miércoles, 11 de abril de 2012

Oneshot: Infinito.

Ehmn, cosas... cosas que se me vienen a la mente y tienen que salir de alguna u otra forma (no, no hablo de que soy un prospecto de Hannibal Lecter ni que tenga otras tendencias lol). En fin, ¿disfruten? Está sin betear, no se vale quejas. 


Resumen: Un amor que no comprende de fronteras de ningún tipo, así es lo que los mantiene unidos, por y para siempre, por algo es infinito, ¿no?

Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenecen, lo demás es de mi autoría. No se busca ofender a nadie con esto.

"Ven, ven a mí, para que no te pudras en la tierra,
deja que tu cuerpo desaparezca en mi.” 
Slavenka Drakulic.

Ellos no entendían, no podían hacerlo al no tener un hermano. No. No podían entenderlo al no tener un gemelo. No. No podían entenderlo al no tener a alguien como Tom, al no haber pasado toda una vida con alguien como él, al no haber formado parte de la existencia de otro ser que en esencia eran uno solo. No podían entenderlo. Ellos simplemente no podían.

Habían dicho que si les pedían que uno saltase ambos lo harían, porque no concebían el concepto de vida si es que el otro no estaba incluido en ella. Pero las circunstancias habían sido otras. No hubo peticiones, solo ataques de una horda que se creía con el derecho de juzgar, a ordenar, a incluso matar si es que algo iba en contra de lo que ellos decían. Unos engendros de la naturaleza, así los llamaban, una aberración a sus ojos eran los actos que cometían. Y eso justificaba, a su juicio, que hubiesen matado a golpes a Tom. Por cómo había quedado el cadáver de su gemelo se denotaba que habían empleado palos, y otras armas.


—Estúpido Tomi, fingiendo ser el fuerte en los peores momentos —soltó Bill con una amarga risa tras la frase que resonó en la estancia vacía.

Era su casa. Podrían haber viajado luego de hacer pública su relación, huir, como les aconsejaron sus amigos pero optaron por quedarse, no queriendo actuar como si estuviesen avergonzados de lo que habían hecho, a pesar de saber que la policía iría a llegar tarde o temprano y los encarcelarían debido a que el incesto era penado.

La gente había ido tras ellos, asediándolos noche y día, dejándoles cartas con amenazas, tirando piedras y se habían protegido lo suficiente, con seguridad y guardaespaldas todo el tiempo; solo que Tom se había cansado. Y ese día había decidido enfrentarse al gentío, a pesar de las peticiones de sus guardaespaldas, a los cuales amenazó con despedirlos si es que se lo impedían, Bill no estaba y él podría hacerlo, se convenció de ello. Los guardaespaldas solo consiguieron ahuyentar a las personas, sin embargo, era demasiado tarde. 
Ahora Bill había pedido que se largasen todos y se había quedado con el cuerpo inerte de Tom.

Más allá de la sangre, moratones y aspecto pálido, seguía siendo su alma gemela. Seguía siendo el único que hacía que su vientre se revolviese de forma cálida hasta el dueño de su cabeza antes de dejarse llevar por el sopor. Seguiría siéndolo, a través de cualquier impedimento físico, sus almas estarían unidas.

Se abrazó al cuerpo de su hermano y por un instante creyó oír los latidos de su corazón contra su pecho. Sin embargo, eran los suyos. De sus cuencas, que ahora parecían vacías, salían las lágrimas sueltas, sus ojos no necesitando un descanso y estando rojos ahora. Ambos estaban muertos, porque uno era lo que el otro, siempre había sido así.

Lo sintió frío y se separó para quitarse las ropas y pegarse contra él, quería mantenerlo caliente, como si con eso algo cambiaría.

Tarareó una canción de cuna y acarició a Tom por sobre la tela. Alzó la parte superior de su cuerpo y le observó las facciones del rostro. Era hermoso, a pesar de carecer de vida, incluso pareciese como si la muerte le sentase bien.

Todo le sentaba bien.

Siguió pasando sus manos por sobre la tela hasta hacer que un tramo de la piel de su vientre se dejase ver. 
El abdomen de Tom estaba marcado por heridas recientes, descubrió más de la zona, le dejó besos por sobre se hallaba la sangre, manchándose en el camino.

