Capítulo 8: Celos
Tom antes de ir a su
universidad, fue a despertar a Robbie para peinarla mientras se cepillaba los
dientes. Lo hacía él y no Bill, porque Bill era un desastre, no le sorprendía
en realidad, ya que como Bill tenía el cabello corto, a veces ni se peinaba,
según él para tener un “estilo natural” con su cabello.
Él no le tomaba mucha
importancia a su cabello tampoco a decir verdad, pero sí se peinaba dos veces
por día al menos, una al levantarse y hacerse un moño, y una antes de dormir,
pero Robbie era una niña, más allá que fuese mujer o no, estaba el hecho de que
tenía que inculcarle el ser ordenada y cuidadosa con su persona. Si ella de
mayor decidía otra cosa, era su derecho, sin embargo, al menos ellos se lo
habían enseñado.
Así que ahí estaba,
detrás de Robbie haciéndole una trenza en su cabello, no era muy larga porque
su cabellera no lo era, pero hacía que se viera bonita y pulcra. Robbie le sonrió a Tom y le dio un beso en la
mejilla en agradecimiento.
—Pronto yo haré trenzas
en tu barba para que no pique mucho —dijo Robbie sonriente. Y tomó su mochila
para ir a desayunar, ya que eso Bill sí hacía bien, cocinar.
Tom rió
…
Bill estaba besando el
cuello de Tom mientras lo aplastaba contra la puerta, Tom lo detuvo con mucha
fuerza de voluntad ya que estaba derritiéndose por dentro por los besos.
—Bill, Bill, Robbie en
cualquier momento llegará, sin hablar de Raziel, y no quiero que estemos
haciéndolo cuando toque la puerta. Esperemos a la noche cuando esté durmiendo
para hacer lo que queramos. No podemos hacerlo como animales todo el tiempo —exclamó
Tom, con el ceño fruncido y sus brazos cruzados sobre su pecho.
Bill suspiró y
cerró los ojos.
Tom era la voz racional
de todo en su cabeza, y le dejó de aprisionar contra la pared para besarlo con
ternura.
…
Tom frunció la nariz al
ver que la ropa limpia estaba mezclada con la sucia en una silla.
—¡Bill! —llamó enojado.
Bill se dirigió hacia
Tom, y arqueó una ceja, interrogándole con la mirada.
—Estás mezclando la
ropa limpia con sucia, ¿sabes qué provoca eso? ¡Qué la limpia se ensucie!
—reclamó Tom, poniendo todo en la bandeja de la ropa sucia para ir a lavarla.
—Sabes, luces sexi
cuando te enojas —molestó Bill mientras lo abrazaba por detrás.
—No jodas, Bill, estás
haciendo que gastemos más en detergente y tengamos menos para ahorrar para el
carro.
—Ok, ok, pero es que
soy un desordenado y lo sabes, me conociste así —insistió Bill sin dejar de
abrazarlo. Tom bufó.
—Sí, pero tienes que
cambiar tus hábitos, ya no eres un adolescente, tienes una hija, Bill —se quejó
Tom.
—Tenemos —corrigió
Bill.
—Sí, tenemos —cedió
Tom, terminando de meter la ropa en el cesto y Bill seguía pegado detrás suyo—.
¿Me soltarás o tengo que llevarte conmigo a todas partes?
—De hecho, tienes que
hacerlo, porque soy tu prometido —fastidió Bill. Tom arrugó el entrecejo y se
deshizo del agarre, dirigiéndose al cuarto de Robbie para recoger el resto de
ropa sucia.
Grande fue su sorpresa
cuando se percató que el cuarto de su pequeña Robbie estaba igual de
desordenado que el de Bill.
—¿Estás viendo lo que
le enseñas a la bebé? —soltó Tom casi en un susurro para no despertar a Robbie.
—Pero es que el trabajo
me absorbe.
—Bill, no follarás
hasta que aprendas y le enseñes a Robbie a ser ordenada, porque no puede ser
que vivamos así como en un chiquero. Se supone que eres el ejemplo y mira lo
que le enseñas —regañó Tom, metiendo los juguetes en los cajones y guardando la
ropa sucia en el cesto.
