Por otro lado, estoy ocupada con los concursos de que hay, tanto de Autores de fics como de ToHo Eventos, y me muerdo las uñas por saber quién ganará en ToHo podfics, son grupos geniales si necesitas escribir más o hacer otras actividades. Estoy descuidando algo mis fics, pero se los recompensaré, lo prometo. Más tarde me pongo a hacer betear el epílogo de Colores y bueno, escribir algo de En lo profundo.
Catorce a veces me absorbe bastante, pero no es mi único fic. Sería genial tener solo un fic WIP (work in progress).
Sobre este capítulo, tengo que agradecer a Kath, porque yo escribí la primera parte a mano (ya boté la hoja) y ella tuvo la amabilidad de transcribirlo y sufrir con el uso de la raya, mientras yo sufría leyendo mi letra.También a mi mamá, que me ayudó con la comprensión de los adultos, porque que sea una no significa que los entiende, según yo sigo teniendo once años. En fin, esas dos personitas estuvieron ahí soportándome, así que se los dedico, aunque dudo que mi madre lea algo mío, solo le leí un fic que pronto colgaré aquí.
Ah, sobre cosas raras del fic. Ehmn, en el extra precuela de Once, aparecen datos que se verán aquí y sobre Once fuera de tiempo II o Caramelo naranja, así que si no lo han leído, se los recomiendo, son detalles pero por si acaso. Y sobre las Moiras, son de la época de los Titanes, si mal no recuerdo, una teje el hilo de la vida, otra lo mide y otra lo corta, son tres, según lo que leí son ciegas y comparten un ojo. Lo estudié hace uff, así que no es muy confuso. Son las que determinan tu destino. ¿Se entiende, no?
La verdad es que me muero de sueño, probablemente se me pasó un dedazo. No me odien por poner partes en donde aparece Anémona, que ya se enterarán lo que trama. Y pronto viene el fin de semana (huevona estamos jueves) donde pasarán cosas impensables (?) XD. Hablo incoherencias. ¿Saben? Tengo que escribir a mano un oneshot que hice para el intercambio navideño, que la pobre chica que le toqué sepa algo de jeroglíficos. ¿Quién demonios quisiera una carta con un fic de cuarta escrito con mi fea letra? XD *rueda everywhere*
Me desvié, disfruten. Las etiquetaré más tarde, me muero de sueño x_X Si tienen dudas pregunten, y me alimento de comentarios.
Beso esquimal: Choque suave de narices.
Capítulo
9: Capullo
…
El rubio platinado seguía quejándose y gritándole al
moreno, que era por tamaño y cuerpo muchísimo más grande que él. Bill
simplemente quería fumar para hacer la espera de Once más amena (al parecer su
vicio por el cigarrillo había vuelto)
pero Andreas no pensaba lo mismo.
—Mira, cerebro de alcornoque, no quiero que estés
cerca de Tom si no te alejas de él me veré obligado a decirle a mi hermano
mayor que te dé tu merecido —amenazó. Bill botó el cigarrillo y pisó la
colilla.
Georg era de temer si se enojaba, solo lo vio una
vez así, no con él por suerte, y era más jodido porque es difícil hacerlo
enojar, Georg es por naturaleza tranquilo. No eran cercanos ni amigos pero se
conocían el tiempo suficiente como para saber cómo era el otro.
—Mira, criajo. Georg, a diferencia tuya, no es un metiche y dudo
que sea un problemático toca cojones como tú —mencionó Bill y se amarró el
cabello en una coleta —. Otra cosa, así yo esté lejos de Tom, él no se fijará en ti.
Andreas le hizo un gesto grosero con la mano a Bill,
el moreno se la quería doblar, de verdad que sí pero entonces Once apareció.
—Andreas —saludó Tom. Él eludido fingió no oírlo y
Tom rodó los ojos—. Bill —dijo en un tono meloso que logró sacar una sonrisa de
la boca de Bill, él cual lo abrazó. Se dieron un beso y Andreas ya se había
ido.
