jueves, 12 de marzo de 2015

Oneshot/Songfic: En búsqueda de una segunda oportunidad.

Hola, con este oneshot participé en un concurso de Autores de fanfics. Está basado en la canción Never let you down.

Título: En búsqueda de una segunda oportunidad.
Autor: kasomicu.
Rated: Nc-17
Categoría: Slash.
Género: Drama, leve angst.
Advertencia: Twincest, uso de drogas y contenido leve de hetero.
Resumen: Tom y Bill vuelven a encontrarse luego de un incidente turbio que pasó entre ambos. ¿Podrán las cosas arreglarse o simplemente empeorarán?


Capítulo único


Bill estaba ansioso, le temblaban las manos y sentía seca la garganta. Hacia meses que no consumía, y no planeaba hacerlo; su vuelo aún no aterrizaba y el síndrome de abstinencia lo tenía así, lo atacaba cuando menos se lo esperaba.  Sudaba, y se concentraba en la música que salía de sus audífonos.
Estaba hecho una mierda, pero la idea de ver a su hermano lo animaba. Sonrió y cerró los ojos, perdiéndose en la melodía. Un arcoíris se vislumbraba a través de la ventanilla.
Tom sacó su celular de su bolsillo y vio la hora, Bill llevaba una hora de retraso, y no podía evitar preocuparse.
Vio una cabellera rubia alborotada y un brazo agitarse en su dirección. La sonrisa del menor era inconfundible, por más que había cambiado de look e incluso poseía más tatuajes… pero a pesar de todo, seguía siendo su gemelo, al cual amaba y quien seguía provocándole que bichitos se removieran en su bajo vientre.
Aún recordaba la noche en que, como siempre, Tom se encargaba de llevar a Bill a buen resguardo para que no se enterase su madre de que estaba drogado. Lo diferente fue que en aquella oportunidad Tom estaba ebrio, y no podía conducir, así que decidió quedarse en casa y hablar con Bill, sobre todo lo que sucedía, el cómo las drogas arruinarían su vida, en cómo debía decirle a Verina que dejase de dárselas porque lo estaba hundiendo en el mismo hoyo que ella.
Debes entender que es por tu bien, Bill. No… no quiero verte asípidió Tom, sintiendo que le oprimían el pecho.
Eres un aburrido, Tom. Extraño cuando solíamos hablar de todo y nada a la vez. Cuando nos tirábamos en el piso a escuchar música y fumábamos cigarrillos a escondidas creyéndonos los más malotes del salón. Eh, ¿te acuerdas? preguntó Bill con las pupilas dilatadas y la mirada perdida.
Sí, las cosas eran así antes de que conocieras a Verina y te enamoraras perdidamente de ella, ¿cuánto tiempo van? ¿Tres años?cada palabra que salía de sus labios le dolía en el alma. Sabes… yo te amo y me jode que estés con ella.
Yo también te amo, hermanito. —Bill extendió los brazos en su dirección y Tom se tambaleó, no podía ser cierto lo que le estaba diciendo. Se lo decía porque lo amaba de forma fraternal, y no es que él no lo amase así, sino que… no podía ni conectar bien sus ideas.
De pronto sintió furia, furia porque Bill se drogaba, furia porque estaba con Verina, furia porque jugaba con sus sentimientos sin notarlo y lo empujó, hasta hacerlo chocar contra la pared y quiso golpearlo, pero Bill le metió las uñas en el rostro y lo besó.
¿Por qué? No lo sabía exactamente, porque el “te amo” en sus labios no sonaba sincero.
Fue cuando Tom sintió los labios de Bill en su cuello es que se supo perdido.
Tenían dieciocho años, ninguno de los dos era virgen, pero se sintió como la primera vez.
Aquella vez fue la primera ocasión que se acostó con un hombre, pero no era cualquiera, porque él no lo haría con cualquiera, era la persona a la que más amaba en el mundo. Para que al siguiente día… Bill volviera a los brazos de Verina.
Recordaba la sensación en su piel y cómo todo se sentía amargo, como día con día tenía que lidiar vivir con la misma persona que había hecho añicos con un solo acto, todo lo que le había dado.
Tom decidió tomar su propio camino, viajar a Estados Unidos y trabajar ahí. Y ahí estaban, abrazándose como si nada hubiera pasado, tratándose como hermanos, con el dejo de incomodidad y la tensión sexual que dejaba rezagos.
