domingo, 3 de abril de 2016

Fanfic: L'amour vrai attend. Capítulo 4: De papás y bebés.

Dedicado a Vicky :D
Imágenes que hice para ilustrar un poco el capi/fic.





Y ahora sí el capítulo, ah verdad, el mame, digo, meme.


Capítulo 4: De papás y bebés

Robbie miró con determinación a su papi.

—Papi, tienes que llamar a Tom para que mañana venga y yo hable con él. —Bill se sorprendió porque Robbie quería que fuera pronto.

—¿No vas a esperar a que él venga? No sé si Tom tenga cosas que hacer mañana

—Pregúntale pofavo —dijo Robbie en una súplica, Bill asintió.

Hola, Bill, ¿qué pasó? ¿Tan pronto y ya me extrañas? —chanceó Tom, tallándose un ojo porque tenía sueño.

—En parte sí, pero esta llamada no es porque yo quiera, prácticamente me están obligando a hacerla —contestó Bill.

¿Ah?

—Es que Robbie quiere que mañana vengas con Bambi y que vengas formal —explicó Bill. Tom arqueó una ceja.

No entiendo.

—Que mi hija quiere hablar contigo y quiere que vistas bien —soltó Bill, sin gritar porque Robbie descansaba.

¿Para qué?

—Qué sé yo, son cosas de niños. ¿Me haces el favor?

Claro, y también iré. —Tom rió. Bill se carcajeó en silencio.

—Otro día será.

Lo tendré en cuenta.

—Bueno, nos vemos mañana.

¿Estarás tú también?

—No, Robbie quiere hablar contigo a solas. No me la robes por favor —bromeó Bill.

Me robaría a Robbie y a su papá, ya sabes, el paquete completo.

—Chistosito, ya, mañana nos vemos, bebé.

Adiós, amor.


Al siguiente día, Robbie se levantó lo más temprano que pudo, a esperar que Raziel llegara. Sintió que abrieron la puerta y corrió en su dirección.

—Hola, Razi. ¿Puedes preparar sándwiches para mí y Tom?

—Sí, ¿y tu papá? —preguntó viendo que no aparecía Bill.

—Aún está dumeno —dijo Robbie. Raziel asintió.

—¿Y la señora Simone?

—También.

—¿Hay jugo de naranja? —Raziel la miró curiosa y sonrió.

—¿Vas a hacer un picnic con Tom? —cuestionó Raziel, Robbie asintió.

—Y pofavo, ponme ropa bonita, la más bonita y nueva que tenga —pidió la pequeña. Raziel asintió—. Y los sándwiches sin corteza, ¿oki?

Raziel rió. —Ok.


Robbie estaba sentada sobre el sillón con su vestido acampanado color celeste, con un lazo plateado en la cintura, su cabello estaba para atrás con una tiara que Raziel le había puesto, a Robbie no le gustaba la tiara, pero servía para sujetarle el cabello. Bill la miraba sonriente y de pronto le puso un puchero.

—¿No quieres llevar a papi al picnic? —preguntó Bill haciendo sobresaliente su labio inferior. Robbie frunció el ceño y negó—. Pero papi también quiere salir.

—Papi puede salir con abu —sentenció Robbie, y Bill rió.

—Yo puedo cuidar a Bambi, ¿puedes llevarme?

—Es verda’, tú cuidarás a Bambi mientras Tom y yo vamos al parque —dijo Robbie con una sonrisa. Bill bufó.

—¿No puedo ir al parque también con Bambi?

—No.

—Entonces yo también tendré mi picnic con Bambi —dijo Bill, riéndose. Robbie lo miró extrañada.

—¿Comerán comida para perrito?

—No, mi amor, las personas no comemos comida de perrito. —El timbre sonó y Robbie dio un brinco para levantarse y correr a abrir la puerta.

—Tom llegaste justo a tiempo.

—¿En serio? Creo que me retrasé un poco.

—Es que eso dicen en las películas cuando alguien llega —explicó Robbie con su ceño fruncido—. Tú llevarás la canasta poque pesa mucho, y yo llevaré la mantita para sentarnos en el parque —explicó su resolución. Tom saludó a Bill con un beso en la mejilla, entregándole la correa de Bambi, y tomó la canasta con una mano y a Robbie con la otra.