Tom se sintió un poco triste porque era su amigo, y
él quería arreglar las cosas, de verdad que sí.
—¿Y te dieron permiso? —preguntó Bill mientras
tomaba su mano y lo guiaba en dirección a la casa de Dunja.
—Hablé con mi papá, dijo que sí. ¿Algún plan en
especial? —mencionó Tom.
—Llamé a mi amigo, después de acosarlo un poco
aceptó que estuviéramos en el ensayo de su banda —masculló Bill sonriente, la
idea de un lugar así lo emocionaba. Tom parpadeó confuso—. Ah, bueno, él toca
la batería, el hermano del rubito el bajo por lo que entendí, hay un tío que
canta. Va a ser genial —animó el moreno, y acarició con su mano.
—Creo que Andy me mencionó algo así. Sobre Georg y
su banda —comentó Tom, imaginándose que el rubio baterista debería ser el amigo
de Bill, recordando también que ese mismo chico había empujado a Bill en el
colegio.
—Y por lo visto el rubito sigue sin hablarte —acotó
Bill acariciando la mano de Tom y jalándolo para caminar porque tenía que
cuidar a Lilith y Tim.
—Sí, bueno, la verdad es que quisiera arreglar las
cosas con él, pero a veces es tan… —chasqueó la lengua—. Intentaré hablar con
él el fin de semana.
—No olvides que el sábado eres mío.
Tom se sonrojó y sonrió como un bobo.
…
Bill regresó a su departamento más tarde lo que
creyó, porque se entretuvo besuqueándose con Once en la puerta de su casa para
luego caminar entre nubes, básicamente. Se sentía un colegial y eso le hacía
reír. Pero ahora estaba cansado y no tenía ganas de nada, así que cuando entró
al edificio caminó en dirección al ascensor con la firme idea de dormir, ni
siquiera bañarse porque lo había hecho temprano, aparte dormir con un poco de
harina por haberle ayudado a Once a hacer unos pasteles no le haría mucho daño.
Sin embargo justo cuando las puertas del ascensor se
abrieron, el anciano dueño de los departamentos lo detuvo. Bill vaciló pero se
quedó junto al hombre. Él no respetaba a las autoridades, ni a las personas
mayores, sin embargo, ese anciano era tan amable que era imposible no
responderle con el mismo buen trato con el que te hablaba.
—Buenas noches, señor, ¿sucede algo? —preguntó Bill
curioso. Por lo que le contó Once, era un hombre mayor viudo, que tenía hijas y
nietas que casi nunca le visitaban, quizá quería que lo ayudara con algo
pesado.
—No, mi buen joven. Solo quería tener una plática
con usted. Si me acompañas por favor, tengo té y galletas por si gustas. —Bill
de verdad que quería simplemente dormir, pero no pudo negarse así que asintió y
siguió al anciano.
Ya en el departamento de este, vio con mayor
detenimiento el lugar, no estaba muy bien cuidado, pero era acogedor. Al menos
para él, que estaba habituado a no tener hogar. Se veían las fotos de la que en
vida fue esposa del hombre, una señora muy bella de cabello entrecano y ojos
azules.
—Y bueno, para qué soy bueno, señor Zimmerman
—farfulló Bill después de darle un sorbo a su té.
—Verás, hijo. Cuando tú eras un pequeño niño y
todavía eras rubio —dijo el señor Zimmerman haciendo el rictus de Bill
demostrase que se había tensado por lo dicho—, yo conocí a tu madre, Simone,
una muy buena mujer. Y ella vino hoy a preguntarme por ti.
Bill sintió que un baldazo de agua fría le recorría
el cuerpo y tuvo los deseos de querer romper cosas, de fumar, de tomar hasta no
recordar ni su nombre, de meterla en caliente para tener un polvo culposo que
lo hiciese sentir vacío pero pudiendo olvidar su pasado.
El sueño en definitiva se le fue. Se le secó la
garganta y pudo ver una expresión triste en el contrario.
