jueves, 18 de diciembre de 2014

Songfic: Confianza por kasomicu

Hola. ¿Me extrañaron? En fin, dedicado para mi mejor amiga, Kath.


La canción no es mencionada pero sí hay detalles tácitos, se llama High for this de The Weeknd.

La droga alusiva es llamada Popper.

Gracias a Luminous Trace (Estelita <3) por el hermoso banner.


Título: Confianza

Autor: kasomicu

Rated: +18.

Categoría: Slash.

Género: Twincest.

Resumen: Solo déjate llevar...

Disclaimer: Las personas reconocibles no me pertenecen, no promuevo el uso de drogas y no gano nada con esto.

Capítulo único



Bill entró a la casa con una cajetilla de Camel, sacó un cigarrillo y jugó con él entre sus dedos antes de cogerlo con los labios y encenderlo. 

—Traje algo, vamos al cuarto —ordenó Bill, y, sin esperar respuesta, fue en dirección a la habitación. Tom vio a su gemelo dejar su cigarrillo atrás y lo siguió sin rechistar.

Tom pensaba en cómo habían decidido darse otra oportunidad, dejando a un lado todo: hombres, mujeres, incluida Ria.

Ahora la situación era tocada con pinzas y sabían lo que sucedería si se alejaban. No era un ‘¿y qué si...?’ sino una realidad, un pasado que simplemente no querían repetir.

Tampoco era como empezar, porque desde que nacieron tenían la confianza inherente de compartir aquel dialecto que nadie más, aparte de ellos dos, entendía. Ahora tenían que ganarse la confianza, y era extraño.

Su relación se resumía en no tenerse confianza.

Lo que hacía que siguieran juntos era que se necesitaban, como quien necesita un placebo a pesar de estar consciente de que su enfermedad no tiene cura. Y quizá lo suyo no la tenía.

Llegaron al cuarto y Bill lo besó, consumiendo sus ideas, alimentándose de su razón, de sus dudas. 
¿Quién más iba a conseguir tenerlo así? Había probado otros labios, otros cuerpos, y lo único que había conseguido era un buen sexo que le dejaba la sensación de insatisfacción al pasar las horas. Un vacío que era difícil de deshacer, ¿por qué lo seguía haciendo? Porque era lo correcto, lo que tenía que hacer, lo que le quedaba.

Bill hacía lo mismo, y por sus risas histéricas y ojeras podía discernir que no era fácil para él tampoco. Sin embargo, quien había empezado a romper los lazos era él.

Aún recordaba a Verina, y cómo ella se había vuelto su escape de la sofocante relación que, al parecer de Bill, tenían.

Pero ya no pensaba. Ahora solo se centraba en aquellos labios moviéndose contra los suyos. El beso no era inexperto, sabía cómo moverse con él, sabía entrelazar sus lenguas y jugar con su lengua en su paladar de esa forma que hacía que sintiera fuego por debajo de su piel.

Tom apoyó su mano en el cinturón de Bill, pero este posó su mano sobre la suya y dejó de besarlo.

—Espera. Todavía no has visto lo que traje —dijo Bill, y lo besó levemente, dejándolo un tanto aturdido. Ahora fue el turno de Bill de tomar a Tom por su cinturón y acercarlo a la cama, en la cual hizo que se sentara. Después sacó unas botellas del tamaño de un esmalte de uña con nombres que no alcanzaba a leer.

—Oh no, no me digas que querrás pintarme las uñas como años atrás —soltó Tom medio en broma, medio en serio.

Bill bufó y rodó los ojos. —No seas idiota… tenemos que esnifarlo, y tras unas dosis hacerlo.

—¿Por qué?

 Lo miró con fijeza. —Confía en mí —pidió Bill  a sabiendas de que ahí estaba el detalle.
Tom se tensó mas no dijo nada y echó a Bill de espaldas, para después ponerse sobre él a cuatro patas.

—No creo que nos haga falta algo para disfrutar —exclamó Tom, dejando besos cortos sobre el cuello de Bill, el cual se estremecía por la barba de este y el contraste con sus labios suaves.

—Quiero que estés elevado para esto —dijo Bill acezado.

