Sobre Catorce y este capítulo creo que quedarán más interrogantes, y no sé, no recuerdo mucho lo que pasa aquí solo el final tan abrupto xD. Así que lean~
Capítulo 3: Confusión
Tom se levantó desorientado, se talló
los ojos y pestañeó varias veces para asimilar que ya era fin de semana y se
encontraba en el departamento de su padre, a veces era así, a pesar de haber
pasado ya dos años después del divorcio, todavía se sentía extrañado al
despertarse en otro lugar. Controló su respiración al percatarse de ello y se
sentó en su cama. Él tenía un cuarto en el departamento de su padre, que tenía
algunas mudas de ropa suya, unos libros que le había regalado y uno de sus
videojuegos, lo demás Tom lo llevaba en su mochila, tanto cuadernos con tareas
de la escuela u otras cosas para que se sintiera cómodo.
A pesar de que Jörg intentaba no ver a
Anémona, al mudarse, no lo hizo muy lejos, así que Tom se iba a pie al conjunto
de departamentos donde vivía su padre. El dueño era un anciano viudo muy afable
que Tom había tenido el gusto de conocer, y que cada vez que podía le invitaba
un par de galletas caseras.
Miró al reloj que estaba colgado en la
pared que tenía enfrente, eran las seis de la mañana, quiso volver a echarse en
su cama e intentar dormir, pero sabía que no podría hacerlo. A regañadientes se
levantó de su cama y dirigió a su baño para mojarse el rostro, iría a preparar
el desayuno, lo más probable es que a esa hora su padre estuviese durmiendo, y
él no pensaba molestarlo.
Se dirigió a la cocina entre bostezos, que eran más por manía que por verdadera señal de sueño, y abrió la nevera en búsqueda de huevos, no habían, desertando de la idea de prepararse un omelette miró en los gabinetes, pero no habían cereales, revisó de nuevo la nevera para ver qué podría hacerse de desayuno y suspiró. Su padre era tan descuidado en ese tipo de cosas que se maravillaba que se encontrase vivo sin la supervisión de alguien que estuviese ahí para cocinarle, lavarle la ropa, ordenarle sus cosas, etcétera. Vio en el cajón donde guardaba el dinero para las compras, le había dicho que lo utilizase si es que quería cocinarse algo y no había nada, tomó algunos billetes y regresó a su cuarto.
Al salir del departamento ya vestido y
en dirección a las escaleras, el dueño se encontraba barriendo la entrada de su
propio departamento.
—Hola señor Zimmerman —saludó Tom
sonriente, el anciano le devolvió el gesto.
—¿No quieres pasar, Tomi? Tengo algunos
brownies que me trajeron mis nietas, pero no puedo comerlos por la diabetes
—ofreció el hombre. Tom titubeó, tenía hambre, podría comer eso y de paso no
despreciarlo, ya que sabía que ese señor pasaba la mayor parte del tiempo solo,
y que sus hijas o sus nietas lo visitaban pasando cada dos meses o a veces
incluso menos seguido.
—Claro —respondió Tom con una sonrisa
adornando sus facciones.
…
Tom masticaba los brownies y luego
tomaba un sorbo de leche mientras le oía hablar sobre los inquilinos, que uno
que se encontraba enfermo ya no lo estaba más, que otros habían tenido una
linda bebé, entre asuntos que no eran muy resaltantes para Tom, pero que de
todas formas los oía para complacer al hombre.
—Tomi, ¿podrías ayudarme más tarde?
Necesito colgar un aviso en la puerta principal porque Carriette, la jovencita
de la habitación 345, ya se ha ido y por ende ese cuarto está disponible
—masculló.
Tom asintió de forma autómata hasta que
procesó la información.
—Señor, yo tengo un amigo y creo que a
él le interesaría el cuarto —musitó sin poder evitar sonreír.
…
Bill apoyaba sus antebrazos sobre el
carrito de compras. Le aburría hacer ese tipo de actividades, pero tenía que
responsabilizarse al menos de lo que consumía en casa de Gustav, y de paso
comprarse otras para él, así que tenía que hacerlo. Veía con desánimo cada
producto, pensando en si sobreviviría a base de pizza calentada en microondas o
solo chuches, sonrió ante su absurda idea e incluso se regañó internamente,
haciéndose ver que ya estaba mayorcito como para actuar así y luego riéndose
por pelear consigo mismo.
