jueves, 11 de mayo de 2023

Fic: L'amour vrai attend por Kasomicu. Capítulo 15: Años después [FINAL]

 Capítulo 15: Años después


Tom se miraba al espejo totalmente nervioso, y no tenía la certeza de por qué lo estaba, ya que estaba seguro de su decisión y de que deseaba que suceda lo que estaba por pasar. Ya se había graduado con honores, Bill había encontrado una plaza para trabajar en una universidad de Leipzig y también ser supervisor en una galería de arte, ambos estaban establecidos en Alemania, y ya era el momento de seguir su vida personal, tal y cómo lo habían planeado y allí estaba, a punto de dar el paso más grande en su vida.


Se acomodó la corbata nuevamente y pasó los dedos entre sus cabellos, tragando saliva.

—Por Dios, Tom, ni que te estuvieras arrepintiendo. Ya están juntos varios años, esto innegablemente iba a suceder —dijo Andreas, mirándose las uñas con desinterés.

Tom frunció el ceño. —No es eso. Claro que quiero casarme con Bill. Sólo que igual me da algo de nervios.

—Piensa en lo que sientes por él y se te pasará o eso me dijo Gustav que hizo con Brianne.

Tom cerró los ojos, recordando cada momento con Bill, rememorando sus besos... Sus agarres de mano, la forma en que era tan frágil con él así se demostrase duro con el resto, en cómo lo hacía sentir único, también en cómo lo sacaba de quicio, las veces en que su ausencia dolió demasiado pero cumplió su palabra finalmente, dijo que día con día le diría que lo amaría y eso hizo, convenciéndolo de que no lo dejaría y ahora firmarían una vida juntos con aquel trozo de papel, era Bill... El chico sangrante de la pelota, el chico del helado de vainilla, el de caramelo de naranja, el de sus primeras veces... El dueño de su corazón...

Abrió los ojos y los nervios se habían disipado, miró agradecido a Andreas.

...

Bill se rascaba la quijada por el retraso de Tom, ¿se habría arrepentido? Muchas dudas pasaron por su mente en aquellos diez minutos de retraso, cuando de pronto lo vio salir, con su elegante traje con corbata blanca, su cabello suelto y su rostro impoluto, con los ojos brillantes y una media sonrisa, y Bill sintió mariposas, de las grandes, de las buenas que le querían atravesar el interior, tragó saliva y se dio cuenta de que estaba llorando como un nenaza a su parecer, pero es que nunca pensó en casarse, su vida antes de Tom era algo desolada y miserable, no pensaba que encontraría a alguien que valga la pena, pensaba que la gente era una basura, y su mundo dio un giro por completo cuando lo conoció, volvió a creer en la humanidad, en la bondad, y cuando lo perdió, cuando tuvo que dejarlo ir fue lo más desastroso que hizo en su vida, sabía que lo hacía por su bien, sin embargo, sabía que él mismo cavaba su tumba a la soledad y no ser feliz como hombre nunca más, y ahora el tener una nueva oportunidad con el amor de su vida, de casarse y estar unidos, esta vez sí para siempre hacía que llorase.

Lo amaba con su vida entera y no podía creer que realmente aquel ser hermoso que se acercara fuera, y siempre sería, suyo.

...

—Yo, Bill Kaulitz, prometo amarte cada día, siendo el más insoportable a veces pero también el que con sus estupideces te hará feliz. Prometo cocinar para ti para que no te falte alimento. Prometo cuidarte en la enfermedad y gozarte en la salud. Mi querido Once, siempre seré tuyo y espero tú seas mío. 

—Yo, Tom Trümper, prometo amarte todos los días de esta vida y la que siga, no enojarme tanto por tus babosadas, ayudarte a no ser un desastre, cuidar de ti cuando estés enfermo y estar contigo también en la salud. Mi amor, siempre seré tuyo y espero tú seas mío.

El juez los miró a ambos mientras se ponían los anillos.

—¿Bill Kaulitz aceptas a Tom Trümper como tu esposo para honrarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?

—Y más allá.

—¿Tom Trümper aceptas a Bill Kaulitz como tu esposo para honrarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe?

—Acepto.

—Por el poder que me confiere el estado de Leipzig los declaro marido y marido. Pueden besar al cónyuge.

