Título: See
you outer space
Autor: kasomicu
Rated: +18.
Categoría Slash.
Resumen: Bill
y Tom desearon no haber tenido gemelo, y el deseo se les cumplió. Tom para
recuperar a su hermano tendrá que viajar a otra dimensión para hacer que
regrese. Pero hay un problema, quien creó el portal para viajar se equivocó y
ahora Bill tiene treinta años y Tom… quince.
Advertencia: Twincest,
ciencia ficción, Chan, contenido adulto.
Disclaimer: Las personas reales no me pertenecen, lo demás sí.
Introducción
—Tom, Bill, tomen, vayan a comprarse
algo y los encontraré en una hora en la entrada del centro comercial, ¿ok? —les
dio el dinero a cada uno y los adolescentes asintieron.
Los vio irse y se
acomodó el cabello, como si de esa forma se despabilase y demostrase ser
alguien diferente de la que juzgaban con sus miradas.
…
Bill ya no recordaba el por qué se había
peleado con Tom, pero eso no importaba, porque Bill estaba seguro que Tom era
un idiota, uno muy grande y que con el tiempo solo conseguía aumentar su
idiotez a niveles estratosféricos. Se imaginaba incluso la idiotez de Tom
llegando a la luna, sí, era muy probable que lo hiciera, fue lo que pensó
mientras veía unos anillos estrambóticos de una tienda de apariencia lóbrega
que pasó desapercibida para Bill por estar ensimismado en los modelos de las
sortijas y su ira contra su gemelo.
Tom se había comprado un helado,
pensando a cada lametazo si es que su disputa con Bill seguiría o si es que le
perdonaría por haber arruinado sus audífonos, por segunda vez. No le gustaba
pelearse demasiado tiempo con Bill,
no después de que ya hubieran atravesado sus trece años como si fuesen un par
de desconocidos, formando bregas frente a cada acción del contrario y llegando
a odiarse casi en serio. Ahora a los
quince no habían tenido una verdadera riña
y, aunque esta se le antojase algo parecido el rumbo que tomaba esta pelea,
esperaba que no sucediera.
Tom se ubicó a un lado de Bill y le
observó con un anillo en mano, uno simple que terminó en su dedo, probándoselo
y percatándose que le quedaba perfecto, Tom vio otro idéntico y se lo calzó.
Bill reparó en su presencia y gruñó.
—¿Qué haces aquí? Mamá dijo que
compráramos algo, pero no quiere decir que lo hiciéramos juntos —soltó Bill con
su rictus descompuesto. Tom rodó los ojos.
—¿Sabes qué? Te perdono por haber roto
mis cascos, ahora dejemos de comportarnos como un par de tontos, ¿está bien?
—ofreció Tom. Bill arqueó una ceja y giró en su dirección.
—¿Que me perdonas tú a mí? ¡Pues eso no
soluciona nada, porque yo no te perdono todo lo que me hiciste después! —gritó
Bill, evidentemente furibundo.
—Dios, a veces actúas como una niña
—dijo Tom, consiguiendo que la mirada de Bill lo fulminase.
—Pues esta “niña” no quiere ser tu
gemelo, es más, ¡desearía nunca haber tenido un gemelo! —Tom se sintió dolido
por las palabras.
—¡Yo también desearía nunca haber tenido
uno! —respondió para no quedarse atrás.
Bill desapareció tras lo dicho. Se había
esfumado, como por arte de magia, como si nunca hubiera estado allí. Tom
parpadeó, después se talló los ojos para comprobar que aquello realmente había
pasado, y se intentó convencer de que nada era real, que en realidad no había
encontrado a Bill allí y que… se miró la mano, el anillo que se había puesto,
el idéntico al que tenía Bill. Era real.
Un hombre rubio y con ojos marrones le
miró desde la tienda.
—¡Eh, niño! ¿Qué haces husmeando entre
la mercancía si es que no vas a comprarla? —preguntó el mayor.
—¡Mi hermano! —chilló Tom aterrorizado
frente a la idea de perder a Bill, imaginándose cómo reaccionaría su mamá.
—¿De qué hablas? —interrogó el rubio
acortando la distancia.
—Mi hermano… él… yo… pelea… desapareció
—balbuceó Tom con lágrimas anidándose en sus ojos.
—¿Desapareció después de usar algo de
aquí? —Señaló las sortijas y Tom asintió—. Mierda, ¿podrías ser específico? Primero,
mi nombre es Gustav y segundo… podría decirse que las cosas que vendo tienen
cualidades especiales, pero siempre y cuando se cumplan ciertos criterios, ¿qué
es lo que sucedió?
Tom sorbió por la nariz. —Yo estaba con
mi hermano aquí y de pronto desapareció, tenía una sortija como esta —señaló la
que traía en su dedo y Gustav la observó.
—¿Pidieron ambos que tu hermano se fuera
o algo así?
Tom frunció el ceño, no entendiendo a
dónde iba con eso. —¿Qué?
—Responde —pidió Gustav.
—Sí, pero fue algo infantil que
normalmente nos decimos por estar enojados —explicó Tom sin necesidad de ser
cuestionado. Gustav suspiró.
—Pues, niño, lo que hicieron fue pedir
un deseo con las sortijas siameses —comentó Gustav. Tom lo miró como si le hubiera
crecido un tercer ojo—. Antes de que me tildes de loco, déjame explicarte. Es
un tipo de magia, de hecho. La vendo para conocedores exclusivamente, pero creo
que escogí un mal sitio de distribución al ponerlas al alcance de todo el que
las agarrara en el centro comercial. Es complicado, sí.