—No quiero. —Tom sujetó los brazos de Bill sobre su cabeza, y siguió besándolo, para después dejar mordiscos suaves en su cuello y pecho.

—Vamos, cierra los ojos y confía en mí, Tom —pidió Bill, con un aire de súplica, retorciéndose bajo el toque de Tom.

Fue el turno de Tom de estar debajo. Bill se quitó la playera sentado sobre las caderas de su hermano y luego metió sus manos bajo la de Tom, tendiéndose sobre él para besarle el estómago.

—Sé lo que sientes —susurró mientras acariciaba con cadencia la entrepierna todavía cubierta de Tom.

—¿En serio? —soltó Tom casi en un jadeo. Bill asintió.

—Déjate llevar, te prometo que será bueno, muy bueno —farfulló Bill, extendiéndole tres botellitas, Tom suspiró y se repitió a sí mismo la frase de Bill ‘déjate llevar’.

Sin saber lo que provocaba aquella droga, esnifó las tres botellitas, sintiéndose de pronto más acalorado y con el cuerpo un tanto laxo. Quería besar a Bill, lo ansiaba pero dudaba que eso fuera parte de los efectos secundarios.

Un cosquilleo fue desatándose en su vientre, y sus ojos se oscurecían. Lo deseaba, lo necesitaba. No tuvo cuidado al besarlo, no necesitaban tenerlo. Fue todo dientes, lengua y saliva, ocasionando que cada mordisco en el labio inferior de Tom enviara electricidad a su entrepierna.

Bill también había esnifado aquel contenido y ahora tomaba a Tom por las manos y lo aprisionaba bajo su cuerpo. Queriendo arrancarle la ropa, pensando en lo fácil que sería meter sus dedos en alguno de los agujeros y romper la camiseta de Tom, sin embargo, se decantó por quitársela con rapidez.

—¿Ansioso?

—¿Uhmn? —farfulló Bill concentrado en besar el cuello de Tom.

—Es lo que percibo —respondió a una pregunta no formulada. Bill le mordió la piel disponible bajo sus labios y sintió que explotaría. Estaba demasiado sensible, ¿sería obra de aquella cosa? No se lo pensó mucho y pronto ambos estaban desnudos.

Piel contra piel, aquellos lunares que tanto conocían bien y parecían que tomaban forma mediante su unión. Cómo iban acoplándose con ayuda del lubricante pero con mayor facilidad, como si hubiesen estado teniendo sexo seguido, cosa que no era cierta. A cada embestida Bill estimulaba la próstata de Tom, y éste sentía que eran uno, como si pudiera tragarse a Bill, se aferró a su espalda y Bill se impulsó en su vientre. Estaban tan cerca… y todo era más fácil, todo era más simple, como cuando eran niños y las complicaciones más grandes era qué regalarle a mamá en el día de la madre o para Navidad, por más irrisorio que sonasen las comparaciones era así… Tom confiaba en Bill y podía admitirlo desconociendo si era por efecto de aquel menjunje o lo que sea, sin importar lo pasado, y Bill sentía lo mismo.

Se deslizaba más rápido por el sudor, apretaba sus nalgas, pero no quería cerrar los ojos, oh no, tenía que ver a Tom, tenía que sentirlo por completo, cómo lo absorbía, cómo le arañaba la espalda, cómo le sonreía y casi le lagrimeaban los ojos por el placer que estaba sintiendo. Todo se lo grabaría en su mente.

Cuando se vinieron no lo hicieron juntos pero fue tan sincronizado, tan único, tan imperfecto y especial. Estaban tan elevados, con ciertas molestias que eran por efectos secundarios, sin embargo, no les importaba, habían disfrutado y habían conciliado todo.


No había vuelta atrás.

3 comentarios:

  1. No era lo que esperaba cuando me hiciste un resumen c: Pero está muy bueno y lindo <3
    Yuuki

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  2. ¡¡Quiero una droga así!! jajaja valla me he identificado mucho con esto y mira que si yo se lo difícil que es volver a confiar en alguien que amas, pero bueno si supiera que conseguiría lo mismo la probaría :)

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