Título: Debilidad.
Autor: kasomicu.
Rated: PG 13.
Categoría: Slash.
Advertencia: Twincest.
Resumen: Tom tenía cierta obsesión por los labios de su hermano.
Disclaimer: Las personas reconocibles no me pertenecen, lo demás sí.
Capítulo único
Tom se retorcía en la cama sin poder soportar el
calor. Los días en el tour bus eran largos, pero las noches lo eran aún más, y no
podía quejarse, porque el único quejica del grupo era su hermano y él tenía una
imagen que mantener. Sin embargo, se moría de calor, y sabía que en parte no
era por el clima, y las pésimas condiciones del aire acondicionado, sino por
sus pensamientos, su jodida cabeza. Bufó y se quitó la camiseta, se relamió los
labios y sintió un escalofrío recorrerle su espina dorsal, uno que se convirtió
en un cosquilleo en el vientre y terminó transformándose en su miembro
latiendo. Convirtió sus manos en puños e intentó controlar su respiración, la
cual de pronto se había vuelto acelerada.
Ese poder tenía Bill sobre él, y lo peor es que no
lo sabía. Tom estaba loco por sus labios, solo en una oportunidad los había
besado, cuando eran pequeños y jugaban, había intentado encontrar la misma
sensación en otros labios, pero ninguna chica era igual, e incluso había
probado con chicos (aunque jamás fuese a decirlo). Los labios de las chicas
eran demasiado suaves, algunos demasiado finos, delgados, no del grosor de su
hermano, y de los chicos era molestoso porque algunos tenían barba y picaba.
Simplemente sabía a saliva insípida y el mal aliento en algunos casos le era
molesto. No sabían a menta como los cigarros de su hermano, o como su pasta
dental. Le encantaba la forma de sus labios, como parecían dibujados en su
rostro, la forma que jugueteaba con su lengua para mostrar su piercing,
carnosos, llenos, perfectos…
Se imaginaba los labios de su gemelo pasándose por
su cuello con lentitud, bajando por su pecho, siguiendo por su vientre y
terminando posándose en su pene, besándolo, engulléndoselo, dándole la mamada
de su vida.
Y el calor iba en aumento.
Decidió salir de la cama a tomar algo de agua para
refrescarse, sin percatarse que su hermano tampoco estaba en su cama.
Se estiró y se fijó que la televisión estaba
prendida, iba de camino a apagarla, cuando se percató que el sillón estaba
ocupado por su hermano, el cual dormitaba con los jodidos labios entreabiertos,
roncando. Se veía tan frágil, tan delicado, tan presa fácil… pero, ¿qué estaba
pensando? ¿Acaso…? ¿Acaso quería besarlo? Comenzó a sudar más y se dio cuenta
que el débil era él, ya que si Bill le sonreía, él le correspondería la
sonrisa, si Bill lo necesitara, Tom estaría para él, y así sería siempre. Sonrió,
y se acercó con suavidad para dejarle un beso en la frente. Bill era su
debilidad y admitirlo se sentía bien, demasiado bien.
Movió su hombro con suavidad para despertarlo, y cuando
Bill abrió los ojos sonrió.
—¿Viniste a despertarme para llevarme tal cual doncella
a su alcoba? —chanceó Bill, Tom bufó aunque estaba con las mejillas
enrojecidas.
—Calla y ve a dormir, es mi deber como hermano mayor
cuidar tu sueño.
—Owww, qué tierno —soltó con retintín para luego
colgarse del cuello de su hermano, solo apoyando su peso, puesto que no había
mucha diferencia en sus tamaños y más bien Bill era más alto por un par de
dedos. Se acercó a su rostro, respirándole en la cara, tentándole con esos
benditos labios carnosos y él tratando de concentrarse que su debilidad en sí era
Bill y que no debía lastimarlo, aparte que tenía miedo a perderlo si cometía
una burrada. Bill estaba ebrio, podía olerlo, cosa que era difícil porque no se
emborrachaba con un par de copas, sin embargo lo estaba, suspiró y cerró los
ojos. Craso error, pudo sentir su
penetrante aroma más cerca y eso lo estaba debilitando más. Quería… no,
necesitaba besarlo.