—Te ves muy bonita, Robbie.

—Y tú también, Tom —correspondió al halago y se fueron.


Se sentaron en la manta sobre el pasto, acomodaron la comida, y la bebida, y Robbie lo miró con determinación, Tom le siguió el juego y la miró igual.

—Madame, ¿para qué me citó el día de hoy? —preguntó Tom, aguantándose la risa.

—Señor, Tom, he estado pensando mucho. Me gusta jugar contigo, salir a pasear, nos gustan los perritos, nos gustan los helados, queremos mucho a papi, ¿te puedo llamar papá? —preguntó Robbie.

Tom parpadeó, le había cogido con la guardia baja. Él no esperaba que ella le dijera algo así, es decir, Bill ya había hablado con ella entonces, le había explicado todo y ahora Robbie lo veía como otro papá. Se enterneció y le sonrió.

—Puedes llamarme como te sientas más cómoda.

—¡Entonces serás mi papá Tom! —gritó Robbie, para luego comer uno de los sándwiches que Raziel había hecho.

—¿Y tu papá cómo te lo dijo?

—¿Qué cosa?

—El que salíamos —explicó Tom algo confundido. Robbie lo miró curiosa.

—¿Salían a dónde?

Tom se mordió la lengua para no seguir hablando. Bill no le había explicado a Robbie que eran pareja. El moreno estaba enojado, pero no con la dulce Robbie, sino con el tontorrón de su padre.


Ya en la casa, Tom se encerró con Bill en el cuarto, Bill estaba por quitarse la camiseta cuando Tom lo detuvo.

—¿Cuándo le vas a decir a Robbie que somos pareja? ¡Me prometiste que se lo dirías anoche! Casi se me escapa decírselo, de hecho se lo mencioné pero ella no entendió —dijo Tom, enfurecido. Bill alzó las manos defensivamente.

—Cálmate, Tom.

—Es que me frustra, Bill. Se supone que estamos teniendo una relación seria y tienes una hija, sé que es complicado decirlo y explicarlo, pero… joder, ¿tienes que demorarte tanto? —Bill sujetó a Tom por la mano y salió jalándolo de la habitación. 

Simone estaba hablando con su nieta y vio extrañada a ambos hombres tomados de la mano.

—Hijo, ¿qué…?

—Mamá, necesito hablar con Robbie, a solas —ordenó Bill. Simone asintió a regañadientes y se fue a su cuarto.

—¿Pasó algo, papis? —preguntó Robbie, dejando de colorear y poniendo a Peluso sobre su dibujo.

—Mira, Robbie —empezó Bill—. Tú sabes que cuando dos personas se quieren mucho pues… están juntos, normalmente pasa con un hombre y una mujer, sin embargo, a papi le gustan los hombres también, lo que significa que también pueden enamorarse y querer a otro hombre. Yo amo a Tom, y él me ama, así que por eso estaremos juntos como pareja, es algo más allá de una amistad, muy fuerte, ¿me entiendes? Así como tú sientes amor por Peluso, un día podrías sentirlo por un niño, o una niña —explicó. Robbie les sonrió.

—¿Y tendrán bebés como las personas que se quieren mucho?

—Eh, no, los hombres que están juntos no pueden tener bebés, sí pueden adoptar como cuando adoptaron a Bambi, pero hay señoras que dan bebés así como dan cachorros —intentó hacer entender a Robbie y ella asintió, luego los miró dudosa.

—¿Y cuándo se casarán? Porque cuando alguien ama a otra persona, se casan.

Ambos enrojecieron y miraron al suelo.

—Bueno, lo que pasa es que Tom está estudiando, y por eso aún es muy pronto para casarnos —habló Bill.

Tom se mordisqueó el labio con nerviosismo, eso implicaba una petición de matrimonio tácita.


Tom estaba haciendo su papeleo, Bill tenía un día libre por lo que aprovechó para ir con Robbie al parque. Robbie estaba en los juegos, acompañada de Winni, su amiga del parque, y luego corrió en dirección a su papá, y él la miró arqueando una ceja.

—¿Quieres ir al baño…? ¿O a la casa?