—Hijo, podré ser viejo, pero no tonto. Bien dice el
dicho que el diablo sabe más por viejo que por diablo. —Bill asintió algo
ausente—. Lo que quiero decir es que si tú no quieres que le diga a tu madre
algo, lo respetaré y diré que te fuiste o algo por el estilo, o ya sabes, la
memoria de un viejo no puede ser confiable a veces —le guiñó un ojo. Bill
parpadeó—. Sé que si ella no sabe de ti, es por algo, pero te recomiendo,
joven, que si decides hablarle, será lo mejor
no solo para ella. Tómate el tiempo que quieras.
Bill se metió una galleta a la boca y tragó sin
saborearla, se terminó su té y agradeció. Se retiró del departamento y caminó
como zombie en dirección al ascensor donde el sonido de esa caja metálica le
parecía un chiste.
No pudo dormir, el recuerdo de su madre, las
palabras del señor Zimmerman, incluso pensó en su infancia, en su pubertad
cuando decidió teñirse el cabello. Se sentía realmente frustrado. ¿Qué si
quería a su madre? Por más que dijese lo contrario, sí la quería y mucho, por
más que hubiese sido una madre ausente, y que nunca estuvo ahí para enseñarle
qué hacer y qué no, seguía siendo su madre, la que lo arrullaba cuando era
pequeño, incluso la que le pedía que cocinase los fines de semana donde era
casi una ley almorzar juntos así no hablasen de nada. La misma que había
permitido que lo llevasen a la escuela militar que fue una pesadilla. La amaba,
pero eso no era sinónimo de que quisiera verla y tratarla como si nada de eso
hubiese pasado. Ahora todo lo que le sucedió era parte de su vida, algo escrito
en piedra que nada ni nadie podría borrar.
Cuando eran más de las tres de la madrugada tuvo que
hacerse una paja sin emociones solo para tener la modorra después del orgasmo y
así poder conciliar el sueño.
…
Tom estaba
aburrido, se puso a jugar con Lilith pero cuando a la pequeña le dio sueño,
dejó de lado a Tom y se fue a dormir con Tim. Y Bill andaba en un universo
paralelo porque ni le volteaba a ver.
Así que Tom cansado de no ser el centro de atención
de su novio, comenzó a elucubrar un plan para llamar su atención. Pero como no
se le vino nada a la mente decidió sentarse en sus piernas haciendo que casi
ambos se cayesen al suelo debido a que Bill al parecer estaba muy ensimismado,
pero el moreno reaccionó a tiempo y cogió a Tom por las caderas y se enderezó
en el mueble.
—Porlaputamadre —dijo Bill rápidamente, con el
corazón latiéndole porque estuvieron a punto de caer aparatosamente.
Y Tom rió histéricamente, más por los nervios que
por otra cosa. Bill arqueó una ceja y lo miró.
—¿Planeabas matarnos? —preguntó Bill aún con las
manos sobre las caderas cubiertas por ropa ancha de Tom.
—Solo quería que me hicieras caso —se justificó Tom,
sintiéndose seguro sobre las piernas de Bill, entrelazó sus dedos sobre la nuca
del mayor y le dio un besito esquimal.
—Bueno trata de hablarme antes de acercarte a mí
cuando estoy concentrado, pude haberte golpeado o algo. —Bill acarició a Tom
por encima de la playera y él se estiró sobre Bill, presionándose contra sus
muslos sin notarlo.
—Dijiste que no me lastimarías, confío en ti
—respondió Tom y se encogió de hombros. Bill lo miró con dulzura y le dio un
beso en la frente.
—No deberías confiar tanto.
—¿Ahora me dirás en qué andabas pensando? —cuestionó Tom jugueteando con los cabellos
de la nuca de Bill, con la otra mano ahora acariciando su cuero cabelludo.
Tom lo sintió tenso como cuerdas de guitarra.
—Boberías mías.
—No te creo. —Tom le jaló un mechón de cabello y
Bill rió—. ¿Es sobre tu papá? —Bill dejó de reír, sin notarlo apretó más las
caderas de Tom, haciendo que se removiese un poco.