Tom tomó a Bill por las mejillas y lo besó con dulzura, un beso corto pero cargado de amor. Escucharon los vítores de sus familias y los aplausos. 

...

Tenían el poder adquisitivo de poder irse de viaje para su luna de miel, pero decidieron quedarse en casa, pero eso sí, dejar a Robbie con sus abuelos al menos unos días. ¿Y a dónde iban a ir? Bill quería ir al claro, con sándwiches caseros hechos por Bill, el deja vu estaba latente.

—¿Otra vez aquí en la limonada gigante? —bromeó Tom, Bill sonrió. 

—Hacia mucho que no veníamos... Y creo que ya no te acompleja tu cuerpo, ¿o me equivoco? —preguntó Bill, dejando la mochila en el piso y quitándose la ropa, quedándose en ropa de baño, Tom hizo lo propio.

—Aprendí a quererme, aparte que ahora el flacucho eres tú. 

—¡Hey, más respeto señor Kaulitz! —molestó Bill.

—¡Y tú también, señor Trümper! Mira que siendo casado y venir a bañarnos solos los dos no es una buena idea... ¿Qué pensaría su esposo? —bromeó Tom.

—Oh, no se preocupe por ello, señor Kaulitz. Él está tranquilo en casa, no sospecha de lo nuestro.

—Qué bueno, porque no sabría cómo alejarme de usted, señor Trümper —dijo Tom, acercándose peligrosamente hacia Bill, al punto de respirarle la boca y tomarle por la cintura.

Bill cruzó sus brazos por el cuello de Tom, para luego relamerse el labio inferior, dejando su aliento caliente sobre la boca del contrario, sintiendo cómo al contacto de pieles, éstas se escarapelaban. 

Tom acarició la piel de su vientre, recordando cómo Bill lo había acariciado en aquel lugar años atrás, su yema de sus dedos recorría con cada tramo desnudo de su piel, con delicadeza, sus brazos, sus hombros, su cuello, pasó sus pulgares por su cuello, viendo cómo Bill por inercia se giraba un poco para dejar disponible esa zona para ser besada, lamida y mordida... Y posó sus labios allí, succionando la piel, sintiendo el sabor salado, pronto sintió cómo su ahora esposo, sin delicadeza alguna y como él solo, le metía la mano dentro de su ropa de baño para apretujar su trasero.

—Sí que rompes la magia.

—Es un defecto que tengo... Pero sabes qué, creo que te olvidaste de algo.

—¿Qué cosa?

—Que el último en llegar es un huevo podrido —dijo Bill para alejarse corriendo en dirección al lago y Tom rió sonoramente, dándose cuenta que algunas cosas a veces no cambiaban por más tiempo que pasase.

...

Tiempo después en una sala de espera del hospital estaban Tom, Bill y Robbie, todos esperaban con ansías la llegada los pequeños bebés, habían elegido una receptora sana y con rasgos algo parecidos a los de Bill para dar una ilusión de que sea hijo de ambos y Tom estaba muy emocionado, habían seguido minuto a minuto todo el proceso, los chequeos, los latidos de sus corazones, habían ayudado a la receptora con los ejercicios para que nacieran bien y allí estaban ahora a puertas de recibirlos.

—¿A qué hora podremos ver a mis hermanitos?

—Pronto, mi amor —apaciguó Bill a su hija, la cual tenía dos peluches en brazos, los cuales planeaba regalarles a los gemelos cuando nacieran.

—¿Serán iguales a papá Tom?

—No lo sé, bebé. Lo sabremos al verlos.

Tom dio un beso en la frente de Robbie, que aún seguía muy inquieta cuando de pronto vinieron dos enfermeras con dos bultos arropados en mantas azules. Bill y Tom se levantaron y los vieron. Su corazón se sintió apretado en su interior, iba a ser la oportunidad de tener hijos con Bill y criarlos juntos, así como quiso hacer con Robbie en su momento.

Tenían leves pelusillas rubias en sus diminutas cabecitas, y unos ojos almendrados color avellana con una finísima nariz, eran idénticos a Tom.

Bill tomó a uno y Tom hizo lo mismo con el otro, enseñándoselos a Robbie, la cual lloraba de la felicidad.

—¿Y cómo los llamarán, papás? —preguntó Robbie y Tom vio a Bill para luego sonreír.

—Fabian y Victor.

—¿Por qué ese nombre, papá?