Robbie negó. —Hay una señora con un bebito. ¿Podemos preguntarle si lo está regalando? —preguntó. Bill se rió.

—Amor, las señoras que regalan a los bebés están en el hospital —explicó Bill, tratando de darse a entender con esas palabras, Robbie lo miró con tristeza.

—¿Entonces no tendré un hermanito aquí?

—Aún no, puede ser más adelante. Aparte, debes estar feliz porque dentro de un mes iremos por tu perrito —mencionó Bill. Robbie sonrió.


Bill estaba acariciando la mejilla de Tom con una sonrisa, enamorado de él como nunca antes, convencido de que lo quería en su vida para siempre, y se lo iba a decir.

—No sé qué pienses de lo que te diré a continuación, pero quiero pasar el resto de mi vida junto a ti. Así regreses a Alemania, iré contigo y no me separaré nunca de tu lado —dijo Bill, Tom sonrió y le besó la punta de la nariz.

—¿Acaso estás insinuando algo…?

—Sí, que quiero casarme contigo. No me importa que digas que no, seré lo suficientemente insistente como para que en algún momento digas que sí —sentenció Bill.

—Sabes que mi mamá te odia —dijo Tom, mordiéndose el labio inferior y sintiendo un calor instalarse en su pecho.

—No me importa, la convenceré también. —Tom rió.

—Eso habría que verlo.

—¿Eso es un sí?

—Es un tal vez, como le dijiste a Robbie, aún estoy estudiando.

—Sí, pero puedo comprarte un anillo de compromiso, algo que usemos los dos para saber que estaremos próximos a casarnos y vivir juntos para siempre —dictaminó Bill, convencido, Tom acortó la distancia y se besaron, con la las barbas chocándose, porque Tom había dejado que le creciera el pelo de la cara y como no se lo cortaba, había una copiosa cantidad a diferencia de Bill, que se rasuraba diario aunque se dejaba un poco de barba.

—Te amo, idiota —dijo Tom, y se volvieron a besar con amor y la pasión que guardaban en sus corazones. Iban a seguirlo, pero Bill se detuvo.

—Ah, verdad, quería contarte que Robbie casi rapta a un bebé —mencionó Bill, Tom arqueó una ceja, mirándolo extrañado.

—¿Qué?

—Es que ella quiere tener un hermanito, y bueno, miró a una señora con su bebé en su cochecito, en el parque, y pensó que sería buena idea preguntarle si lo estaba regalando —contó Bill entre risas. Tom negó con la cabeza también riéndose—. Le dije que más adelante podría tener un hermanito, pero que así no eran las cosas.

—¿Más adelante? —cuestionó Tom, con genuina curiosidad.

Bill vio a un lado, rehuyéndole la mirada. —No sé, quizá podríamos adoptar o algo así. Claro, si tú estás de acuerdo. No quiero imponerte nada.

—No lo estás haciendo, amor. Pero quiero que tenga mi sangre, no quiero adoptar.

—¿Vientre de alquiler o te acostarás con una mujer? —bromeó Bill.

—Heissel estaría muy de acuerdo con la idea de acostarse conmigo. —Bill gruñó y Tom rió.

—Entonces vientre de alquiler será. —Tom asintió.

—Estamos planificando un futuro, nunca pensé que lograríamos hacerlo, luego de que me dejaras —contó Tom con cierto tinte de tristeza en la voz.

—Sabes que no quise hacerlo, bebé. Pero tenía tanto miedo de que te aburrieras de todo esto, que te sintieras presionado —farfulló Bill, sujetándolo por el rostro.

—Aquí estoy y no me aburre, me encanta estar contigo y Robbie, y con mi suegrita que sí me quiere —molestó Tom, a sabiendas de que Anémona odiaba a Bill.

—Presumido —siguió el juego Bill, rodando los ojos.

—Ya se está haciendo tarde —acotó Tom, fijándose en su reloj de muñeca, estando semidesnudo porque estaban en previos con Bill, aprovechando que tenían la casa para ellos solos.

—Mierda, es verdad, mamá con Robbie ya van a llegar. Y no terminamos de…

—Si quieres puedes acompañarme a mi casa —tentó Tom, pasando con delicadeza su dedo por el vientre de Bill.

