jueves, 14 de febrero de 2013

Twoshot: Incondicional. Parte I (¡Feliz día del amor!)

Ay sí, ay sí, la Nadir es atea, y solo porque ahora tiene novia celebra San Valentín, ay sí, ay sí. Y lo peor es que ella se queja del consumismo, ay sí. Ok ya, basta del autobullying (?). No, en realidad pasó esto.

Le yo en ask: Una pregunta, oh my gato :DDD

Pregunta (citando): ¿Un regalito a tus lectoras por San Valentin?, digo wacala de día comercial y todas esas damiers, pero quiero leer algo tuyo. Otro fuera de tiempo de Catorce, un one shot nuevo o aunque sea una plática amorosa entre Bill y Tom en el ask. Anda dí que ¿síiiiiii?

Le yo: La p*ta. No he escrito nada, mi amiwii viene en unas horas, y tampoco quiero dar algo mediocre *ataque de pánico* ¡Oh, vamos, Anto! Debo tener algo en ese archivo de mis fics terminados.

Mi respuesta: Las pláticas amorosas las hacía con una amiga, o sea ella usaba la cuenta de Once y yo la de Bill ;w; porque así no más no hablo conmigo misma (?). Veré si publico algo, algo que esté terminado, no de la serie De Once y demás números, sino algo antiguo (?). Ay, ni sé ;O; Gracias por preguntar.

Así que sí, pareciera que la respuesta no me la pensé, pero sí lo hice, y hasta me puse casi verde porque ustedes se merecen algo. Así que corregí mi twoshot del rally en que participé en el 2011. Lo que me pidieron fue una historia que tuviera un final que se prestase a continuación. Luego nos dijeron que en la continuación los gemelos deberían ser tener como treinta años o algo así, así que les traigo esto. Tiene mpreg, pero por lo demás es muy realista, con tintes hurt/comfort y y y bullying e.e, ahora que noto no es el primer fic con bullying que hago.

Bueno, entonces que la pasen felices hoy en compañía de su pareja y/o amigos :D ¡Dedicado a todos mis lectores, muah! Los quiero mucho, detasados ;w;



Título: Incondicional.

Autor: kasomicu.

Categoría: Slash.

Género: Drama, Angst, Hurt/Comfort.

Advertencia: Twincest, Violencia verbal, Violencia física, Mpreg.

Resumen: Incondicional es bajo cualquier circunstancia, por más negra que se vea, frente a la adversidad; a pesar de todo ello estar ahí.

Disclaimer: Las personas reales se pertenecen, sus actos, personalidades y demás no. No se busca ofender a nadie con esto.

Parte I: Incondicional

Sintió el sabor a óxido en sus labios, cómo la tierra se adhería a estos y, por consecuencia de ello, a su reciente herida. La garganta le escocía y su respiración se tornaba dificultosa. Pese a ello, los golpes seguían siendo dados a su abdomen que se sumía por la presión y dolor. No iría a defenderse, saldría más lastimado al ser superado en número.

Sus ojos estaban rojos y lagrimeaban. No obstante, vislumbró esa figura que se había detenido abruptamente al ver la escena, y la identificó al escuchar un gritito ahogado.

Los golpes cesaron. Toda la atención fijada en el nuevo sujeto. El moreno intentó sostenerse en sus brazos, y con el rictus descompuesto lo logró, comenzando a toser al intentar balbucear una advertencia.

—Pero si miren quién llegó, el hermano mayor del mariquita. ¿Qué me harás, eh, tú? —interrogó con chanza el matón, el líder de esa banda de bribones de años mayores que tenían como misión hacerles la vida un infierno a los menores, en especial a los que eran diferentes, como los Kaulitz.

El de rastas estaba temblando, pero no por ello volteó el rostro, sino que lo buscaba enfrentar viéndose como un pequeño gato en frente de un tigre.

—¡No! … no le hagas nada, Mike… —suplicó Bill entre tosidos.

El aludido giró el rostro y le pateó el estómago una vez más.

—Cállate, nadie ha pedido tu opinión —sentenció Mike. Mientras Bill se aovillaba de nuevo y Tom veía aquello con los ojos como platos.