—No.
Tom ahora tomó su rostro entre sus manos y lo obligó
a que lo mirara. Cuando sus ojos conectaron decidió hablar.
—Bill, puedes confiar en mí. Es bueno que alguien
suelte las cosas que lo molestan o acongojan, yo muchas veces tuve que
tragármelas, ni siquiera podía acudir a Andreas. Yo sé que tú también necesitas a alguien y yo estoy aquí, para ti, para lo
sea —intentó animarlo Tom, sonriéndole dulcemente y acariciándole las mejillas.
Bill sintió algo caliente instalarse en su pecho,
vio esos ojos limpios color miel tan fijos en los suyos.
Pensó que en serio
algo así podría ser real, en donde alguien se fijase en él y se ofreciese a
escucharlo, cuando nadie antes más lo había hecho, razón por la cual Bill
pensaba pésimo sobre las personas, y siempre se callaba todo.
Se mordió el interior de su mejilla y vio a un lado.
¿En serio le pasaba eso a él? Tom volvió a instarlo a que lo mirase, y él
obedeció sumiso. Sí, le pasaba a él. Sonrió como idiota, acercó a Tom en su
dirección con las manos puestas en su talle y lo besó.
El calor que Bill encontró en esos labios, el beso
mismo, era una alegoría de lo que Bill hallaba en su relación con Once, desde
que algo simplemente platónico e inocente hasta que se convirtió en algo
tangible y con nombre.
Podía sentir la suavidad en sus labios, percibía una
intimidad que no había atinado ni en el sexo. Bill se sentía lleno con su
aliento, colmado, en paz, cuando profundizaron fue algo sublime porque él se
decía a sí mismo que podría permanecer unido a esa boca hasta que le doliera la
mandíbula.
Entonces Bill entendió, que ni el lago, ni el claro
en el bosque eran los mejores lugares donde Bill podría refugiarse para
encontrase a salvo y huir del mundo. Sino era la boca de Tom.
Jugó con su labio inferior una vez más,
mordisqueándolo y luego soltándolo para después lamerlo cuando detuvo el
movimiento y lo observó con ojos y labios brillantes, rojizos. Era hermoso, la
mejor imagen que tenía de su Once, recién besado con sus mejillas sonrosadas.
—¿Y?
—Creo que te besaría hasta dejarte los labios
cuarteados —respondió Bill con sinceridad. Tom se enrojeció aún más.
—No hablo de eso, sino que… ¿me dirás qué pasa por
tu cabeza? —interrogó Tom. Bill acarició los costados del de rastas—. Si
quieres te doy algo a cambio…
Una sensación de déjà vu lo invadió.
—¿Tuvimos esta conversación antes?
—Algo así —rió—. Me diste un caramelo de naranja a
cambio. Solo por decirte que me sentía genial a tu lado.
Bill asintió en comprensión y sonrió. Por supuesto que lo
recordaba. Esa vez en el claro.
—No creo que tengas algún caramelo por ahí, ¿o sí?
—preguntó Bill mientras seguía haciendo formas imaginarias con sus dedos por
los costados de Tom.
—Me haces cosquillas. Uhmn, no sé. ¿Qué quieres?
—Bill se lo pensó seriamente, la verdad es que no tenía idea. Pero la costumbre
de obtener algo a cambio siempre le hacía pedirlo.
—Luego te lo diré. Me la deberás.
—Bueno, suéltalo —pidió Tom hundiendo su rostro en
el cuello de Bill.
—Sabes, si sigues así no podré hablar. Detente
—mencionó Bill con voz grave. Tom se enderezó y parpadeó—. Bueno, es sobre mi
madre, al parecer se enteró dónde vivo y quiere verme. Y antes de que digas
algo, mi relación con ella no es muy buena, no lo fue antes de que entrara a la
escuela militar, ni tampoco durante por eso cuando me escapé en la graduación,
no le avisé después.
