martes, 30 de octubre de 2012

Fanfic: En lo profundo (Femslash) Capítulo 2

skdnsfjfn vine a colgar solo porque mi May me dijo que lo hiciera c: Ella es parte de mi harem xD. ¡HOLA MAY! :DD xD.

No me odien.
P.D: Todos los comentarios que sean para promocionar cualquier huevada por más que sea sobre TH será borrado, me importa una mierda que me consideren perra por eso.


Capítulo 2: Final, ¿o el comienzo?

Se levantó entre gritos que la espantaron. No distinguía las voces hasta que reparó en que una de ellas era la suya. Había tenía una pesadilla vívida, de esas en donde sus padres discutían y el observar la pelea le afectaba tanto como si estuviesen gritándole a ella en su oído, atravesándole el cuerpo. La separación de sus padres no había sido precisamente buena y ella había apreciado todas las etapas de la misma al punto de recordarlas con nitidez, no que eso haya sido precisamente lo que haya dejado mella en ella.

Tocó su frente y la sintió perlada en sudor. Sus manos le temblaban y su pecho se agitaba. Su madre irrumpiría en su habitación en cualquier momento, lo sabía, había gritado y eso era una señal de alerta para ella; no lo recordaba pero lo había hecho.

Se dejó caer sobre su colchón y apretó sus párpados para luego abrirlos de inmediato. No quería tener más pesadillas. Su madre entró sin tocar y le preguntó con nerviosismo y expresión de preocupación si es que se encontraba bien, Anabelle se limitó a asentir y buscar tranquilizar a su madre pasándole la mano por sus brazos. Después de sus “ataques” o “pesadillas” los que salían más afectados eran sus padres, ya que debían obtener consuelo, principalmente su madre.

—Por favor, Billie, hoy viajaremos, no quiero tener que seguir lidiando con esto. Me estás matando de a pocos, si tú estás bien yo lo estaré, así que hoy mismo viajaremos. Ten listas tus cosas. Saldremos en un par de horas —dijo su madre con el rostro repleto de lágrimas y compungido por el dolor.

Anabelle asintió y vio cómo su madre sacaba su maleta y comenzaba a sacar las ropas de sus cajones, a sabiendas de que ella no lo haría por sí misma.


~

—¿Siquiera me permitirás despedirme de ella por una llamada? —preguntó Anabelle ya vestida y con las maletas listas.
—Sí, pero por favor, Billie, no me pongas como la mala, ¿está bien? No la verás por poco tiempo de todas formas.
—No he dicho nada, con permiso, iré a llamarla —avisó para después meterse a su cuarto y cerrar la puerta. Marcó el teléfono de Colette y esperó.
—¿Aló?
—Hola Colette, soy Billie. Quería decirte que viajaré por no sé cuántas semanas, probablemente sean meses —le informó a sabiendas de que la otra chica no diría mucho.
—Oh, que la pases bien. —Anabelle se mordió el labio y sintió cierta nostalgia porque no la iría a ver dentro de mucho, pero más que por eso, era que porque así no viajara la distancia entre ellas seguiría siendo la misma.
—Te llamaré cuando esté allá.
—Ok.
—Adiós.
—Adiós.

La línea se cortó así como la respiración de Anabelle. Se sujetó la boca y se puso a llorar en silencio para que su madre no la escuchase. No estaba en su mejor momento y si bien quería huir de todo, tampoco es que la idea de su madre fuera de ayuda. Siguió permitiendo que las gotas surcasen sus mejillas con ellas desatando las penas que nunca podría gritar a viva voz.

~

Los viajes en carro la enfermaban, odiaba el hedor asfixiante a gasolina y el mantenerse sentada por tanto tiempo también la fastidiaba, sin contar que le venían náuseas con solo mirar las ventanillas del carro. Sin embargo, ella no tenía permitido quejarse ahora. Suspiró y le subió el volumen a su mp3. Esperaba que la música la adormeciera.

Lo que detestaba de la casa de su tío, en su ausencia por supuesto ya que era uno de los pocos familiares con los que se llevaba bien, era que estaba cerca al mar, con ese molesto aroma a humedad, a agua salada, el sol, las noches frías, y demás “desavenencias” incluidas con las casas de playa. Anabelle era más una chica de ciudad, específicamente, una que prefería estar enclaustrada en su habitación a tener que salir, así sea para ir a la bodega. Por eso su vida se resumía a libros y escritos.

Jugó con sus dedos hasta que terminó por dormirse sin notarlo. Al despertar era de noche y no distinguía bien en qué parte del camino se encontraban. Anabelle tenía una pésima memoria y por eso solía perderse seguido así fuese solo a cuadras cercanas a su casa.

—¿Cuánto falta para llegar? —preguntó mientras se quitaba uno de los audífonos para poder oír la respuesta de su madre.
—Unos cuantos minutos —respondió Trina. Ella lo corroboró al sentir ese olor a agua salada en sus fosas. Odiaba el mar, de pequeña su padre, en un juego irresponsable, la hundió y sacó del agua, tendría Anabelle dos escasos años, provocándole malos recuerdos y leves traumas al respecto.
—Uhmn —bostezó para luego ver por la ventana. El camino se hallaba algo desierto. Las casas de la playa usualmente estaban en zonas más altas pero la de su tío estaba un poco más cercana al mar, siendo algo peligroso pero que por ese tiempo con marea baja era un mal menor.
—Duérmete si quieres y yo te aviso cuando lleguemos —ofreció su madre.
—No, estoy bien así. —Anabelle bostezó una vez más y se puso de nuevo el audífono, fijando su atención 
en el techo del carro como si este tuviese alguna obra maestra pintada encima.

