ascanya, sí, Tom es tan tierno LOL. Gracias por comentar.
    @LOVELY ANGIE KOUT, ya te pasé la conti de esta serie x3. Gracias por leer.

    ResponderEliminar
  4. wOW......me encantó...es que tienes un imaginación....y todo me lo creo, como si en verdad sucediera...te amo..escribes lindo.. :-3

    ResponderEliminar
  5. Me dio flojera entrar a mi cuenta, lo siento.
    Awwwwwwwwwwwww cosa hermosa~ y la bebé también >v<
    Nadir, no dejas de sorprenderme, ya sabes, eres genial mujer, ¡genial! *o*

    ResponderEliminar
  6. buua lo amo es mas lo admito estoy llorando emma,tom y bill
    no me puedo imajinar a tom embarazado soy tu fan es oficial ay emma
    love bill bill

    ResponderEliminar
  7. Ahww, me encantó! *3* Akasjkjaska, me reí demasiado con:
    —Te ves hermoso, ¿lo sabes? —mencionó Bill al sujetarle por la mano.

    —¿Hermoso? ¡Sí, muy hermoso! ¡Maldito hijo de puta! ¿Por qué me tuviste que embarazar? ¡En tu puta vida te dejaré que me lo hagas de nuevo! —

    Akjaskasj, me dió un ataque en plena lectura xD

    ResponderEliminar
  8. Me mató, está muy lindo, es en verdad preciosos
    intenté hacer algo similar pero nunca me salió.
    Te envidio

    Te mencioné alguna vez que soy tu fan??

    ResponderEliminar