—¡No vuelvas a golpear a mi hermano! —Apenas el de rastas chilló, pares de ojos se posaron sobre él. Tragó saliva.

—¿Qué dijiste? —preguntó amenazante el mismo rubio con dientes torcidos y el rostro lleno de acné, llamado Mike.

—Dije que no golpearás a mi hermano —avanzó unos pasos más. No sintiéndose amedrentado a pesar de que el tono de su voz dijese lo contrario.

Bill ahora escupió sangre y otro golpe fue dado. Y esta vez no iba dirigido a él.


El de rastas se retorcía en su cama, con una compresa sobre el ojo izquierdo y sintiendo el cuerpo partírsele. Su acto fallido de valentía le había brindado una sesión de palizas. A pesar del dolor que implicaba el ser golpeado, había sido más doloroso aún ver cómo lastimaban a su hermano por su culpa, su ‘atrevimiento’ les había acarreado consecuencias a ambos. Sin embargo, Bill seguía a su costado, también adolorido, pero igual sonriéndole, e incluso ayudándole a ponerse la compresa y a echarse en una posición cómoda.

Eso le hacía sentirse peor.

¿Por qué tenían esa suerte? Desde pequeños habían tenido problemas en clases con los otros niños. Nunca encajaban. No entendían por qué la profesora les pedía con tanto afán que se relacionasen con los otros, ¿qué obtendrían de ello? No les interesaban sus compañeros, ni sus juegos absurdos donde todos chillaban, se tocaban y reían de cosas sin gracia. Bill y Tom obtenían toda la diversión que pudiesen desear al jugar entre ellos. Pero en el resto no podía ver eso al parecer.

Todo eso había provocado que los demás se alejasen de ellos, y los tildasen de raros. Incluso llegando a hacerles pequeñas ‘maldades’ al ponerles goma de mascar en el cabello, o arruinar sus dibujos. Sin embargo, a los que llevaban al rincón o llamaban a su mamá, eran a los Kaulitz, ya que Bill o Tom terminaban adoptando una actitud agresiva frente a los abusos.

Al crecer, eso no cambió; muy por el contrario, empeoró. Porque los abusos ya no radicaban en cosas ‘inocentes’ como arruinarles el pelo, o los trabajos. No, se trataba ahora de golpes, del maltrato psicológico, entre otros. Hasta el punto de ser para ellos un suplicio ir a la escuela.

Sus padres: un cero a la izquierda. Jörg, muy de vez en cuando, hablaba con ellos, y Simone parecía más interesada en sus cuadros. No les dijeron nada, sabían que solo se exasperarían, como cuando su madre vio que Tom tenía un golpe en la mejilla, le dio una bofetada a Bill, creyendo que este había sido el culpable. Ningún incidente parecido se había repetido. Eran más discretos.

Tom creyó que al vestirse así, podría implantar alguna especie de temor en el resto. No lo consiguió, au contraire, se hizo más llamativo al igual que su hermano, lo que añadía una razón más para estar en el blanco.

Suspiró. Seguirían pasando por lo mismo al parecer toda su vida. Y peor ahora que comenzaban con su banda Devilish, no entendía cómo vivirían hasta antes de los dieciocho años.
Se sentía miserable. Buscaba justificar sus lágrimas con el dolor físico, pero no podía engañarse a sí mismo, sufría por lo que les acontecía, y Bill lo sabía.

—Ey, no llores, esos bastardos no se merecen tus lágrimas —pidió Bill mientras le acariciaba la mejilla.

Tom se mordía el labio hasta el punto de lastimárselo al ver cómo Bill había quedado, con la boca destrozada, el cuerpo amoratado,  y magulladuras en todo lado por haber colisionado contra el suelo de forma violenta. Lo habían pateado y golpeado, deshumanizando a su hermano.

—Lloro porque los detesto, odio que nos traten así. Quiero que esto termine, quisiera desaparecer a veces, huir contigo lejos de todo, me enferman, Bill —susurró débilmente mientras las lágrimas seguían cayendo con facilidad.