Bill boqueó escandalizado,
¿le estaba acaso negando su…? Es decir, no iban a hacerlo a menos que fuera
ordenado. Suspiró pero aceptó que había circunstancias en la vida que hay que
convertirse en ordenado.
…
Tom sonreía mientras
hacía las compras para la semana. Normalmente, se encargaba de hacerlo con
Bill, pero quería darle una sorpresa así que solo fue con Robbie.
Había tenido en
abstinencia a su prometido porque aún no había sido del todo ordenado, y luego
simplemente el tema no había salido a colación. Bill en realidad se estaba
esforzando, quizá no dejaba todo del todo limpio después de cocinar, igual y se
le olvidaba secar los platos o los dejaba con manchas en la parte de atrás.
Pero hacía su mejor esfuerzo.
De pronto sintió una
bolsa de pan caerle en la cabeza, iba a maldecir a quien no se había fijado,
cuando notó una cabellera rojiza y unos ojos claros que reconoció al instante.
—¡Andi! —gritó Tom
sonriente, el aludido se rió sonoramente y fue a abrazar a su mejor amigo.
—Tom, cuánto tiempo,
joder, creía que no te iba a encontrar aquí, aunque pensándolo mejor, como eres
casi un ama de casa normalmente, no me sorprende —bromeó Andreas, Tom rodó los
ojos.
—Ya, tarado. Yo también
te extrañé. ¿Qué haces acá? ¿Cómo están los chicos, y cómo vas con Joshua?
—preguntó Tom.
—Los chicos están bien,
durmiendo en el hotel. Estoy de gira. Con Joshua estoy bien, sabe comprender
que tengo que viajar —explicó Andreas, mirando sus compras—. Vaya, ¿estás
haciendo las compras para todo el vecindario?
—Eh, no, solo para mi
casa, para toda la semana —dijo Tom, rascándose la nuca, pensando en si
contárselo o no a Andreas.
—Ah, para ti y tus
compañeros de intercambio. ¿Verdad?
Irrumpió Robbie en la
escena, cargando una caja de cereales con forma de malvaviscos, miró curiosa a
Andreas y jaló del borde de la camiseta a Tom.
—Papá Tom, encontré los
que quería —mencionó Robbie, Tom le prestó atención y sujetó la caja de cereal.
—Ya, mi amor, ¿no le
vas a llevar nada a papi Bill? —cuestionó Tom, Robbie asintió y se dirigió al
stand de cereales de nuevo.
—Eh, creo que me perdí de algo —comentó Andreas con
una sonrisa de oreja a oreja.
—Es la hija de Bill, y bueno, ahora estoy viviendo
con él —explicó Tom en voz baja.
—Está bien que Gustav me rompa los tímpanos en los
ensayos con la batería, pero aún puedo oírte hablar en voz baja —molestó
Andreas.
—Y eso no es todo, ya tendremos una larga
conversación uno de estos días —farfulló Tom. Robbie regresó con cereales del
tigre, como ella le llamaba.
—Papá Tom, ¿estos son los que papi Bill come? Porque
hay uno rojo también del tigre —preguntó Robbie.
—No, mi amor, ese no le gusta a tu papi porque no
tiene azúcar. El azul está bien —dijo Tom, Robbie miró a Andreas y le sonrió.
—¿Quién es él, papá Tom?
—Mi nombre es Andreas, y creo que nos conocimos cuando
eras más pequeña. Soy mejor amigo de tu papá Tom —masculló Andreas, poniendo un
mechón de cabello de la niña detrás de su oreja.
—Hola, Andreas —saludó Robbie—. ¿Tú también comes
cereal de tigre?
—No, a mí me gusta el de hojuelas de chocolate
—respondió Andreas. Robbie asintió.
—Tu amigo me cae bien, sabe de cereales —dictaminó
Robbie, viendo a Andreas.
Ambos adultos rieron.
…
Tom siguió haciendo las compras, luego de haber
quedado con Andreas para verse en uno de esos días o que se hablarían por Skype
primero para luego acordarlo.
Ahora estaba comprando lubricante, diciéndole a
Robbie que era crema para la piel, y luego iría por el helado, uno para su uso
específico, y otro para Robbie, sin contar la crema batida y demás.