Bill se sentía extraño, porque era raro, diferente,
quizá en un buen sentido, el soltar algo que él sabía y que le afectaba. Tom
asintió y comenzó a acariciarle las orejas.
Arqueó una ceja.
—¿Qué haces?
Tom se sonrojó y dejó de hacerlo intentando
levantarse del regazo de Bill, este no lo dejó.
—Uhmn, ¿intentaba tranquilizarte? Ya me voy a sentar
a otro lado, peso de seguro —soltó Tom
intentando deshacerse del agarre del
mayor.
—No es un peso molesto, en realidad, puedes pasar el
tiempo que quieras sobre mí —mencionó Bill y Tom se cayó sentado en el suelo.
El moreno se paró y lo ayudó a levantarse. Al parecer de la impresión el de
rastas había hecho mucha fuerza pudiendo salirse las piernas de Bill, pero una
manera muy poco digna, estaba rojísimo.
El corazón de Tom latía a mil. Jodida mente la suya,
malinterpretó la oración de Bill, se imaginó “sobre Bill” en otra circunstancia
que no venía al caso. Maldito momento en el que leyó esa historia y aprendió
sobre qué era pasivo y activo, y que un pasivo no necesariamente iba abajo.
Cuando se hubo sentado en el mueble sintió que
sudaba frío. Él en serio se estaba poniendo en el papel del pasivo. ¿Qué
diablos? ¿En serio estaba pensando eso? Tom ya sabía lo que eso significaba,
por otro lado, en el relato que leyó, el pasivo se llevó la mejor parte. Sin
embargo, había una preparación… y Tom pensaba que debía jabonarse
exhaustivamente si iba a tomar ese rol.
Ahora que lo pensaba, era bastante obvio. Ya que
Bill era mayor, tenía experiencia y la tenía más grande. Mierdamierdamierda. ¿En serio se estaba imaginando el tamaño del
miembro de Bill? Se cubrió el rostro con el cojín. Bill lo observó extrañado.
—¿Te sientes mal? —Tom al mirar en dirección a su
novio no le vio el rostro precisamente. Mordió el cojín—. ¿Te doy té o algo?
—¡No! —Ahora se cubrió la boca con las manos
temiendo despertar a los niños—. No, solo recordé algo… y nada, pasa de mí,
tengo problemas.
Bill se rió con ganas.
—¿Estás seguro que el que tiene problemas eres tú?
Porque podría apostar a que yo tengo más problemas que tú —farfulló Bill como
si se tratase de una competencia, y Tom sonrió.
Pero la verdad es que no se sentía muy feliz que
digamos.
—¿Dónde iremos el sábado?
—Ya te lo dije, a casa de un amigo —respondió Bill
desperezándose. La verdad es que quería que los días pasasen para relajarse con
sus amigos y con Once, desconectarse de su realidad. La idea de encerrarse con
Once a solo besarse también lo seducía, pero el problema era que su novio era
un adolescente hormonal, por lo que no estaría quieto de manos, y quién sabe
las cosas que podría hacerle a Bill.
Quiso reír ante el pensamiento de que Once pudiera
hacerle algo que Bill no quisiera.
—No, me refiero a qué amigo. —Tom quería hablar con
él y distraerse, distraerse del discurrir de sus elucubraciones.
—Georg, cabello castaño rojizo, ojos verdes… el
hermano mayor del rubito de tu amigo —masculló Bill. Tom por supuesto que
conocía Georg, si prácticamente había crecido viéndolo. Él era quien los
cuidaba a Tom y a Andreas de pequeños.
—Uhmn, sí, Georg. Andreas y yo somos amigos desde
hace mucho, Georg se encargaba de ser nuestra niñera —mencionó Tom recordando
lo irrisorio que era el ver a un Georg algo angustiado porque a veces ambos
lloraban, ni recordaba por qué, pero lo hacían.
Bill lo miró extrañado.