»Pero
a eso se ha dedicado mi familia por generaciones. Y tu hermano actualmente está
en una dimensión paralela en donde tú no existes por deseo de ambos, me
imagino. Cosa que me parece estúpida. Pero el hecho es que eso ha creado que tu
hermano desaparezca. La única forma de ‘regresarlo’ es ir a ese universo y que
él acepte deshacer su deseo e irse contigo.
—¿Y cómo podré ir de un universo a otro?
O sea suponiendo que no seas un demente, ya que mi hermano desapareció de la
nada, así que eso te brinda realismo. ¿Hay acaso una máquina del tiempo o…?
—No, no, no seas idiota. No hablamos de
viajar en el tiempo, sino de viajar a través de otro universo. Me imagino que
habrás leído Alicia en el país de las maravillas, ¿verdad? —preguntó Gustav.
Tom negó—. Joder. Bueno, entonces tengo que usar manzanitas en el asunto
—bromeó sin gracia. Tom frunció el ceño.
—¿Entonces…?
—Pues puedo hacerte llegar a otro
universo, sí, pero tendrás máximo un mes para convencerlo de que deje su vida y
se vaya contigo.
—Con lo cabezota que es, creo que me
faltará tiempo —dijo Tom.
—No me importa. Tienes que buscar la
manera de convencerlo —explicó Gustav.
—Bueno, ¿necesitas saber algo de mí? Mi
nombre es Tom, Tom Kaulitz. Tengo quince años y mi hermano es un idiota pero se
llama Bill —contó Tom, arrugando la nariz para contenerse de llorar, estaba
frustrado y presionado por la situación, no se imaginaba un mundo sin Bill, le
provocaba terror.
—No te pongas a chillar como nena, eh
—advirtió Gustav—. En el mundo al que te mandaré estarás solo. Para eso debes
ser fuerte.
—¿Pero Bill estará ahí, verdad?
—Es la idea. Entonces, ¿lo harás?
—Sí —dijo Tom con seguridad.
—Ok. —Gustav chocó sus palmas y lo instó
a entrar a su tienda.
Dentro de ella, habían objetos antiguos
y extraños, cosas llamativas para bueno, como había especificado Gustav,
coleccionistas y conocedores. Más allá del anillo que él había visto afuera,
nada le llamaba la atención, en especial esas cabezas reducidas que le
provocaba repulsión.
—Vamos a crear un portal. Bueno, lo
crearé yo y tú entrarás en él. No soy muy bueno en esto. Así que espero no
mandarte a un universo donde no esté Bill o… matarte —esto último lo dijo más
para sí mismo pero Tom alcanzó a oírle.
—No sé si confiar en ti… —soltó Tom no
muy convencido.
—¿Tienes otra opción? —preguntó Gustav
arqueando una ceja. Tom balbuceó y luego miró a otro lado—. Me lo imaginaba.
Ahora, ¿en qué estábamos? Ah sí, ¿quién es el mayor?
—Yo. Por diez minutos —respondió Tom.
—Ok, menor y eran… —Tom lo miró
espantado y Gustav aclaró la garganta y se corrigió—, son gemelos —finalizó—.
¿Tu hermano tenía una novia?
Tom frunció el ceño. —¿Y eso en qué
ayuda?
—Para ver si la llamamos y así ella toma
tu lugar y…
—Olvídalo, no tiene y no es necesario
llamar a alguien más, aparte, tiene que venirse conmigo, ¿no? Porque con quién
pidió el deseo fue conmigo —dictaminó Tom, rehuyéndole a la idea de que Bill
tuviera novia de nuevo. Eso significaría que ineludiblemente se alejaría de él.
—Es verdad. Será mejor no involucrar a
terceros —comentó Gustav, poniendo contenido de unos frascos en una olla.
—¿Tendré que tomarme eso? —Gustav lo vio
extrañado.
—Es mi sopa. Lo tuyo es esto —explicó
Gustav mientras tomaba una tiza y trazaba un círculo con signos extraños dentro
suyo.
Tom miró con fijación las imágenes
dibujadas con la tiza y se sorprendió cuando salieron del piso como y empezaron
a flotar para después a su parecer “licuarse” formando un círculo grande con
colores diversos que tenía movimiento, Tom dio unos pasos hacia atrás.
—Esto sí es donde estás involucrado,
tienes que atravesar este portal y como te dije, tendrás un mes para
convencerlo de que vuelva, si puedes antes mejor todavía, pero si al mes no
regresas con él, tu hermano nunca más estará en este universo —dijo Gustav. Tom
parpadeó repetidas veces procesando lo dicho.
—¿Estás diciendo que no habrá forma de
regresarlo aquí? —Gustav asintió. Tom empalideció y avanzó unos pasos con
decisión hacia el portal—. Vendré con él, sea como sea.
Gustav le palmeó, y dio unos anillos con
un colgante que tenía para emergencias. —Asegúrate de ponértelo y ponérselo
antes de que se vayan.
Tom asintió y entró al portal.
omgg!!! fuck! ya me dejaste intrigada ... continuala pronto por favor O:)
ResponderEliminardyane.
Bueno, ha sido un inicio muy rápido que siento que ha sido como subir a un tren bala, el problema ya está planteado, pero deja muchas incógnitas, como porque bill estaba enojado, ellos se ven sólo como hermanos, que pasa con simone, no recuerda a bill?
ResponderEliminarBueno nos vemos en el próximo y sigo esperando actualización del otro fic 😭😭😭
El domingo pasado no hubo nuevo capítulo :(