Bill tendría una gran noche hoy, pensó Tom con una
sonrisa de medio lado.
…
Tom se
acurrucó junto a Bill cuando este llegó de trabajar, sin alcanzarle el tiempo
para comer o algo. Bill había tenido una semana ajetreada, y Tom estaba ahí
para darle soporte.
Bill lo besó entre lágrimas de cansancio.
—Amor, lo siento, sé que hoy lo íbamos a hacer.
Incluso estaba emocionado por la idea, pero no sabes qué tan cansado estoy. Mi
vida, quiero que esta noche solo durmamos —pidió Bill en un susurro. Tom
asintió comprensivo. Lo amaba, y no era necesario que tuvieran relaciones para
demostrárselo.
Lo único que quería Bill es que estuvieran abrazados
mientras conciliaban el sueño.
…
Al día siguiente, Bill sonrió aún sin abrir los
ojos, encantándole la sensación de tener a alguien entre sus brazos, y sabiendo
quién era intensificaba la sensación por mil. Su aroma, sus cabellos
cosquilleándole la nariz, los brazos que lo rodeaban… era perfecto.
Su corazón latía con fuerza por la otra persona,
porque se sentía feliz de tenerlo, y que lo apoyara siempre.
…
Tom miró su laptop ya acomodada sobre su escritorio
nuevo y sonrió mientras subía una foto nueva a su Facebook y la ponía como foto
de perfil. Ya no era más una interrogante, ahora era Tom Trümper, un chico que
estaba saliendo adelante y que era amado y amaba.
…
Tom llegó a casa de la universidad y comenzó a
cocinar para cuando llegara Bill con Robbie.
Aprovechó el tiempo que tenía para hablar con
Andreas por Skype.
—Hey bobo —molestó Andreas a través de la pantalla,
Tom bufó.
—Calla, tarado.
—¿Qué haces?
—Aquí cocinando. ¿Y tú?
—Ayy, toda una ama de casa estás hecha —bromeó
Andreas, Tom rodó los ojos.
—Ja-já, ¿sabes que eres un estúpido, verdad?
—Sí, me lo dicen a menudo.
Bill entró a la casa con Robbie, ella corrió en
dirección a Tom para darle un beso en la mejilla, y saludó a Andreas.
—Hola, Andreas, ¿vas a venir a comer cereal?
—preguntó Robbie.
Bill frunció el ceño y miró a Tom. —¿Andreas?
—preguntó Bill. Tom asintió.
Bill fue a cerciorarse y vio la cara de Andreas.
—¡Hey, Bill! —saludó Andreas.
Bill le enseñó el dedo medio a Andreas y luego vio a
Tom. —Sigue hablando con tu amiguito —soltó con veneno y se dirigió a su
cuarto.
Robbie no entendió la escena y fue a lavarse las
manos para comer.
—Joder, Tom, ¿se lo dijiste? —cuestionó Andreas.
—Tenía qué, recuerda que es mi prometido.
—¿Qué?
—Ah, sí. Me olvidé decirte que estamos
comprometidos, ¿me esperas un momento?
—No, arregla tus cosas, luego hablamos —se despidió.
Tom asintió y cortó la llamada. Iba a revisar la
comida y luego hablar con Bill.
…
Tom se encargó de servir la comida, y cuando Robbie
y Bill estuvieron sentados, Bill se mantuvo callado. Tom bufó, él estaba
actuando como un niño de nuevo, todo por culpa de los celos.
—¿Cómo te fue en el colegio, Robbie? —preguntó Tom.
—Bien, hoy ingresó una nueva compañera a clases, ¡y
resulta que era Winni! —mencionó Robbie sonriente mientras se metía macarrones
a la boca.
—Oh, ¿tu amiguita del parque, verdad? —cuestionó
Tom. Robbie asintió.
—En el recreo comimos juntas, se sentó junto a mí en
clases, le presté mi goma de borrar, y ella me invitó su emparedado —contó
Robbie emocionada.
Tom sonrió a la pequeña. —¿Es tu mejor amiga?
—¿Qué es eso?
—Es la amiga con quien juegas más y compartes cosas
—explicó Tom.
