Fic: THW: El lugar donde todo puede pasar. Cap 3/Segunda parte: Cuidado con lo que deseas.

Bueeeno, tardé un poquitín pero vine de nuevo, este capítulo es en tres partes. Hago alusión a este comercial con Gustav (clickéame), y no sé cómo será en otros países, pero inicialmente esta historia fue para el foro de mi país y en mi país cuando una chica cumple quince años se le rompe un huevo en la cabeza, y el huevo, por otro lado, sirve para el tratamiento capilar, aunque no así obvio. En fiin, les dejo el capítulo :D

Siguieron subiendo las escaleras y contaron los escalones, hasta que contaron el escalón veintitrés, se miraron entre ellos tragando saliva.

—¿Cu-cu-cuántos es-esca-escalones contaron ustedes? —preguntó Bill temeroso.

—Pero si… si los con-contamos juntos —soltó Georg con las palmas sudándole.

—Pidamos el deseo —dijo Gustav.

—¿Un deseo para los tres? —cuestionó Bill a pesar de conocer la respuesta.

—No, uno para cada uno —respondió Gustav con voz grave.

—¿Podemos desear cosas bonitas? —preguntó Bill aún esperanzado.

—Recuerda que todo se distorsiona al final —masculló Gustav todavía usando ese tono grave.

—¿Y puedo desear que dejes de hablar con esa voz fingida? Joder, no te sale lo de narrador terrorífico —se quejó Georg.

 Bill en su pensamiento deseaba que su hermano dejara de hablar tantas estupideces, sin embargo, muy dentro de sí añoraba conocer al autor del libro que había leído recientemente: Psicosis. Georg deseó tener el último modelo de su bajo, pero por dentro quería tener el cabello más sedoso. Gustav pidió la paz mundial, sin embargo, tenía hambre y su deseo inconsciente era comer una hamburguesa.

Los cuatro terminaron de pedir sus deseos y entraron al tenebroso hotel donde había un tipo de mediana edad que era el recepcionista y miró a Bill con expresión de reconocimiento pero lo disimuló.

—Este lugar es medio tétrico —señaló Tom mirando la decoración antigua y descolorida.

—¿Cuatro habitaciones, señores? —preguntó el recepcionista sin dejar de posar su mirada en Bill.

—Eh… Tom… Este lugar me da miedito –Dijo Bill jalando un poco a su hermano por la camiseta—. ¿Qué tal si alquilamos tres cuartos y dormimos los dos en uno?

—Ya no estamos en casa de mamá, ¡cuatro habitaciones! —respondió Tom al recepcionista.

—Muy bien —dijo el tipo buscando las llaves.

—¿Señor, este lugar está desolado verdad? —preguntó Gustav.

—Sí, es que los turistas no suelen pasar por esta carretera ya que no es la principal y menos por el clima —le ofreció las llaves a cada uno pero se tomó su tiempo con Bill—. Le estoy dando la habitación más cercana a recepción, por si se le ofrece algo.

Bill con temor sujetó la llave y cada uno ingresó a su habitación.

En el cuarto de Gustav…

—Tengo tanta hambre que me comería un… —empezó diciendo Gustav.

—¡Hey, nena! A ti te hace falta una… hamburguesa —le dijo un hombre vestido con mallas salido de la nada.

—¿Nena? ¿Mallas? ¡Fuera de aquí, gogodancer gay! —gritó Gustav empujando afuera al tipo, no sin antes sujetar la hamburguesa que este le había ofrecido.

Ya en su cuarto, solo, abrió el envase y se embutió con la hamburguesa.

En el cuarto de Georg…

—¿Qué suena? Este lugar me da miedo, en las que nos mete Bill, ojalá nos vayamos y encontremos a Andreas… ¿Qué suena, joder?, viene del cuarto de Gustav… y ese otro sonido. —Georg volteó su puerta estaba abierta—. Pero si la cerré —volvió a cerrar su puerta y sintió un impacto en su cabeza y sustancia pegajosa recorrió su cabeza, volteó a mirar y estaba Tom riéndose—. ¿Por qué me rompiste un huevo en la cabeza?

—Es por tu cumpleaños.

—Fue hace meses.

—Pero, ya sabes la tradición.

—Pero eso se le hace a las mujeres cuando cumplen quince años, ¡y en países de América Latina!

—No sabía.

Mientras tanto en el cuarto de Bill…

—Hay un sonido que proviene del cuarto de Gustav. Tengo miedito y algo huele mal, ah, soy yo —notó mientras se olisqueaba a sí mismo—. Es que no me bañé por el viaje, voy a bañarme.

Comenzó a sentirse observado y luego intentaba convencerse de que estaba siendo paranoico.

—Mejor me cambio en la ducha, no vaya ser que me estén mirando y me da vergüenza que me vean desnudo. —Bill se metió al baño y se desvistió para bañarse—. Mejor canto para no sentirme solo, empezaré cantándole a Chantelle “Hollywood whore passed out on the floor…I’m sorry but the party is over”, me comportaré bien y cantaré mi música favorita, “welcome to a new kind of tension, all across alien nation”. Amo Green Day “wake me up when September ends…y así tendré veintiún añitos”. —Bill escuchó otro ruido, esos ruidos extraños venían del cuarto de Gustav.

—No, no me quiero imaginar cosas feas así que cantaré más alto para así no escuchar “U change your mind like a girl change her clothes”“I kiss a girl and I like it”“I´m addicted to you, don’t you know that you’re toxic?” —Bill estaba tan concentrado con sus canciones que no se percató que una silueta extraña se escabulló por su dormitorio, el ser movió lentamente la perilla de la puerta del baño, suavemente un chirrido sonó en ese momento—.“Intoxicate me now, with your loving know” —el brillo del metal al reflejo de la luz fue muy fuerte, sí, nuestro ser tenía algo puntiagudo y metálico entre sus manos le apuntó hacia la figura de Bill…se fue acercando siguiendo el ritmo de lo que cantaba Bill—. “Love and death, love and death, Don’t you mess, don’t you mess…with my heart, with my heart!!!”

El ser que corría la cortina de ducha pensó que el grito de Bill fue por su presencia, desconociendo los gritos de la canción, y terminó cayendo en el suelo, Bill escuchó el impacto por lo que sacó la cara por la cortina y vio que era el recepcionista. —¿Qué hace usted aquí y con unas tijeras?