—Bill, te apesta la boca, ¿has tomado? ¿Por qué
tomaste solo? —le preguntó y movió su mano en dirección hacia su boca, con
“intención de cerrársela”, o de ello se quería convencer, puesto que en
realidad quería rozar sus labios. Bill lo detuvo a medio camino y acarició su
muñeca, viéndolo con fijeza.
—Extraño la casa, por más estúpido que suene ya que
fui de los primeros en querer irme y a mamá, la extraño bastante —respondió
Bill con los ojos brillantes y la nariz rojiza. Por un instante se callaron y
solo se miraron sus bocas. Aquel lapso fue suficiente como para encender el
hambre que albergaba Tom, y cuando Bill se relamió los labios rompió el límite.
Tom cortó la distancia y lo besó con fuerza, a
sabiendas de que debería aprovechar esa única oportunidad, sin embargo, sucedió
lo inesperado, Bill le correspondió al beso, pasando su lengua por su paladar y
jugando luego con la suya, era saliva como cuando besaba a otras personas, no
obstante, no se sentía igual, la suavidad era distinta, era justa, la cantidad
de lengua era quizá algo exagerada pero no importaba, porque era Bill y él
podía llenarlo de su baba, tirársela, bañarlo en ello si quería, su hermanito
era su puta debilidad.
Cuando pudieron separarse para respirar, Bill mostró
una sonrisa inmensa a la cual Tom correspondió con una ladeada.
—Pensé que nunca lo harías —dijo Bill para luego
aferrarse más fuerte del cuello de Tom y lanzarse junto con él al mueble.
—No… entiendo. ¿Cómo es que sabías?
—Somos hermanos y no cualquier tipo de hermanos,
somos gemelos monocigóticos… así que… te escuché gemir mi nombre cuando te
hacías una paja el otro día que creíste que estabas solo en el bus —soltó Bill con
los ojos oscurecidos y moviéndose sinuosamente sobre su hermano.
—Pudo haber sido cualquier otro Bill.
—He visto cómo me miras Tom, y sé que me amas más
que a nadie en todo el mundo. Sé que deseas besarme y que follemos. En especial
lo segundo porque para mí es más jodido conseguir ligues con mi imagen de chico
bueno —habló Bill casi tan rápido que no se le entendía, sin embargo, Tom sí
escuchó todo y estuvo a nada de tirarlo al suelo.
—Es decir que solo me quieres para follar.
—¿Qué? ¡No! Yo también te quiero más que a nadie en
este mundo, Tom. Si varias de las canciones que he escrito son para ti. Lo
siento, no quise sonar así, pero también la falta de sexo me hace pensar con la
cabeza de abajo. Anda, ¿un besito de reconciliación? —hizo un puchero—. Si
quieres no tendremos nada hasta que tú sientas que estemos preparados.
—Es que… es mucho para procesar en una sola noche
—admitió Tom y besó a Bill con ternura, su hermano era un atolondrado, pero no
podía evitarlo, siempre estaría ahí para él.
—Tenemos muchas más para hacerlo, Tomi.
—Ya no tengo sueño.
—¿Quieres uno? —le mostró su cajetilla, Tom tomó un
cigarrillo y dejó que Bill lo encendiera, haciendo que rozasen sus dedos en un
movimiento experto de Bill, sonrieron por ello y vieron televisión hasta que el
amanecer los cogió dormidos en el sofá.
Que tierno!!!
ResponderEliminarFue cortito y todo, pero me agradó la personalidad que le diste a los personajes, de hecho, me encantan igual que siempre, tienen personalidades reales, Bill estaba esperando a Tom, y me encanta cómo se conocen entre sí. Besitos, sigue escribiendo c:
Yuuki U.
Que bien! Bill ya andaba que se lo quería comer y Tom siempre de nena
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