Capítulo 7: Especial
Estaba bien para Tomie, no había
planeado nada, fue una idea del momento, el querer hacerle conocer a Billie su
mundo. No sabía por qué, usualmente la que observaba y aprendía cosas de los
humanos era Tomie, pero ahora quería compartirlo con la morena, la cual parecía
estar rota por dentro. Cuando sintió que apretaron su mano con demasiada fuerza
fue que se percató de lo que se había olvidado, debido a que no todo lo que
estaba bien para ella, estaba bien para Billie, su humana.
“Aire”.
Soltó una burbuja de los labios, acercó
su mano libre hacia la burbuja y sopló en dirección al rostro de Billie; la
cual estaba extrañaba y parpadeó consecutivas veces al sentir que la burbuja la
envolvía y luego notar que podía respirar con normalidad.
―Es como magia ―musitó y luego se tocó
la garganta, al percatarse que podía escucharse.
―Quizá es porque lo es ―acotó Tomie,
acariciándole torpemente la mano. Había sido muy descuidada con ella, no podía
permitirse que le sucediese algo a Billie.
Una sonrisa se anidó en sus labios y
sintió que las mariposas dormidas en su interior cobraban vida.
…
Era tan fluido el atravesar el mar, y
Billie sabía que no se tratara porque supiera nadar, sino parte de la esencia
de Tomie le había transmitido, parte de aquella magia.
Se podía apreciar la entrada a una cueva
en la cual ambas ingresaron, y apenas Tomie tocó la pared su piel se tornó
azulina y sus ojos adquirieron un matiz verdusco, sus delicadas rastas ahora se
veían toscas, pero aún así miró con dulzura e inocencia en dirección a Billie.
—¿Qué te pasó?
—Esta es la forma que tomo cuando estoy
en mi hogar. Espero no asustarte.
—No, pareces la versión sexi de pitufina
—rió Billie, Tomie parpadeó sin comprender—. Olvídalo.
—Tú y tus cosas de humanos —le sonrió.
—Son reacciones frente a ti, a ti y tus
cosas de sirena —refutó Billie, y de la nada Tomie le dio un pico, succionando
levemente su labio inferior para luego alejarse con una sonrisa pícara.
—¿Y cuáles son tus reacciones frente a
una sirena haciendo cosas de humanos?
Billie se sonrojó y no respondió.
…
Después de nadar otro tanto llegaron a
un sitio donde era hueco pero iluminado, y salieron de la nada un montón de
sirenas y tritones con expresiones no muy amistosas al ver a Billie; sin
embargo, la expresión de Tomie tampoco era amistosa, como si esperase que se
acercasen para atacarlos.
—Ella es mía —dijo con determinación y
sus ojos peligrosamente en cuanto uno de los tritones acortó la distancia. Bill
sintió algo dentro de sí cuando dijo que era “suya”.
—Madre dirá que es otro de tus jueguitos
y que la desecharás después, no has tenido por qué traerla aquí. Te la hubieras
comido como hacemos nosotros.
La frialdad con la que hablaba asustó en
parte a Billie, pero luego vio que unas escamas se formaron sobre los brazos de
Tomie y que mostró sus dientes y se sintió “a salvo”, al menos por ese
instante, y porque sabía con certeza que la sirena no planeaba comérsela.
—No es un jueguito. Yo ponía en buen
resguardo a esas personas de ustedes, que querían atraerlos hasta aquí para
absorber sus almas —gruñó Tomie, tomando su mano y alejándose moviendo la cola
rápidamente.
—¡No vayas a hacer alguna estupidez!
—¡Se la presentaré a Madre y eso no te
incumbe!
Billie parpadeó no comprendiendo nada de
lo que sucedía a su alrededor.
—¿Me presentarás a tu madre?
—A Madre, la sirena de mayor jerarquía
aquí. ¿Te molesta eso? —le preguntó batiendo las pestañas y reduciendo la
velocidad hasta detenerse.
—Pues no sé qué significa eso. ¿No me
comerá, cierto? —rió nerviosa Billie.
—No —negó con la cabeza también riendo—.
Solo quiero que te conozca porque eres un humano especial.
“Un humano especial”, pensó, un humano
especial para las sirenas. Pensó en Colette, en los bastardos de su escuela que
le habían hecho bullying, en sus padres, y determinó que no había sido especial
para nadie hasta ahora. Y lo era precisamente para un ser sobrenatural. No supo
cómo sentirse con eso.
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