—Sabes que lo haré —contestó Bill, sonriente—. Y deja de acariciarme así o sino tardaremos en salir de este cuarto.

Tom se mordió el labio inferior y asintió.


Iban a celebrarlo, se iban a casar más adelante e iban a tener un hijo (o hija) más. Así que Tom metió a escondidas a Bill a su posada y entre besos cortos cayeron en la cama.

Bill comenzó a acariciar el talle de Tom, quitando toda prenda que les estorbase, Tom entre mordiscos a los labios de Bill, le sacó la camiseta y los pantalones, estando presuroso por tocar sus labios de nuevo. Luego Tom besó el largo cuello de Bill, mientras acariciaba su vientre, su pecho, sus brazos, sabiendo qué zonas tocar y cuáles al ser rozadas enervaban el cuerpo de su novio, como por ejemplo, la unión entre su ingle y pierna,  o ese punto donde se hundía por el hueso de la cadera izquierda, lo estaba excitando sin necesidad de tocarle el miembro.

El rubio rodaba los ojos por el placer. Lo detuvo para rozar con la yema de sus dedos la espalda de Tom, haciendo que los vellitos se erizasen a su paso. Le besó la nuca y dejó varias mordidas que pusieron roja la piel de Tom. Pronto hundió su lengua entre las nalgas de Tom, jugando con los pliegues, lamiéndolos y chupando, haciendo que este se espigara y se quejara.

—Hey, eso… nunca lo habíamos hecho antes —murmuró Tom contra la almohada, mordiéndola para que no le escapasen unos gruñidos y gritos poco dignos.

—¿Y? Está bien, nunca lo he hecho antes, sí, pero quiero hacerlo contigo, ¿está mal? —preguntó Bill, respirándole contra su hendidura, Tom negó y se dejó hacer.
Bill siguió lamiendo los pliegues, sin ingresar aún, separó las nalgas de Tom con sus manos y lo hizo, metió su lengua habilidosa en el interior de su amante. Con movimientos curvos, empezó a lubricar esa zona, usaría lubricante, claro, pero lo que le gustaba de hacer eso es las sensaciones que le provocaba a Tom, cómo se retorcía de placer, cómo incrustaba las uñas en la colcha.

No podían hacer ruido, que sino, Bill lo haría gemir alto para que todos se enteraban que era suyo.

Bill vio cómo Tom sacaba el lubricante de debajo de la almohada, al parecer alguien había estado jugando consigo mismo, pensó mientras la palabra “travieso” se atravesaba en su mente.

Las imágenes de Tom masturbándose, solo hacían que Bill se excitara más y más. Sujetó el lubricante y puso bastante en dos de sus dedos, para luego meterlos con suavidad en el interior de Tom, preparándolo embadurnando sus paredes para recibirlo.

Las piernas de Tom temblaban, por suerte no estaba apoyando en ellas, porque no podría soportarlo y se caería.

Bill se echó a su costado y giró a Tom, para que este quedara de espaldas hacia Bill, pero mirando a un costado, y metió sus dígitos más profundo, en esa posición podía hacerlo. Y Tom gimió sonoramente, Bill le tapó la boca con su otra mano. Le chistó y siguió penetrándolo, estimulándole la próstata con sus dedos largos y delgados.

—Te quiero a ti —pidió Tom en un susurro sofocado con la mano de Bill, este asintió y dejó un beso perezoso en su omóplato.

Bill se echó una copiosa cantidad de lubricante en su pene, y comenzó a ingresar en el cuerpo del amor de su vida. Sujetándose de su cadera para tener un apoyo. Tom se mordió el labio con fruición y cerró los ojos al sentir cómo Bill lo iba llenando.

Podía sentir incluso la leve curvatura que tenía el miembro de Bill, y Tom quiso llorar de alegría, porque lo sentía tan cerca suyo, lo sentía unido a él luego de tanto tiempo, a pesar de que era como la quinta vez que lo hacían desde que se habían vuelto a ver.

Quería verlo, sin embargo, le gustaba la sensación de tenerlo tan cerca, respirándole la nuca y embistiéndole con amor, empujándole con su miembro, mientras lo masturbaba, ya no le tapaba la boca y él se mordía el labio para no gemir.

