sábado, 21 de diciembre de 2013

Oneshot: De Applejack, Rainbow Dash y bebés

Hola, no estoy anímicamente bien, pero he podido terminar este oneshot que espero les guste. Debo decir que parte del crédito se lo llevan mis hermanos, gracias, mis amores.

Gracias a Aliss R Alemán por el hermoso banner.

Título: De Applejack, Rainbow Dash y bebés

Autor: kasomicu.

Series: De papás y ma-papás

Advertencia: Mpreg, lime, botTom, Twincest.

Resumen: A veces es bueno cerrar la puerta de tu cuarto si es que lo vas a ocupar.


Capítulo único


El juego previo no era lo suyo, no al menos en ese tipo de situaciones en donde no podían darse el lujo de tardarse demasiado.

Georg se había llevado a Emma al zoológico como buen tío que cumple los caprichos de su sobrina, ya que la pequeña había estado rogando por ir allí, sin conseguir que sus padres accedieran porque no les gustaban ver a los animales encerrados, sin embargo, la niña no tenía que pagar por las opiniones de sus padres por lo que decidió llevarla, dejando a los padres solos, los cuales se comenzaron a comer a besos apenas se cerró la puerta.

Llegaron al cuarto, sí, pero casi no llegan a la cama. Tom había lanzado a Bill con fuerza mientras se iba desnudando con una premura pasmosa.

Últimamente no podían intimar porque Emma tenía pesadillas, e iba a dormir con ellos. Y realmente extrañaban sentir la piel del contrario, lo supieron en cuento pasó un corrientazo de electricidad al tocarse. 

Se habían extrañado demasiado.

No habían tenido consideración del tiempo, solo tenían en cuenta cómo Tom se empalaba a sí mismo y Bill se maravillaba por el abdomen y miembro de su gemelo, también por supuesto por su estrechez que lo abrumaba. Utilizaban condón, debían ser cuidadosos, después de Emma empezaron a serlo, y también a acudir solo a la doctora que llevó su caso, porque realmente sentían ambos que debían ser algún tipo de fenómenos por poder embarazarse y tenían miedo de que aquello se notase en otro tipo de análisis y demás.

Bill se aferraba a las caderas de Tom ahora, abriendo la boca y echando la cabeza hacia atrás, tal y como lo hacía su gemelo. Iban a explotar. Pero de pronto Bill separó a Tom bruscamente de su cuerpo, haciendo que el mayor cayera de la cama, no obstante, Tom se agarró al borde de la mesita de noche, lo que en realidad no fue beneficioso porque no solo se cayó de culo sino que jaló consigo la jarra de agua, provocando que esta se partiera y los vidrios cayeran sobre él, lastimándolo.

—¡Pero qué carajo tienes, hijo de…! —Se calló al ver la expresión espantada de Bill en dirección a la puerta, siguió el rumbo de su mirada y se encontró con su hija mirando con ojos curiosos toda la escena.

No habían cerrado la puerta, pero tampoco debería estar ella en casa tan pronto. Georg apareció de pronto.

—Lo siento, ella se sintió triste cuando en la zona de reptiles un niño no dejaba dormir a una serpiente y decidió que era mejor irnos. Bill, por Dios, tápate. Tom, estás sangrando —avisó Georg.

Bill hizo caso y luego vio asustado a Tom. —Tomi, lo siento.

El aludido lo fulminó con la mirada, aunque no por mucho tiempo, en serio le dolía el costado de su cuerpo que tenía pequeños trozos de vidrio, así que su expresión se descompuso en una de dolor.

—Tenemos que ir donde la doctora.

—Papi va a estar bien, ¿cierto, papá? —preguntó Emma, poniendo un puchero y con los ojos aguándosele.

—Sí, mi amor —respondió Bill, luego miró a Georg—. Llévate a Emma mientras nosotros nos cambiamos.
Georg asintió y cerró la puerta.


La doctora Miller miró con reproche a Bill, conforme habían pasado los años se habían limado asperezas pero seguía teniendo preferencia por Tom, y en definitiva no se tragaba el cuento de que había sido un accidente provocado por la torpeza del mayor.

—Deben dejar de intentar las acrobacias en la cama. —En su experiencia con los Kaulitz Vanessa Miller había visto cortes, hematomas, mordidas y demás, y todo gracias a la vida sexual que poseían—. Tienen una hija y —miró su folio—, según el chequeo rutinario que acabo de hacer, viene otro en camino.

Ambos empalidecieron y dijeron al unísono. —¡¿QUÉ?!

—Lo vi en el examen de sangre que te hice, Tom. Pensé que ya estabas al tanto, así como creí que iba en serio el “no voy a tener más hijos”, ¿no estaban protegiéndose?

—¡Claro que sí!

—No.

—¿Qué dices, Tom? ¡Claro que nos protegemos! —exclamó Bill aún shockeado.

—¿No recuerdas cuando fuimos al spa y estuvimos jugando con los aceites…? —dejó la frase al aire mostrando un leve sonrojo al cual Bill se aunó, formando una “o” con la boca.