—Porque cuando mi mamá estaba embarazada de mí, íbamos a ser dos pero mi hermano no pudo vivir, inicialmente nos íbamos a llamar Fabian y Victor pero luego me puso Tom que significa hermano, en honor a lo que siempre sería.

—Oh entonces yo sería Tomasa.

Los padres rieron por la ocurrencia de la pequeña y luego se besaron.

...

Robbie caminaba tomando de la mano a Victor, que no se cansaba de intentar caminar a pesar de que se caía seguido, mientras que Fabian se entretenía más en sus cubos y repetir sinsentidos.

—¿Quieren que veamos una película?

—Sí, papá por favor —dijo Robbie, ya con una cabellera castaña más larga y ella también más grande, sumamente feliz con sus hermanos.

Tom acomodó unos cojines en el piso y cargó a Fabian para ponerlo allí, Victor caminó en dirección a su gemelo, cayéndose en el intento y terminando el trayecto gateando.

Bill entró a la sala enternecido con la escena de sus tres hijos junto a Tom, los amores de su vida eligiendo alguna película de Disney. Recordaba de algún modo lo importante que era para él ver películas cuando era niño primero con su padre y luego con su mamá, sólo que en esta oportunidad no terminaría en conflictos, su vida era diferente ahora, tenía paz, sentía que de algún modo todo lo que sufrió valió la pena si el precio fue para tener todo lo que tiene ahora.

Se acercó a Tom, le dio un beso corto en los labios y besó las cabezas de sus hijos, para unírseles y ver también Hércules junto a ellos.

...

Era la presentación del libro de Tom, aún recordaba cuando le dijo que escribiera sobre ellos y lo hacía en blogs en internet, pero pulió su trabajo y logró que cautivara una editorial al punto de publicarlo y que se volviera un bestseller, ahora iba a leer un poco sobre el libro en aquella librería.

Lo veía henchido de orgullo, siempre pensó que su esposo era una persona talentosa y maravillosa y así solamente faltaba que el mundo lo viera y en ese momento todos eran testigo de lo capaz que era Tom, ahora, Kaulitz.

Su cabello castaño con rubio en las puntas y su barba frondosa, sonriendo, con su traje y su libro en mano, sólo se le antojaba follárselo ahí sobre esa mesa pero eso lo dejaría para la casa.

—Muchas gracias por la acogida a "El chico de la verja", empezaré leyendo el primer capítulo llamado El chico raro. "Tim era intrépido, y eso era bueno, o al menos creía que sí porque aún no había buscado el significado de ese término con el cual su maestra lo había calificado. Sus amigos le decían que era genial (aunque se les olvidase al día siguiente), y eso le bastaba para ensalzar su autoestima, porque era muy tímido a veces y demasiado inseguro, aunque se hiciese el gracioso de la clase para disimularlo...
(...)
—No soy un crío —soltó entre dientes, el otro rió.

—¿Qué edad tienes, diez años? Para mí eres un crío —repitió con chanza, dando un paso hacia su dirección. Tim retrocedió otro poco.

—Tengo once recién cumplidos, para tu información —mencionó.

El otro rodó los ojos. —Ok, nene-con-once-años-recién-cumplidos. ¿Es esta tu pelota y la quieres de regreso? —interrogó por tercera vez. Tim bufó.

—No, no es mía. Es de un… compañero, estábamos jugando a la pelota y…"

Bill escuchaba atento, recordando cuando años atrás Tom le leía antes de dormir, pero en esta ocasión escuchando su historia, con otros nombres, comprendiendo cómo Tom lo veía en aquel entonces, con miedo al inicio pero curiosidad después... Entendiendo tantas cosas que en su momento no pudo, viendo que fue su primer amor, miró su mano, la alianza en su dedo, recordando que sería también el último.

Su amor había pasado por tanto y tenían aún un largo camino por recorrer pero estaban juntos y eso le bastaba para ser feliz.

FIN

N/A: Han pasado 11 años desde que publiqué Once y se convirtió en una serie a la cual le dediqué mucho amor, y pues, ahora finalizo esta etapa, quizá no con un longfic pero sí culminando todas las ideas que tenían ellos en su mente y en la mía, por fin poniéndolo en palabras, sin hacerlo resumen pero sí con saltos temporales. Sé que muchas personas ya no me leen pero para las que sí gracias, gracias por seguirme desde el inicio.

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