Jugó con sus testículos mientras le daba una estocada profunda, le dejó un beso sonoro en la nuca y una mordida delicada.

—Te amo… —susurró acezado Bill.

—Yo más… —dijo Tom casi sin voz.

Bill siguió penetrándolo profundo y cuando estaba dentro hacía movimientos circulares con las caderas, ondeándolas para que Tom sintiera todo dentro.

Pronto Tom se vino y con una mano temblorosa acarició la mano que Bill tenía en su miembro ahora flácido por haberse corrido. Bill le mordió la unión del hombro con su cuello y se vino, haciendo que Tom se enderezara.

—Uhmn —se sobó Tom contra Bill, aún con este dentro—. ¿Quieres que nos bañemos juntos? —sugirió, Bill salió de su interior y le dejó un beso en los labios.

—No me molestaría la idea para nada, pero debo irme antes de que llueva, el cielo está nublado y Robbie no duerme si no estoy en casa —dijo Bill, sentándose en la cama. 

Tom gruñó a modo de enojo infantil.

Se cruzó de brazos y chasqueó la lengua. —¿En serio te irás?

—Bebé, sabes que Robbie necesita de mí —arguyó Bill.

—Ok, ok, solo por eso. —Descruzó sus brazos y estiró su cuerpo—. Tengo que bañarme de todas formas, con o sin ti.

—Espera, antes de que te metas a la ducha, ¿me prestas una cazadora? Por si llueve y aún no llego a mi casa —pidió Bill. Tom asintió, levantándose y dirigiéndose a sus cajones, sacó la primera que encontró limpia y se la tendió a Bill—. Wow, una cazadora de Daft Punk autografiada por ellos, ¿quién te la consiguió?

—Me la regaló Andreas —comentó como si nada, limpiándose con una servilleta porque estaba chorreando semen por sus piernas.

Bill frunció el ceño, intentando concentrarse en la imagen de Tom limpiándose su venida, pensando que con quien estaba Tom era con él, pensando que con quien se iba a casar Tom era con él, con él formarían una familia.

Pero igual explotó.

—¿Por qué la conservas? ¿Acaso significa algo para ti? ¿Un trofeo de tu amado quizá? —tentó Bill y Tom dejó de limpiarse para bufar y rodar los ojos.

—O sea, tu semen está saliendo de mi culo, y tú crees que siento algo por un polvo, ¿en serio? Es decir, joder, solo lo hice una vez con Andreas, no fuimos pareja ni nada, y seguimos siendo amigos, sí, es cierto. No boto la cazadora, porque uno, aún sirve, dos, ¡tiene las jodidas firmas de dos de mis ídolos! —soltó Tom en un grito aguantado, porque no podía gritar y solo le salió la voz alta aunque no lo suficiente como para alterar a los de los otros cuartos.

—De hecho tiene sentido lo que dices… —dijo Bill, rascándose el cuello por sentirse incómodo por la tontería que había dicho.

Tom rodó los ojos y le hizo un ademán con los dedos para que se acercara, cuando lo tuvo cerca, lo sujetó por la camiseta y lo besó, con lengua, dientes y dejando bien en claro a quién le pertenecía.

—¿Dejarás de ser un idiota e irás a cuidar a la nena?

—No te prometo dejar de serlo, pero sobre lo otro, sí —dijo Bill, algo avergonzado, le dio un beso en su nariz y se puso la cazadora entre remilgos.

5 comentarios:

  1. Jajajaja esa Robbie es toda una pilla, pero que chocante esta Tom, porque exigir hablarle de algo que puede ser complicado, creo que con que le dijera que eran novios ella entendería, no?

    Bueno, espero que pronto sean una familia, y Bill deje de alucinar jajaja

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  2. Jajajaja esa Robbie es toda una pilla, pero que chocante esta Tom, porque exigir hablarle de algo que puede ser complicado, creo que con que le dijera que eran novios ella entendería, no?

    Bueno, espero que pronto sean una familia, y Bill deje de alucinar jajaja

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  3. jajaja ... la ultima parte me mató :'D pero que idiota es Bill Xd

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