Se encontraba en la zona de lácteos
cuando recordó que se había acabado una caja de leche entera a base de
cereales, y otros experimentos culinarios, así que puso cajas de leche en su
carrito para compensar las otras cuando un rostro conocido apareció frente a
él.
Era la mujer del colegio, la que le
hablaba antes de recoger a Once siempre, Dunja, y ahora la veía distinta, con
ropas informales y un par de niños rodeándola a grititos de “¡Cómprame esto y aquello!”,
se imaginaba que ellos eran sus hijos, de los que tanto hablaba. Le observó el
rostro, limpio de maquillaje en esta ocasión y con una sonrisa cansada.
—Hola Dunja —dijo Bill haciendo que le
observase y saludase con un gesto en la mano.
—¡Bill! —exclamó—, qué casualidad
encontrarte aquí. Lilith, Timothy, él es Bill, un amigo. —Los presentó Dunja,
la pequeña le sonrió y el niño se acercó para darle la mano, Bill correspondió
al gesto y luego le guiñó un ojo.
—Yo soy Lilith. —La niña tendría unos cinco
o seis años, tenía los cabellos negros como la noche, a diferencia de su madre
que era rubia, y unos ojos verdes que resaltaban en su pálida tez.
—Y yo soy Tim. —El chico era más
parecido a su madre, tanto en sus facciones como en el color de su cabello y
piel, lo único distinto eran las pecas que estaban distribuidas por su nariz y
mejillas.
—Hola chicos.
—Son mellizos, aunque no lo parezcan
—masculló Dunja—, y son mi vida. —Los ojos de la mujer brillaron como si se
pusiera a llorar de un instante a otro, Bill acercó su carrito al de ella.
—¿Sucede algo? —preguntó en voz baja
para que los niños no se percataran y siguieran viendo curiosos todo lo que
había en el súper.
—Es que… tendré que dejar mi empleo, mi
hermana, que era quien los cuidaba en las tardes, se casó y ya no hay quien
pueda hacerlo. No creo que pueda encontrar una niñera para el lunes —contó
Dunja, se secó las lágrimas que habían caído sin notarlo y luego le sonrió a
Bill—. Discúlpame, no quiero que pienses que ando diciendo mis cosas por ahí
como si nada, qué vergüenza contigo.
—No, no te preocupes, uhmn. —Bill
frunció el ceño, pensando—. Yo he estado buscando trabajo estos días, y no he
podido conseguir uno. Podría ser un niñero, si estás de acuerdo. No me llevo
mal con los niños y soy muy paciente con ellos —masculló Bill, imaginándose a
sí mismo como un cuidador de niños, y en realidad se veía capaz. Eran
inocentes, puros, no tenían malicia.
Los ojos de Dunja brillaron y asintió
efusivamente. —¡Dios, gracias! ¡Por supuesto que sí! Gracias, Bill, en serio,
no sabes de qué apuro me sacas. Ven conmigo, te invitaré el desayuno, del cual
no aceptaré un “no” por respuesta y hablaremos de los términos; solo te puedo
adelantar que te daré una buena paga, eh. —Dunja le guiñó un ojo y él asintió.
Sin querer había conseguido un empleo.
…
Tom estaba viendo televisión con su
padre, algunos programas que no atraían por completo su atención, sin embargo,
mantuvo la mirada sobre el aparato al hablar con Jörg, por evitar el contacto
visual.
—Papá, ¿tú tienes una novia ya?
—preguntó Tom intentando sonar casual, fallando en el intento; Jörg se giró en
su dirección y lo miró, instándolo a que hiciera lo mismo, no obstante, Tom
siguió fingiendo que veía la televisión.
—No, ¿a qué viene tu pregunta? ¿Tu madre
ya tiene a alguien? —cuestionó con un tono que Tom supo distinguir, ese que
usaba su madre cuando él mencionaba a su padre aunque fuese de casualidad.
—¡No, no! —mintió Tom, el deseo infantil
de que sus padres estuviesen juntos siendo hablando por él al ser estimulado
por ese dolor en las palabras de Jörg—. Es solo que… —Ahora no tenía idea de
cómo salirse del embrollo.
