Dedicado a Noe como siempre.
El ser que corría la cortina de ducha pensó que el grito de Bill fue por su presencia, desconociendo los gritos de la canción, y terminó cayendo en el suelo, Bill escuchó el impacto por lo que sacó la cara por la cortina y vio que era el recepcionista. —¿Qué hace usted aquí y con unas tijeras?
—Yo…solo…quería cortarle un mechón de pelo para venderlo por e-Bay —dijo
el recepcionista, Bill lo miró con disgusto.
—¡Tom, Georg, Gustav! —gritó Bill, y de
inmediato aparecieron Tom y Georg, Bill les contó lo sucedido, amararon al
tipo, y llamaron a la policía—. Pero, ¿y dónde está Gustav? ¿Qué hiciste con
nuestro amigo? —preguntó Bill, jalonando al tipo.
—Yo…yo…—balbuceó el tipo.
—Vamos
al cuarto de Gustav, los ruidos provienen de su habitación —dijo Bill y todos
se dirigieron a la puerta—. ¡Seguro lo mató! Porque huele a podrido, ¡Gustav! —Seguía
desesperado gritando Bill y los demás pusieron caras de tristeza.
—Chicos…—se escuchaba dentro del cuarto de
Gustav con voz de ultratumba.
—¡Tiren la puerta, de seguro está mal herido!
—exclamó Bill, uniéndose a la causa. Entraron, estaba oscuro y hedor impregnaba
el ambiente—. ¡Lo han matado, su carne está podrida…!
—Chicos —se escuchaba decir con voz de
ultratumba de nuevo.
—¡Proviene del baño! Vayamos. —Todos se
dirigieron al baño, el cual estaba con la puerta entreabierta, vieron a Gustav, haciendo gestos raros con la cara enrojecida,
sentado en el inodoro.
—Estoy mal —dijo Gustav.
—¿Qué te sucedió? —pregunto Bill aún
preocupado.
—Comí una hamburguesa y dio diarrea —dijo
Gustav.
—Eso te pasa por no invitar —le dijo Tom.
—Gustav, hubieras avisado que estabas cagando
—se quejó Georg y salieron del baño. Vieron a la policía al salir.
—Sí, podemos concluir que aquí hubo un
asesinato y el cadáver se estaba empezando a descomponer —comento uno de los
oficiales.
—No, ese es nuestro amigo Gus en el baño
—respondió Bill.
—¡No me gusta que me digan Gus! —Se escuchó
que decía Gustav aún con su voz de ultratumba por tanto pujar, los oficiales
tosieron incómodos, asintiendo.
—Más bien…estaba en mi cuarto, me sentí
observado y luego entró este —señaló al recepcionista— y me apuntó con unas
tijeras.
—Yo solo… —quiso decir el recepcionista.
—Cállese —ordenó el oficial—; sí, ya hemos
recibido quejas de este hotel. Chicos, revisen el cuarto pared por pared. —Los
oficiales entraron—. ¿Qué hacía usted amenazando al señor Kaulitz?
—Es que…ya que este hotel no tiene tanta
acogida y necesito dinero para enterrar a mi madre y que no siga muerta en el
sótano de mi casa. Pues, aquí vinieron unas chicas, que por cierto estaban muy
buenas, con unos volantes de este grupo, pues ellos llegaron aquí y reconocí a
este rarito —dijo señalando a Bill.
—¿Rarito yo? —soltó indignado Bill.
—Y pues…vender una de sus extensiones me daría
mucho dinero —dijo el recepcionista y el oficial lo soltó para esposarlo. Los
otros policías salieron con pequeñas cámaras en mano.
—Mi capitán, mire lo que encontramos.
—¿No me diga que esto lo puso apenas reconoció
al señor Kaulitz? —interrogó el oficial.
—No, eso es para mi deleite personal —dijo el
recepcionista.
—¿Cómo que para su deleite personal?
—Es que usted sabe. El pueblo está muy lejos y
cada vez que venía una chica bonita le alquilaba ese cuarto ya que no puedo
tener vida íntima ya que mi madre me jode —explicó el recepcionista.
—Pero, ¿hace cuánto que murió su madre?
—Hace un año pero sigue molestando la jodida —respondió
el recepcionista y todos comprendieron que estaba loco.
Después de poner la denuncia y darle un tecito
cargado a Gustav, los chicos siguieron su camino.
—Pero, ¿por qué no quiso una cornrow mía? Es
mucho más valiosa que tus rastas, ya que las mías no son extensiones —dijo Tom.
—Ya, Tom, déjalo pasar —farfulló Gustav.
—¡No! Yo soy el más guapo del grupo, las
chicas me persiguen más a mí, está comprobado que yo tengo más fans que ustedes
—soltó Tom frustrado.
—¡Cállate, Tom! —dijeron los tres.
Se olió un aroma nauseabundo y todos miraron a
Gustav.
—Perdón, es que aún sigo mal de mi estómago —se
disculpó Gustav avergonzado…y así fue la experiencia de los chicos con la
escalera maldita, a los tres se les cumplió sus deseos. Gustav deseaba una
hamburguesa, y la obtuvo, pero la carne era de burro y le cayó mal, Georg
deseaba un cabello sedoso pero lo que no sabía era que el huevo era bueno para
eso y Bill vivió en carne propia la trama de la novela Psicosis. Ahora el
misterio es…¿De dónde salió el hombre con mallas?
xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
ResponderEliminarGUSTAV CAGANDO *vmm*
Morí en esa parte, te pasas de verga xDDD.
¿Cómo coño se fueron a hospedar a esa pocilga? xD. Pues ya, ahí tienen algo bueno que contarle a los nietos LOL.
Es que de imaginarme la cara de Gustav... xDDD
Y ahora, ¿de dónde mierda salió el tío con mallas? *dramabutton* D: Yo me pregunto lo mismo...
Amo esta serie, en verdad que sí, es muy divertida.
Besos GAAAAYS *3*
Ayer me compré la película de Psicosis porque esa escena del baño es clásica y merece ser vista una y otra vez. Qué tipo tan loco con su madre muerta, es de las películas que me han dado escalofríos y bueno Bill tuvo su propia versión jajaja.
ResponderEliminarGustav y sus aventuras en el baño jajajajjaja. Es bueno divertirse, reír y con este mini fic me lo pasé super.
Besos geme y a esperar algo inedito que salga de tus dedos.
Bea.
Gustav en el baño con diarrea!! Te pasas jajajajjajajaja mala persona XDDD
ResponderEliminarJajaja ya me estaba preguntando cuando se le consederia el deseo a Bill, pero tienes razón el lo vivio jajaja
ResponderEliminarY lo mas terrorifico, quién era el tipo con mayas? Por qué le dio a Gus la hamburguesa? Por qué no pongo el primer signo de interrogació? Ah esa es fácil, mi cel no lo tiene XD
Nos vemos!
Atte. Lily V.