Quería gritar, pero eso no era común en él. Incluso temblaba por la desesperación, Bill se acercó un poco más, removiéndose con dificultad por los golpes, y puso su frente contra la de Tom. Pasó su palma por el costado de su hermano, buscando tranquilizarle, sentía su respiración sobre su rostro. Podía incluso saborear sus lágrimas. Intentó decir algo que pudiese consolarle pero no se le ocurrió nada y como un acto reflejo posó sus labios sobre los de Tom, en un breve roce, uno natural; el de rastas no se movió un ápice.

Ambos estaban con los ojos abiertos. Bill dejó de ejercer presión y se alejó unos centímetros, con las mejillas teñidas de rojo, perdiéndose entre lo morado de las mismas.

Tom frunció el ceño. Bill cerró los ojos, apretando los párpados como si fuese a recibir un golpe.

El moreno temía más al daño que provocaría el rechazo de Tom, que a los propios golpes de los matones. Lo había besado porque le había nacido hacerlo, por querer expresarle con algún gesto que estaba junto a él, y que quería compartir sus penas, quería ser su soporte, quería verlo brillar así todo pareciera negro. Lo quería más que a un hermano, no, lo quería como su gemelo que era, como Tomi, sin embargo, no le bastaba tratarlo como se tratan los hermanos; y no sabía cómo decirlo, el que hablaba hasta por los codos, se volvía un niño timorato frente a su gemelo.

—¿Por qué? —eso fue lo único que pudo decir Tom, sintiéndose también confuso.

Amaba a Bill. Eso lo sabía desde que tuvo uso de razón. Lo quería más que a nadie. Mucho más que a su madre. Su gemelo siempre había estado para él, y era intrínseco que también estuviera dispuesto a todo por él. Era recíproco, desde siempre. Sabían que eso no iría a cambiar con el tiempo, muy a pesar de los momentos difíciles que pasaron cuando tenían trece años, en donde se habían alejado pero no soportándolo más seguían juntos ahora.

Ahora que lo pensaba, se había alejado de Bill por percibir lo extraña que era su relación. Si se establecía un paralelo con el resto. ¿Era esto acaso? No, no podía ser. Sería… de enfermos. Sería mal visto por el resto, serían señalados durante toda su existencia hasta ser como leprosos de los cuales la gente rehuiría… abusarían de ellos, peor que ahora. Serían una abominación de la naturaleza.

—Porque te quiero para siempre, no como los cuentos de niñas, sino de verdad. Eres todo lo que podría necesitar, no puedo ser yo si tú no estás, te necesito. Me encanta que estés cerca, y… —Bill se detuvo. 

Dejó de soltar sus palabras atropelladas y vio la expresión de malestar de Tom. Lo repudiaba.

Tom no lo repudiaba. Se había convencido de creer todo eso que ahora pensaba por el resto. Porque por más que sintiese que era natural, porque se había habituado a necesitar en cierta forma la aprobación del resto para evitar salir lastimado.

—Olvida lo que dije, no quiero perderte, yo no…

—¿Por qué, Bill? ¡Por qué piensas así! ¿Quieres destruirnos? ¿Quieres que ellos nos maten, verdad? —interrumpió Tom con la voz ahogada y las lágrimas volviendo a salir.

Era su propia frustración. Estaba recriminándole a Bill, lo que no podía decirse a sí mismo. Negándose a lo evidente, buscando adoptar una postura en contra. Culpándolo. No quería involucrarse, o mejor dicho, no quería afrontar que ya estaba involucrado en ello. Porque lo amaba y en eso no daba cabida a un pero que valiese.

Bill se intentó levantar con dificultad, no queriendo refutarle. ¿Cómo hacerlo? Si era egoísta al pedirle eso a Tom. Era egoísmo el expresar su sentir y esperar ser correspondido.

Tom sujetó su brazo. —No te vayas, Bill —pidió.

El egoísta era otro.

Bill asintió y se volvió a echar, cerrando los ojos y tensando la mandíbula por contener el sollozo que buscaba escapar de su garganta.

Tom buscó la mano contraria y la unió a la suya. Cerró los ojos también, esperando dormir y al despertar percatarse que todo había sido una vil pesadilla producto de su subconsciente.
Se mantuvieron calmos por un instante. Tom cayendo poco a poco en un sueño ligero, mientras que Bill podía sentir el rechinar de sus propios dientes. No podía callar, no ahora que ya había hablado.