—¿Qué? Ya sabes que puedes decirme
cualquier cosa, soy tu padre —farfulló Jörg. Tom asintió por costumbre, a
sabiendas de que a pesar de serlo, el pesar que le brindaría al contárselo no
sería un pesar de padre, sino de hombre.
—Es que hay una chica…
—Ahh —vociferó y Tom sabía que su
perorata sobre las mujeres comenzaría. Suspiró aliviado cuando su padre se giró
de nuevo y empezó a hablar, al menos se había librado.
…
Simone tomó una copa de vino con la mano
derecha, para después con la izquierda acercar el cigarrillo que tenía en ella
hacia su boca. Cerró los ojos y lágrimas silenciosas cayeron raudas por sus
mejillas sonrosadas, antes del vino se había tomado una botella de vodka
entera, y ahora todas sus cosas se encontraban en el suelo, algunas rotas y
otras simplemente tiradas.
Tenía las manos ensangrentadas pero no
sentía dolor, había roto un portarretrato para colocar en su pecho la foto de
su hijo. Un año, un año desde la última vez que lo había visto y se sentía
miserable.
Gordon tenía razón, ella era un fracaso
como madre, Bill huyó y ni siquiera la llamó o mandó alguna carta desde
entonces. Ahora Bill podría estar pasando hambre, frío o incluso podría… no,
Simone no quería ni pensar en ello, aunque en otras ocasiones ya lo había hecho
en su desesperación.
Fumó con dedos trémulos el cigarro y
dejó la copa vacía sobre el suelo, sujetó la foto de su hijo de nuevo y
sollozó.
…
Después de ayudarle a Dunja a acomodar
las cosas de las compras, Bill se había puesto a ver televisión junto con los
niños, por órdenes de Dunja, que no quería ver a nadie en su cocina. Luego se
pusieron a desayunar tranquilamente, mientras que Bill conocía más a Lilith y
Tim, Dunja se convencía más de que era la decisión más acertada que podría
tomar.
—Necesito que estés aquí antes de que
salga a trabajar, te dejaré dinero para la comida, números de emergencia,
incluyendo el mío —dijo Dunja para después masticar su tostada con mermelada.
—¿No podrías llevarlos a la escuela?
¿Recuerdas a mi amigo? —Bill sabía que no tenía que mezclar una cosa con otra,
en especial si Dunja le estaba ofreciendo empleo, pero tampoco quería
decepcionar a Once, tantas veces que lo había dejado ya habían hecho mella en
él.
La mujer frunció el ceño. —Uhmn, sí.
Mira, Bill, yo te conozco y por eso te estoy confiando a mis hijos. Sé que eres
responsable, pero no sé nada de tu amigo, solo que es un escolar y eso no me
dice mucho —mencionó.
—Yo… lo entiendo —musitó Bill
desanimado.
—Bueno…te los llevaré ahí con la
condición de que regreses a casa y veremos esto por unos días. —Bill sonrió y
Dunja le correspondió al gesto.
…
Bill se puso una almohada sobre la
cabeza por el ruido y luego buscó apagar su despertador al extender su brazo
hacia la mesilla, recordando, al solo sentir la llana madera, que él ya no
usaba despertador porque no tenía que ir a trabajar. Se quitó la almohada de
encima y se talló los ojos.
—¿Qué demonios es eso? —Bill se levantó
de su cama y decidió seguir el sonido.
Cuando bajó las escaleras se encontró
con que el origen del estruendoso ruido provenía de un cuarto con la puerta
cuasi abierta al cual entró sin avisar descubriendo a Gustav tocando la
batería.
—Mierda, ¿es necesario que practiques a
estas horas de la madrugada? —preguntó Bill mientras bostezaba. Gustav se
detuvo.
—Primero, es mi casa, segundo, son las
diez de la mañana y eso no es considerado madrugada en ningún país, por si no
lo sabías —respondió el rubio.
Bill rodó los ojos y se apoyó contra una
pared de brazos cruzados.
—Para mí no es mañana hasta que deje de
tener sueño y, ¿desde cuándo tocas la batería?
—Desde siempre —musitó Gustav.
Bill lo miró confuso. —¿Hablas en serio?
Nunca te he visto hacerlo.
—Practicaba con una batería que no era
mía, con la de mi primo, y apenas pude trabajar me costeé una —explicó.
—Y como nunca dices nada, el resto ni
nos enterábamos —masculló Bill.