Tamborileó con sus dedos el ritmo de la música que escuchaba y pensó si podría sobrevivir a base de música y letras. Un mundo con melodías que la ensordecieran hasta sumergirla en un estado de sopor y millones de letras formándose ante ella por sí misma, brindándole ideas, frases, todo serviría, todo con tal de huir de su realidad.

Odiaba su realidad. Odiaba su vida, si es que eso era vida.
Jugó con sus dedos de nuevo y luego se rascó por debajo de las muñequeras, sus heridas recientes aún no habían cicatrizado. Su madre lo sabía, por eso había insistido en que se las cubriera, para no se las viesen, más que preocuparse en que la cicatrización no podría darse tan rápido al sudar por estar con la herida tapada.

Sí, Anabelle era egoísta, pero su madre no se quedaba atrás, principalmente porque Trina tendía a fijarse en las apariencias.

Se tronó los dedos y desperezó. No planeaba dormir hoy, se madrugaría escribiendo algo junto a un par de cigarros para calmar el frío que estaba segura la azotaría apenas bajase del auto.

—¿Ya llegamos? —preguntó al sentir que el coche se detenía. Se quitó los cascos y escuchó la afirmación de su madre. Suspiró y bajó del auto con su mochila al hombro.
—¿Me ayudas a bajar estas maletas? —pidió Trina aunque era en sí una orden, por puro protocolo 
Anabelle asintió y le ayudó a sacar los bolsos.

Llegaron a la puerta y Anabelle ya tiritaba de frío. Ingresaron a la casa de playa y, después de ayudar a su madre a que acomodase todo en su sitio, fue directo a su habitación, la que siempre elegía al estar allí, apenas entró le envió un mensaje a Colette avisándole que había llegado, no tenía ganas de hablarle. Se frotó las manos y tiró sus cosas al suelo, mañana lo arreglaría si es que tenía ganas.

Bufó y se acomodó los cabellos en una coleta, sacó los cigarros de su bolsillo y se acercó al balcón para fumarlos, consiguiendo de esa forma que el olor a tabaco no estuviese dentro del cuarto.

Aspiró una bocanada y se sintió extrañamente bien con el amargor en su garganta. El cigarrillo engañaba la sensación de frío y también desviaba su atención a sus problemas existenciales, o tal vez la carcomía más por dentro, pudriéndoles los pulmones, fuera como fuese le daba igual, la calmaba, por más daño que implicase en el camino.

—Billie, ¿viste mis anteojos…? —la pregunta quedó suspendida en el aire al Trina percatarse de lo que se encontraba entre los dedos de su hija—. ¿Qué demonios estás haciendo?
Anabelle sabía que era imposible ocultarlo más, sorbió otro poco más del filtro y alzó un hombro. —Pues lo que ves, estoy fumando —señaló lo obvio.
—Es decir, me prohíbes fumar con la condición de que no te cortes, me los quitas y me armas un ¡SEÑOR ESCÁNDALO! Para después… ¡para después fumártelos tú! Y aparte, ¿desde cuándo? ¿Desde cuándo fumas? ¡No tienes edad para hacerlo! ¿Qué te crees, eh?
—No me creo nada. Solo fumo porque me hace sentir bien al igual que tú tienes tus razones para fumar, es un poco contradictorio que vengas y me reclames por ello —contratacó.
—No lo es, porque tú eres la que comenzó esto. No puedo creerlo —exclamó indignada Trina para retirarse de la habitación no sin antes tirar por el balcón los cigarrillos.
—Y ahí va mi última “musa” de la noche —bromeó ácidamente Anabelle para luego bajar por las escalinatas de su balcón.

Necesitaba inspiración, y muchos decían que el mar te podía inspirar, así que iría en búsqueda de musas, así fueran aquellas de las que despiertan los más horribles y detestables pensamientos y deseos.

Lanzó sus muñequeras al mar mientras iba acercándose a la orilla, fue quitándose de su abrigo también. 
Quería que la invadiera una nueva sensación, vértigo, o ¿a quién engañaba? Billie quería seducir a la muerte una vez más, a ver si en esta ocasión la engatusaba entre sus garras cortas por tanto rasgar en el mismo pozo de desesperación en el cual se encontraba.

—Una cruel ironía, lo que más odio será mi verdugo… o no, creo dentro de todo tiene un macabro sentido —masculló al quitarse los zapatos e ir adentrándose al agua helada—. Absórbeme, trágame, húndeme —suplicó impidiendo que su rostro esté visible al estar hundida bajo el agua.

Le era difícil porque una parte suya se aferraba a la vida pero ella se convenció de abrir la boca y permitir que todo su aire se escapase de sus pulmones para hacerse una con el agua salada que tanto detestaba.

Fue contando número a número hasta que fue perdiendo la noción de todo y cerró los ojos entrando en la inconsciencia.

2 comentarios:

  1. AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

    Pobre Billie u.u me da no sé que la manera en que "vive" :/ sin animos de nada... pffff

    AHHHHHHHHHHHHHH me dedicaste el capi ;---; <3

    Te adoro *-* <3!!!

    Espero que el harem no este muy lleno o te olvidaras de mi u.u

    Besos hermosa *w*

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  2. Me gustó eso de ''quería seducir a la muerte una vez más...'' Me recordó a algo...
    Me gustó cómo describes la playa contrastando con todo lo que siempre se dice de ella, más bien ahora es un lugar frío y obscuro, que no inspira nada más que miseria. Al menos yo lo vi así, pero me pareció bello.
    Collete me cae mal xD (random coment)
    Espero el siguiente capítulo!
    Besos y abrazos ^^

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