—Protégeme, Tom. ¿Por qué no finges protegerme? Sabes que solo soy fuerte cuando estás conmigo, cuando me das la fuerza para ser fuerte por los dos, ¿por qué no reaccionas? —le preguntó al cadáver con más lágrimas en las comisuras de sus ojos, le besó el extremo de la cabeza donde tenía otra herida—. Protégeme cuando quiera hacer algo tonto, protégeme, Tom. Protégeme para cuidarnos a los dos, ¿por qué no lo haces, ah? —lo zarandeó y luego abrazó—. Estaremos juntos por siempre.

Desnudó a Tom de la cintura para abajo, besando a su paso cada tramo de su piel, como si fuese la primera vez que la observase aunque sabía que esta vez sería la última, se perdió entre sus muslos, lamió su miembro flácido, después sus testículos hasta perderse entre sus nalgas. Lubricó ávidamente, como en los preámbulos que tenían al estar en vida en donde la vaselina por alguna u otra razón no estaba disponible y el lubricante tampoco. Seguía sabiendo igual, pensaba Bill, porque seguía siendo su Tomi. Masajeó su propia erección mientras se hacía espacio entre las piernas de Tom y dirigió su pene hacia su entrada, quería sentirse dentro de él.

Embistió una y otra vez, buscando perderse en las entrañas de su amante. Meció sus caderas y sujetó las otras, gruñendo y mordiéndole los labios fríos. No era lo mismo. No se sentía igual a cuando Tom llevaba el compás o cuando contraía los músculos para provocarle placer, o le sujetaba por la espalda, arañándole con sus escasas uñas, aferrándose a su cintura con sus piernas. No era igual y no sentía que eran uno solo.

Lloró contra su hombro y detuvo su vaivén. Salió del interior de Tom y también de la estancia. Regresó a ella con una pistola y cuchillo en mano. Se situó a un lado de Tom y fue desprendiéndole de las ropas restantes, dejándole completamente desnudo. Acarició su rostro y besó sus labios antes de incrustarle un cuchillo en el pecho, profundizó más, escuchando el crujir de sus huesos y bajando luego como si fuese un serrucho, para después abrirle de par en par el tórax y meter la mano.

“Te tendré dentro mío, Tom”, fue lo que pasó por su cabeza al dirigir el corazón de Tom a su boca y masticarlo lo suficiente para poder tragárselo después. No sentía el sabor de la sangre ni del músculo crudo, solo su necesidad de sentirse repleto de Tom, de ser uno con él. Eso fue lo que pensaba al abrirle el canal para seguir comiéndose sus órganos a mandíbula llena, casi sin masticar por lo dura que era y casi ahogándose por ello.

Le permitiría que se fundiese consigo, fue sintiéndose excitado con esa sensación de carencia de aire y cerró los ojos, metiéndose los trozos de carne que previamente había cortado, los órganos que ya no parecían humanos mientras se acariciaba el miembro. Sí, era su fusión, el máximo simbolismo de su amor por Tom.

Alzó los párpados y sus ojos se pusieron en blanco al sentir venírsele su orgasmo, su esencia desperdigándose por su vientre y alrededor. La sensación de satisfacción serpenteándole por las piernas, el vientre abultado y los brazos ensangrentados. Tom estaba dentro suyo, pensó al observar el cuerpo abierto y cercenado de su gemelo. Hizo un gesto semejante a una sonrisa y sujetó el arma; se apuntó a la sien y apretó el gatillo.

Sus sesos volaron por doquier y las sirenas de la policía se dejaron oír.  

3 comentarios:

  1. Me encanta, tal vez de una manera que no es considerada "normal", pero toca algo dentro de mi que... me hace amarlo.
    Porque no se ve a una persona comiendose a otra (aun si lo hace), él esta alimentandose de los recuerdos y de su amor prohibido. Es lo que me muestra este oneshoot.
    Hermoso<3

    Un beso Nadir :3 <3

    ResponderEliminar
  2. Joooder,qué fuerte .__. pero está bien escrito, me dio cosita (?) definitivamente eres una buenísima escritora :) al final me gustó, pero wow ._.

    ResponderEliminar
  3. *-* Mierda. Me gustó. Buenísimo -w-

    ResponderEliminar