—Supongo que sí, pero ahora todos están
enterados porque pertenezco a una banda, junto con Georg —mencionó Gustav
mientras jugaba con sus baquetas.
—¿Una banda? Genial, cuando era un enano
pensaba en tener un banda, yo iba a ser el vocalista porque soy un inútil con
los instrumentos, qué tiempos, pensaba huir de mi casa de esa forma, siendo un
rock star —dijo Bill con una sonrisa nostálgica.
—Ya, soñador, ¿qué planes para hoy?
—interrogó Gustav tomando una toalla y secándose el sudor.
—Comer e ir a trabajar, debo cuidar
niños, son unos preciosos enanos, ojalá se comporten bien —respondió Bill—;
luego iré a recoger a mi amigo de su escuela y a pasar tiempo con él y los
niños.
—¿Qué amigo tuyo sigue estudiando en el
colegio? Es decir, les caías mal a todos, no me mires así, y, ¿repitió grados o
qué?
—Uhmn, resumiéndolo, ¿recuerdas que me
expulsaron por ser mala influencia de un chico de grados menores? Ahí lo dejo.
—Gustav lo miró fijo.
—No te estés metiendo en problemas,
Kaulitz y si lo haces, al menos trata de no estar en mi casa —advirtió.
Bill bufó.
—No seas exagerado, Gusti, todo fue un
malentendido, pensé que a estas alturas deberías saberlo, además, ¿no crees que
si hubiera sido cierto él no se comunicaría conmigo?
—Si es que lo estuvieras acosando…
—insinuó el de gafas, Bill frunció el ceño.
—No seas paranoico. A veces pienso que
dices en serio esas cosas. Pero luego recuerdo que estoy en tu casa y que debes
quererme para soportarme —molestó Bill con una sonrisa burlesca. Ahora fue
Gustav el que rodó los ojos.
—¿Vamos a desayunar? Es tu turno de
hacer el desayuno —anunció Gustav y Bill asintió, saliendo ambos de la
habitación.
…
Andreas no le había hablado y Tom optó
por no hacerlo, quería dejar que las cosas se enfriasen ya que estaba casi
seguro de que su mejor amigo no le ofrecería una disculpa; así que cuando
estuvieron en las clases fue como si no se conociesen. Para la salida fue lo
mismo, Tom se sintió algo triste pero se mantuvo en su posición.
Buscó con la mirada a Bill, tenía buenas
noticias que darle, al menos para él lo era, el hecho de que ya encontrase un
lugar para que viviese y que aparte fuera cerca suyo. Lo miró sorprendido al
encontrarlo con dos niños, uno sujeto de cada mano.
—Wow —se limitó a decir.
—Nunca te lo dije, Once, pero tengo
hijos —dijo Bill y los pequeños se rieron.
—Pues los tuviste muy joven entonces
—siguió la broma Tom—. Ya, hablando en serio, ¿quiénes son?
—Yo soy Lilith.
—Y yo Tim.
—Yo soy Tom —les saludó sonriente.
—Son los niños que tengo que cuidar,
debo ir a casa de su mamá, ¿me acompañas? Te puedo preparar el almuerzo ahí si
quieres —ofreció Bill.
—Claro —asintió—. Me parece raro que
seas un “niñero” —dijo cuando avanzaron un tramo.
—Trabajo es trabajo y debo admitir que
estos niños me conquistaron —mencionó Bill.
—Se les ve que son buenos niños, uhmn.
Quería decirte algo.
—Dispara.
—Mi padre vive en un conjunto de
departamentos, queda cerca a mi casa, y pues, ha quedado libre uno de ellos, el
precio es cómodo, y pensé en ti al enterarme —contó Tom.
—Me interesa, ¿más tarde me llevas?
—preguntó Bill.
—Claro.
…
Tom estaba concentrado haciendo la
mezcla para galletas, mordiéndose ligeramente la lengua. Bill sonreía por la
imagen que representaba a Once en mandil con una mancha de harina en el rostro
y la lengua afuera.
Los pequeños esperaban ansiosos a que el de rastas
terminase de mezclar para recibir el cucharón y el envase para poder saborear
los residuos de la masa.
La lasagna ya estaba calentándose en el
microondas y el horno iba preparándose para las galletas. Era una tarde
cotidiana.