—¿Sí? Es que yo también soy conocido de Georg, no
somos mejores amigos pero… se podría decir que sí “amigos”, no de los más
cercanos, sino de los que se ganan el título al pasar toda la escuela juntos. Me
parece raro que no te haya visto antes —confesó Bill. Tom se encogió de
hombros, tampoco recordaba mucho.
—Será el destino, ¿no? —dijo por decir. La verdad es
que Tom no creía mucho en eso, y no creía mucho en nada, su madre había
construido un mundo que él debía seguir, pero al darle libros no solo le quitó
el problema que tenía para hablar, y por el cual lo molestaban en la escuela,
sino también le hizo darse cuenta de muchas cosas, quizá no todas las necesarias
pero sí algunas que le sirvieron de mucho.
—Sí, claro. Las Moiras están tejiendo justo ahora el
hilo de nuestras vidas, ¡es algo tan tonto! —exclamó Bill. Tom ariscó la nariz
y le mostró sus dientes al reír—. Oh, vamos, ¿qué es lo chistoso?
—Que te estés haciendo hígado por la mitología
griega. Deberías verte la cara, todo ofuscado, es gracioso —comentó Tom.
Bill comenzó a hacerle cosquillas y no se detuvieron
porque cuando los pequeños despertaron los encontraron así y se les unieron.
…
Anémona se mordisqueó el labio inferior y marcó de
nuevo el número, esta vez como número privado.
Más le valía que le contestase
si no quería que ella se presentase a su casa, o lo que es peor, al trabajo
para encararlo, al parecer del otro lado del teléfono le leyeron los pensamientos
puesto que le contestaron.
—¿Qué
sucede Anémona? Creo que aclaramos las cosas lo suficientemente bien en
presencia de nuestros abogados —contestó de mala gana
Jörg. La rubia quiso chillar de frustración, pero al menos le había hablado.
—Necesito hablar contigo, Jörg, personalmente. Y mira
que ya planeé todo por si te niegas, y créeme, no te gustará lo que tengo
planeado —aseguró la mujer, escuchando claramente el bufido del otro lado.
—Manipuladora
hasta el final, Anémona. Como siempre. ¿Quieres amenazarme con nuestro hijo? Él
vendrá a visitarme, así lo estipula el acuerdo que ambos firmamos. Así que
hazme el favor y ahórrate tus incordios —soltó Jörg con el enojo palpable.
Anémona podía imaginar claramente a su marido rojo
por la furia. La imagen la hizo querer reír.
Recordando los tiempos en que se
enojaba con ella pero Anémona conseguía quitarlo de ese estado de una forma u
otra. Quizá sí, tal vez ella era algo manipuladora, tenía que cedérselo.
—No le diré a Tom que deje de verte. No sé por quién
me tomas, Jörg. La separación fue conmigo no con Tom. Él es hijo de ambos —acotó
la blonda.
—Y Tom es lo
único que nos une, así que…
Anémona sintió la ira llegar a ella.
—Es sobre Tom, así que debes ir. No sabes lo
insistente que puedo ser, Trümper —bramó con seguridad.
—Hemos estado
casados por más de diez años, Anémona, comprendo a la perfección lo insistente
que puedes ser, por ello mismo, por esa terquedad, camuflada como perseverancia,
que no admite opinión de nadie ajeno a ti es que me separé. —Anémona quiso
colgarle en verdad que sí, pero lo necesitaba, no tenía opción, más allá de que
siguiese queriendo a su exmarido, tantos años no dejaban de pesar así como así,
lo supo con Gordon porque no encontraría a alguien como Jörg Trümper.
Sin embargo, a pesar de ello, era el padre de su
hijo y era su única alternativa.
—Creo que ya hemos tenido esta conversación, Jörg. Pero
como te digo, esto no se trata ni de mí, ni de ti, ni de nuestro matrimonio
fallido. Se trata de Tom, así que debes ir —ordenó Anémona, con una voz
suavizada, que decía un imperativo pero, a la vez, no te lo mostraba así, sino
como algo que debías hacer porque era lo correcto, porque te conviene, porque
no tienes opción.