—En fin, tienes ocho semanas. Ya saben cómo funciona esto, ¿no? Aún es tiempo es declinar, pero por las caras que ponen dudo que quieran hacerlo, ¿o me equivoco?

—No te equivocas, Nessa —dijo Tom, acariciando la mano de Bill, el cual suspiró y asintió.


La pequeña de cinco años se tiró sobre la pierna de Tom, abrazándola y preguntándole a su progenitor si se encontraba bien.

—Sí, mi vida, ahorita no puedo cargarte pero estoy bien.

—Es que yo te vi con sangre y me asusté mucho —dijo Emma con los ojos llorosos.

—Sí, pero ya me pusieron los puntos y dieron pastillas para el dolor, ¿qué tal eso, eh? Aparte te tengo buenas noticias.

—Me alegro que estés mejor, Tom —comentó Georg, Bill vino desde atrás y cargó a Emma, apoyándola en su cadera.

—Papá, ¿qué buena noticia tiene papi? —preguntó con curiosidad. Los gemelos se miraron entre sí y compartieron una sonrisa cómplice.

—Vas a tener un hermanito.

—O hermanita —agregó Tom.

—¡Owww! ¿Y voy a poder jugar con ella? Le prestaré todos mis juguetes y y y cuando sea más grande saldremos juntas al parque y y y…

—Calma, bebé —musitó Bill, besando la mejilla de su hija—. Luego podrás pensar en todo eso. Aparte que también puede ser un varoncito.

—O pueden ser dos —comentó Georg, recién reaccionando.

Tres pares de ojos se posaron sobre el castaño. Los gemelos no habían pensado en esa posibilidad.

—¡Doblemente genial! —gritó Emma con una inmensa sonrisa en su rostro.


—¡Maldito Georg, es todo un boca salada! —gritó Tom al oír los dos corazoncitos latiendo dentro de su vientre.

Bill sonreía embobado al ver esos minúsculos pecesitos que eran sus hijos. Eran varones, tal y como él había dicho, y también gemelos monocigóticos que al parecer se abrazaban.

Solo esperaba que no fueran como ellos al crecer.

—Bueno, al parecer todo va bien. Ya tienes tu calendario para que sepas cada cuando tienes que venir al control —acotó la doctora Miller, secando el ya abultado vientre de Tom.

Ambos asintieron y Tom se comenzó a poner la parte de arriba de su ropa, al salir les esperaba Emma hablando animosamente con su “tío” Gustav.

Corrió presurosa en dirección de sus padres y sonrió expectante.

—Son dos, dos varones.

—¡Yeeey! —chilló Emma emocionada. Gustav se acomodó los lentes y parpadeó.

—Vaya, Georg le atinó —comentó Gustav. Tom lo fulminó con la mirada.

—No sé cómo haré cuando sea la hora de que nazcan.

Bill le besó el cuello y acarició el vientre. —Vamos a poder hacerlo juntos, Tomi.

—Tú cállate, que nada podrás hacer a la hora de la hora.

—Papis, entonces mis hermanitos serán unos ponis como ustedes, ¿no?

Los gemelos parpadearon idénticamente.

—¿Ponis?

—Sep. Ustedes son ponis, solo que tienen la cola delante —señaló en dirección a la entrepierna de Bill.

Gustav hizo un sonido nasal por retener una risa.

—Mi amor, ¿de dónde sacaste eso? —preguntó Tom sintiéndose avergonzado y preocupado en partes iguales.

—Porque el día que te accidentaste yo pude ver sus colas. Así que en mi mente tú eres Applejack, y papá Bill es Rainbow Dash.

Vinieron a la mente de Tom los sucesos de aquel día, y cómo no habían explicado la penosa situación en la cual los había encontrado su menor hija. Le provocó risa cómo había explicado eso, sacando una conclusión que incluía a ponis de un programa de televisión para niñas.

—¿Por qué soy Rainbow Dash?

—Porque cambias seguido de color de pelo, papá, y Rainbow Dash tiene el cabello de color arcoíris. Y papi sería Applejack porque ella es la mejor amiga de Rainbow Dash, y son muy unidas, como ustedes —explicó con toda la sabiduría que un infante podría tener.


Gustav no pudo aguantar la risa, Bill cargó a su pequeña y Tom le besó su frente. Podían pretender ser ponis, al menos hasta que Emma tuviera la edad suficiente donde se le tiene que explicar lo que las niñas y los niños tienen.

2 comentarios:

  1. xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

    No me lo esperaba LOL. En serio pensé que iba de ponis y así, y dije WTF? xD, pero pues no. Estuvo gracioso, me gustó :3

    Ponis GAAAAAYS ok ya xD.

    Besos geis *3*

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  2. Jajajajaaja

    No puedo creerlo, es justo como lo diría un niño XD, debo decir que me ha encantado este Oneshot, esta condimentado con todo, sensualidad, gracia, ternura, sorpresas... Simplemente eres genial para escribir y me divierto mucho leyendote :3

    Gracias por otra gran pequeña historia jejeje

    Atte. Lily V.

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