—Date prisa o te lo arrebatarán —chanceó
Bill. Tom dejó el ensimismamiento y lo observó.
—¿Ah? No me demoraré mucho más —masculló
Tom. Luego miró a los pequeños con ojos suplicantes—. Vaya, qué forma de no
ejercer presión.
—Sí, los niños con ojos de borreguito
son la debilidad de cualquiera —secundó Bill.
Tom vació la masa sobre la tabla y le
echó más harina, cediéndoles el cucharón y envase a los niños, consiguiendo que
estos se fuesen de la cocina después de pelearse por quien se iba a quedar con
cual de los instrumentos de cocina.
—¿Te ayudo con eso? —cuestionó Bill. Tom
negó.
—Nah, puedo con esto, solo es darle más
consistencia a la masa y luego darle forma para meterlas al horno. Espero me
salgan bien.
—Pero, ¿en serio que no la necesitas?
Como te veía antes concentrado.
—Es que no me gusta que tenga grumos así
que debo mezclarlo bien. —Bill ya se hallaba a su costado tomando un poco de
harina para ponerla sobre la masa—. ¡No le eches más, ya tiene suficiente!
—negó mientras alejaba su brazo, Bill puso resistencia y terminaron forcejeando
a modo de juego consiguiendo que la harina cayese entre los dos y ambos se
manchasen la ropa—, wow, qué maduro, Bill.
—Sí, lo soy —dijo y tomó otro poco más
para echárselo en la cara. Tom intentó escaparse pero eso hizo que cayera en
sus rastas, ahora fue él el que tomó harina a modo de venganza y se la echó a
Bill.
Así estuvieron por otro rato más hasta
que Bill lo arrinconó contra el lavabo y le dejó caer la harina en la cara.
Ambos para ese entonces ya manchados por todos lados.
—Siempre tenemos que terminar en una
situación extraña en la cocina, ¿uh? —musitó Bill cerca a su rostro.
La risa de
Tom se congeló al sentir la respiración de Bill contra su boca.
—Yo… —sus mejillas se tiñeron de rojo—.
Yo pienso que eres tú el que las busca.
—¿Qué yo busco estas situaciones?
¿Insinúas algo, Once? —Bill se lamió los labios.
—Ehmn. —Lo hacía, insinuaba que era
correspondido, ¿correspondido a qué? Si supuestamente no había nada entre
ellos. Tom sabía que por mucho que se lo negase había algo, desde hace años, los besos, las mordidas y la incipiente
atracción eran prueba de ello.
—Podríamos… disipar dudas —aconsejó Bill
ahora apretando más contra Tom.
—¿Qué-é haces? —Tom estaba aterrorizado,
de sus sentimientos, de sus líos mentales, de ese martilleo en su pecho.
—Nada. —Bill posó sus ojos sobre los
labios de Tom—. Solo planeaba besarte.
—¡No! —gritó Tom alejando a Bill de él
con un empujón.
Waaaaaaaaaaaaa!!! Tenías razón con lo del meme jajaja. ''Now kiss!'' xDDD Aish, yo quiero que se besen jaja. Se me antojaron las galletas =3
ResponderEliminarMuy bueno el capi, ojalá que Bill se vaya a vivir a ese depa para quedar cerca de Tomi *w*
A mí no me gustan los niños, ese Bill es un amor y tan paciente! xD
Me alegraste el día, no tuve uno muy bueno que digamos. Muchas gracias por eso, leer tus historias es un escape <3
Estaré esperando el que sigue, y también el segundo de ''En lo profundo'', me gustó la idea de que sean chicas, es interesante xD Ah claro, y también espero tus one shots ^^
Muchos abrazos y besos. Cuídate mucho nena ^^
AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH ''—Nada. —Bill posó sus ojos sobre los labios de Tom—. Solo planeaba besarte.
ResponderEliminar—¡No! —gritó Tom alejando a Bill de él con un empujón.'' Como que no? COMO QUE NO!? jaja enserio yo si estaba como ese meme esperando que se besaran XD ojalá llegue pronto ese momento, creo que me quedé por aquí en thficcion, o subiste mas despues de este? :/ No lo sé.
Subre pronto Kasomicu! <3 y nos harás felices :3
Kasomicuuu, sube otro mas porfaa, estoy de examenes y lo necesitooo .-. <3
ResponderEliminaratte:Helena