El mismo tono que usaba con su unigénito cuando
hacía cosas que no debía. El mismo que ya no le funcionaba al menos con su
primogénito, debido a que parecía haberse vuelto inmune a ella, a sus tonos de
reproche, de alarma, de todo. Ese muchacho era una mala influencia. No podía
ser alguien bueno si iba en contra de lo que ella decía. Anémona solo quería el
bien de su hijo, aunque fuese incomprendida por el resto, quería verlo bien,
protegerlo de todo, permitir que fuera un hombre decente mañana más tarde.
Nadie podía velar por la seguridad de su retoño más
que ella. Porque Anémona era la única que lo había tenido en su vientre por
nueve meses y cuidado desde entonces. Era su vida.
—Está bien, mujer, está bien, dime la dirección a
donde debo ir —cedió Jörg. Anémona sonrió a sabiendas de que su exmarido no
podría verla.
Le dijo la dirección y colgó después de quedar. Todo
lo hacía una madre abnegada por el bien de su bebé.
Me hagarras llendome lol ¡Luego te digo! Me encantó!!!! Ahhhhh Tom traumado por que él es el pasivo muahahahahah xDD
ResponderEliminarMe encanto:D
ResponderEliminarPobre de Bill,sufrió mucho,pero aun así quiere a su madre,aunque bleh,lo que le pasó no se le olvidará,¿y a quien no verdad?
Tom XDD todo pasivo,todo uke *w*
y lo más chistoso es que pensó en el tamaño del pajarito de Bill *digamos que no es un pajarito* e_e
que pajarito ni que nada,en la bestia de Bill xD ok ya ._.
y es que Tom es la luz que lleva a Bill al bien(?
bleh...Anémona aveces estoy de tu lado *siclaro* y aveces me caes mal XD es que,bleh,yo no soy adulto y no sé,aveces los entiendo y aveces me dejan con cara de ¿que carajo? pero bleh,adultos,adultos everywhere.
¿no me encantó,ni me gusto el capitulo...LO AMÉ,LO ADORÉ *w*
espero con ansias el siguiente
Saludos.~
¡EL DESTINO! <333 dsfgsdf, siempre lo supe (?)
ResponderEliminarY también sabía que todavía no debía dejar de detestar a esa mujer... ni a aquella otra, ni al tipo ese...!!!
Detesto a los adultos~ se complican tanto la vida y de paso se la complican a uno.
Las coincidencias no existen, sólo lo inevitable~
ResponderEliminarQue Bill conociera a Tom lo era, Tom tan... ta... frustrado por lo del asunto "activo-pasivo" xD Ya Bill, cogetelo de una buena vez~
al fiiiiiiin! al fin me pongo al día :') creo que voy a llorar sólamente porque ahora sí estoy actualizada jajaja xd Maldita Anémona (es como un pescado? o algo del mar o no?) que los quiere separar!! por qué? estoy segura de que quiere hacerle algo a Bil :C creo que lloraré si eso pasa, soy una niña!! me identifico tanto con Once (ahora Catorce xd) :') me encanta tu fic :33 <3
ResponderEliminarRayos, últimamente he tenido tan poco tiempo .__. ... reuniones familiares y demás. No me agradan mucho...
ResponderEliminarDespués de varios días lo vengo a leer D=
No creas que ya no te amo xD
Me gustó mucho. Entiendo a Bill, eso de amar a tu madre pero no querer verla por el daño que te hizo... No es sencillo.
En verdad que estoy disfrutando mucho cómo va cambiando Tom, cómo va dejando de ser ese niño sobreprotegido. Poco a poco, ''Towi'' xD
No sé si no capté bien y sí se mencionó, pero muero de ganas por saber qué es eso que tanto le insistía Anémona a Jörg... ¿es acaso la dirección del lugar a donde va a ir Tom con Bill? Ok, ya veremos en el próximo capítulo ^^
Hoy estoy algo atarantada, ¿se nota mucho? xD
Besitos!! ^^