—Tom… —le llamó, mientras ejercía más presión en su agarre.

—Humn —gruñó en respuesta. No estaba dormido.

—¿Tú me quieres como yo a ti? —él necesitaba saberlo. Lo poco que Tom le había dicho era a la defensiva, y no le esclarecía nada.

El de rastas entreabrió los ojos, arrepintiéndose en el acto, al sentir ese par de ojos sobre sí mismo. No eran idénticos, no podrían serlo, Tom jamás podría mirar a alguien como lo hacía Bill, y menos poder hacerlo cuando él lo mira. Ese detenimiento estremecedor, como si lo contemplara. Intentó rehuirle la mirada, pero no pudo.

—Yo…

Bill se mantuvo expectante. Tom no podía mentirle, no teniéndolo frente a sí y sujetándole una mano. Bill podría leerle y saber que mentía. Su pequeño castillo de cartas se estaba desplomando sobre sí mismo.

—Tú sí sientes lo mismo que yo —afirmó Bill con confianza y un rasgo de decepción—. Y a pesar de ello, no piensas estar conmigo…

—No es así de fácil —trató de defenderse Tom.

—No, nadie dijo que sería fácil. A eso voy, yo no he elegido esto, no me he planteado opciones y decidido cuál sería más o menos difícil. Yo siento esto Tom, aquí —se señaló el pecho—, y en mi piel. En todo mi ser, en mi carne, en mis huesos, en mi sangre, la que comparto contigo. Lo siento, Tom. Por eso no me importa, no me interesa que el resto nos miren mal, o nos busque linchar como monstruos. No me interesa, mientras tú existas.

El labio de Tom tembló. Su corazón, lo sentía en la garganta. La mano que sostenía la de Bill estaba sudando. Su respiración era acelerada.

—Lo quiero, Bill. Quiero pasar contigo todo lo que deberemos pasar a partir de ahora.

—Juntos —dijo Bill con una sonrisa iluminándole el rostro.

Tom asintió.

8 comentarios:

  1. awww que hermozo esta gjhgjfdsjfb
    me gusto muchoo Nadirsss ya quiero la otra parte no te pass de verga y sube lo heeeeeee

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  2. Hermoso.!! *-* y pues como siempre Tom tratando de ocultar sus sentimientos por el que dirán u.u pero por lo menos lo reconoció y no dejo ir a Bill jkajakajakajak me encanto y espero subas pronto el próximo :))

    Feliz San Valentin para ti también c: <3

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  3. Muy lindo....un amor casi imposible, pero ellos lo quieren...solo necesitan estar juntos. Muy bueno.
    Espero que subas la próxima parte pronto. :-D

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  4. Recién lo leo XD
    ahh es HERMOSO! demuestra el amorsh que se tienen ambos,juntos.No les importa como los miren las personas si ellos se aman y están juntos:33
    awww es ¡HERMOSO!
    espero subas la próxima parte *w*
    saludos y besos :3

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  5. Triste, pero hay la esperanza de que todo saldrá mejor. ¿y la segunda parte, tardaras mucho en subirlo?.

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  6. ¡Qué hermoso! Amo la forma en que escribes, y la ternura con que plasmas las palabras. En verdad, me enamoré de esta historia.

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  7. Ellos siempre en su burbuja... Tom siempre tan inseguro y Bill, Bill todo lo contrario. Es muy guay leer este tipo de shots... Te hacen "identificarte" y sentir lo que ellos "sintieron", ver que no siempre las decisiones que se toman son las mas beneficiosas, pero no por ello dejan de ser las correctas.
    Me llena de emociones. Muy pocos autores logran hacer eso. Gracias Playa, por permitirnos con tus creaciones olvidarnos/distraernos un poco de las cosas que nos pasan. Ir a otro lugar, despejar y abrir la mente. D-A-N-K-E.

    Espero estés bien. Saludos y besos~

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  8. T^T

    Es hermoso y triste... es HERMOSO! Ahora quiero escuchar a Chopin y llorar...

    Te pasas de verga, es genial esto. Ya no sé qué más decir, salvo que cuando leo lo que escribes, en verdad me transporto a ese lugar.

    Te quiero! <3

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