Bill se metió un tenedor con macarrones, evitando
opinar. Tom tenía ganas de golpearlo por idiota.
—¿Y tú tienes una mejor amiga? —preguntó Robbie.
Tom iba a contestar, cuando Bill le interrumpió.
—Andreas, seguro —mencionó el rubio y se limpió con la servilleta—. Bueno, me
retiro, ya terminé.
Tom frunció el ceño. Robbie miró confundida la
escena.
—Sí, Robbie, Andreas es mi mejor amigo, el que te
presenté en el supermercado.
Raziel llegó de sus clases, a hacer la limpieza de
la casa. Saludó a Tom y a Robbie.
—¿Dónde se encuentra el señor Kaulitz? —preguntó
Raziel confundida.
—Eh, Robbie ha tenido un día ajetreado en la
escuela, ¿puedes llevarla al parque antes de que empieces a limpiar? Por un par
de horas —pidió Tom poniendo una expresión de circunstancia.
Raziel asintió y se la llevó.
…
Tom entró al cuarto con expresión furibunda, Bill
estaba leyendo unos libros de su clase y ni se inmuto, fingiendo que no nadie
había entrado.
—Joder, Bill.
¿Vas a hacer eso cada vez que escuches el nombre de Andreas? —gritó Tom
enojado. Bill seguía fingiendo que nada pasaba. Tom se acercó a él y le quitó
el libro—. ¡Ponme atención! —pidió.
Bill lo miró con los labios en una fina línea. —¿Qué
quieres que haga? ¿Qué te aplauda? —dijo, para luego levantarse e irse de la
habitación.
—¡Entiende que eso fue en el pasado! Si tú te
hubieras quedado conmigo nada de eso habría pasado —soltó Tom apretando sus
manos en puños.
Bill se detuvo en seco. —Disculpa por no haber
frustrado tu vida, dándote una familia que no era tu responsabilidad. Solo
quería saber si estabas dispuesto a vivir conmigo a pesar de todo —explicó.
—¿Acaso no te diste cuenta que aunque eras el chico
problemas del colegio yo estuve detrás de ti? ¿No te diste cuenta que yo
estaría contigo en las buenas y malas? —cuestionó Tom dolido.
—No quería que Robbie se acostumbrara a ti sin saber
si te quedarías, no quería que ella sufriera el abandono como yo lo pasé… —dijo
Bill con la garganta seca—. Desde que Robbie está conmigo ya no pienso en mí,
solo en ella.
—Yo los amo a ambos, y ella se volvió parte de mí
desde que la conocí. Entonces no los dejaría jamás, porque ambos son mi vida
—rebatió Tom, acercándose a Bill.
—Y Robbie y tú son mi vida. Pero no me pidas que
esté contento cuando alguien puede quitarme una parte de ella —explicó Bill,
Tom lo abrazó.
—Andreas no me separará de ti. Nadie lo hará. Pero
tampoco puedes alejarme de mis amigos —mencionó Tom mientras acariciaba el
cabello de Bill. Bill apretó a Tom por la cintura.
—Rétame, puedo hacerlo si quisiera —comentó Bill en
tono de broma, ya sonriendo.
Tom dejó un beso sobre su cuello y respiró allí,
sonriendo contra su piel. —Eres un tonto —masculló.
—Así me amas —refutó Bill.
—Sí, no puedo negarlo.
—A todo esto… ¿dónde está Robbie? —preguntó Bill,
ahora mirando en todas las direcciones.
—Raziel llegó, y le pedí que fuera al parque con
Robbie, no quiero que ella escuche todos nuestros problemas —dijo Tom,
jalándolo de nuevo para abrazarlo. Bill correspondió al gesto y lo miró con
cejas insinuantes.
—¿Y cuánto tiempo nos queda?
Tom se mordió el labio inferior. —Hora y media. Más
o menos.
—No hay que desperdiciarlos…
Se dieron un beso y caminaron en dirección al
cuarto.
Jajajaja Yo me pondría igual o peor que Bill, pero la reconciliación sería igual de genial!
ResponderEliminarHasta el próximo
Saludo
Porfavor continuala pronto!!!
ResponderEliminarME ENCANTA!! No puedo esperar al próximo cap. ALEX.
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