Había pasado mucho tiempo, Bill había terminado con Verina, y había dejado las drogas.
—Te dejaste crecer la barba —mencionó Bill, señalando lo obvio, mientras que Tom le ayudaba con sus maletas.
—Y tú estás rubio.
—Nací rubio, es natural.
—Sí, claro, oxigenado —chanceó Tom, encantándole ver a Bill sonreír, perdonándole todo con tal de no perderlo.
Bill le sacó la lengua y se subieron al carro de Tom.
—Tom, tengo que hablar contigo —le dijo mientras pasaban por una curva.
—Dime.
—Yo… quiero pedirte disculpas por lo que pasó, ya sabes, yo fui un patán. Estuvimos juntos y no supe valorarlo, pero…
—Eso ya no importa —rebatió Tom, interrumpiéndolo, no quería hablar de ello, no podía.
—No, sí importa, a mí me importa. Quiero decirte que prometo no decepcionarte de ahora en adelante. Prometo ser mejor, en todos los sentidos que pueda. Quiero todo contigo —soltó Bill, mirando fijamente a Tom, reuniendo todo su valor para decírselo.
—Tú siempre viniste a mí, ¿sabes? Para que te cuidara, y yo lo hice cada vez que pude, cuando ella te dejó de lado también estuve para ti y no entiendo cómo esperas que yo acceda a esto después de lo que hiciste. Una cosa es dejarlo en el pasado y otra es ahondar en ello —explotó Tom, sintiéndose confundido. Un parte suya anhelaba decirle que sí y tomarlo entre sus brazos, pero su otra parte le decía que tenía que mantenerse digno y no como cualquier pañuelo que recoge y vuelve a desechar cuando quiere.
—Pero Tom… yo no te decepcionaré, no de nuevo —repitió Bill, sintiéndose desesperado.
—Tengo una oferta de trabajo y para eso debo viajar, pensaba no aceptarla, pero estoy planteándomela ahora mismo —mencionó Tom.
—Quiero… quiero irme contigo hasta el final, no importa así tenga que viajar de nuevo, no quiero perderte, no quiero que huyas.
—Si viniste desde Alemania para esto, puedes irte comprando tu pasaje de regreso —concluyó Tom—. Y ni te molestes en desempacar, porque al menos conmigo ya no estarás.
—Pero Tom…
—No. —Era su última palabra, y Bill sentía que también su oportunidad de tenerlo se desvanecía, por lo que, sin pensarlo bien, intentó besarlo, provocando que casi choquen con otro vehículo.
Tom se detuvo y lo empujó, con los recuerdos acumulándose en su mente, pasando como una película por ella. Luego Bill arremetió de nuevo y esta vez no se lo impidió, terminando por colisionar sus labios con los del contrario. No sabía en qué lío se estaba metiendo pero lo único que sabía es que le encantaba el gusto de la boca de su gemelo, la sensación de que ahora Bill era el desesperado y no él…
Después de un momento se separaron y Bill sonreía de nuevo.
—Esto no significa nada, solo fue un momento de debilidad. Te voy a llevar de regreso al aeropuerto —sentenció Tom con el ceño fruncido y eludiendo la mirada de Bill.
La sonrisa de Bill se congeló en sus labios.
Tom llegó a Nueva York y suspiró, su intención era no perder a Bill y ya lo había perdido. Pero es que no podía simplemente acceder a algo después de lo que había pasado entre ambos, después de la manera en que lo traicionó…
Estaba desempacando cuando tocaron el timbre.
—Qué raro, no espero a nadie, y el único que tiene mi nueva dirección es Andi —dijo en voz alta para dirigirse a la puerta de su apartamento.
—Hola —saludó Bill del otro lado.
El corazón de Tom latió acelerado y sintió que se le iba a salir del pecho. ¿Qué hacía Bill ahí?
—¿Qué haces…?
—Te dije que te iba a seguir hasta donde vayas, al fin del mundo si es necesario.
Se había tomado la molestia de averiguar a dónde iba y luego seguirlo, era… aterradoramente lindo.
Lo jaló de la camiseta hacia dentro del apartamento y le dejó un beso que cargaba todos los años de sufrimiento en silencio, uno que al principio fue torpe pero luego encajó de forma natural.
—Terminemos lo que empezamos —dijo Bill, y Tom no sabía si se refería al beso, o a lo que pasó años atrás, sin embargo, no le importó y cerró la puerta.

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